Crítica: El Club de los Jóvenes Multimillonarios – Ellos tienen mucho dinero y la película muchas fallas

Que Kevin Spacey en una de las peores actuaciones de su carrera (y probablemente la última) sea lo mejor de El Club de los Jóvenes Multimillonarios (“Billionaire Boys Club”) no puede ser una buena señal. Desafortunadamente, Spacey es lo medianamente destacable en este drama criminal mal hecho; que aunque no llegó a las salas (de ningún país excepto Estados Unidos), se puede ver en Filmin y dentro de poco en Movistar+.

La carrera de Spacey cayó en picada el otoño pasado después de que más de una docena de hombres lo acusaron de conducta sexual inapropiada. Netflix despidió al actor de su papel protagónico en House of Cards; Ridley Scott lo editó fuera de Todo el dinero del mundo, solo unas semanas antes del esperado estreno de la película. A Scott no le tembló el pulso para volver a rodar las escenas de Spacey como el multimillonario J. Paul Getty, reemplazado por el gran Christopher Plummer, que fue nominado a un Oscar. Qué cosas.

Un cambio de último momento de tal magnitud probablemente no fue posible para El Club de los Jóvenes Multimillonarios por muchas razones. Primero, la cinta contaba con un muy bajo presupuesto. Segundo, a diferencia de Todo el dinero del Mundo, Spacey salía en más escenas. Tercera, la película fue rodada hace casi tres años. Además, aunque hubiesen eliminado a Spacey del metraje; incluso, aunque hubiese sido otro actor desde el comienzo, nadie hubiese sido capaz de rescatar esta películas de la ruina. Ni Meryl Streep.



Qué nos cuenta El Club de los Jóvenes Multimillonarios

En realidad, una historia súper interesante, pero lo hace de la peor forma posible. Dirigidos por su amigo, Joe Hunt, un grupo de hombres acaudalados de la década de 1980, Los Ángeles, idearon un plan para enriquecerse rápidamente con un Esquema de Ponzi. El plan termina mal para todos los involucrados cuando Hunt y su amigo Tim Pitt terminan asesinando al inversor y estafador Ron Levin.

El Esquema de Ponzi es una operación fraudulenta de inversión que implica el pago de intereses a los inversores de su propio dinero invertido; o del dinero de nuevos inversores. Este sistema consiste en un proceso en el que las ganancias que obtienen los primeros inversionistas son generadas gracias al dinero aportado por ellos mismos; o por otros nuevos inversores que caen engañados por las promesas de obtener, en algunos casos, grandes beneficios. El sistema funciona solamente si crece la cantidad de nuevas víctimas. ¿Cómo se esto? Pues porque lo he tenido que buscar en Wikipedia; ya que la película se pierde en un montaje torpe y un guión desastroso; que se tambalea en situaciones que no aportan nada a la historia principal.



Imitar no es homenajear

Basado en una historia real, El Club de los Jóvenes Multimillonarios cuenta una historia familiar. Se ha hecho mucho mejor en muchas otras películas como Wolf of Wall Street de Martin Scorsese y Wall Street de Oliver Stone; como ejemplos obvios. El subgénero de estas películas, catástrofes económicas, también impulsa las más recientes 99 Homes y The Big Short. Comparado con esos trabajos, El Club de los Jóvenes Multimillonarios, no tiene NADA que hacer.

Lo peor es que la película no disimula en sus ánimos de imitar a la mencionada película de Scorsese; porque una cosa es homenajear; otra cosa es copiar y James Cox trata de absorber el ambiente eufórico de la cinta del Wolf Street; es que hasta Taron Edgerton trata de imitar de la manera más burda a Leo DiCaprio; eso mientras recita líneas tan espantosas como “Piensa en grande y serás grande“, “Este es nuestro boleto al trato del siglo“.



Una sucesión de errores

Los fracasos de la película incluyen la decisión de hacer que el sociopatólogo del personaje de Egerton haga una narración en off innecesaria. Pero es que Taron que ha derrochado encanto y talento en películas como Eddie The Eagle está directamente fatal; da pie para que Ansel Elgort le apoque en cada escena que comparten; ya que a diferencia del primero, este no está ni sobreactuando ni imitando a otro actor; y en el grupo de los sobreactuados cae Spacey aunque a diferencia de los jóvenes protagonistas tiene más experiencia en este tipo de personajes: sociopatas manipuladores.

El Club de los Jóvenes Multimillonarios sufre aún más por los cambios tonales de la narración. Las primeras escenas son euforicas. Joe y Dean se convencen a sí mismos de que pueden tomar dinero de las familias adineradas de Los Ángeles y hacer una matanza financiera. Todo lo que sube tiene que bajar. Su imprudencia los sumerge en una caída libre y desesperada. El asesinato sucede. Y así cae la “emoción” de los primeros 20 minutos en un lúgubre y eterno final. El otro enorme pecado es desperdiciar a dos talentos como Emma Roberts y Billie Lourde a extras con frases.

El Club de los Jóvenes Multimillonarios es una película torpe, aburrida, sin un buen ritmo que se pierde porque se toma demasiado en serio mientras imita grandes referentes del género; lo que hace que no tenga personalidad ni que despierte interés en el espectador.

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