Crítica de cine: La la land La ciudad de las estrellas
Tenía muchas ganas de ver esta película porque el director Damien Chazelle, es el mismo que estuvo detrás de las cámaras y el guión de Whiplash.
En su anterior película ya demostró un dominio total de la cámara, el ritmo, el guión y la dirección de actores. Esta película demuestra que Whiplash no se rodó de casualidad. Con tan sólo 31 años, este director y guionista que escribió guiones como la extraña Calle Cloverfield 10 o el menospreciado thriller Grand Piano, nos está prometiendo que va a regalarnos mucho cine y que aunque aun no ha rodado su obra maestra, nos hará disfrutar con cada película.
Con respecto a esta película, dice su director:
Quería hacer una película acerca de dos soñadores, cuyos sueños les unieran y que también los separaran. Quería tratar la manera en que el artista equilibra sus relaciones con el arte y otras personas. En esta ocasión lo he querido contar a través de la música con canciones y bailes, porque pienso que el género musical es un gran vehículo para expresar el juego de malabares que representan los sueños y la realidad.
La película
Las expectativas que ha levantado con su trailer y los premios que lleva ganando (tiene todas las papeletas de llevarse una buena cantidad de Oscars), pueden provocar desilusiones.
Estamos ante un musical al estilo más clásico. Tal y como se hacían en los años cincuenta y sesenta. Extraordinariamente rodado, con canciones pegadizas, un diseño de vestuario redondo y unos actores que sin saber cantar, bordan su papel. Pero sigue siendo un musical al estilo clásico. Es bobalicona, la historia es simple y el argumento no tiene mayor peso que el de chico conoce a chica. Con esto no quiero decir que esté mal escrita, pero si advertir que desde mi punto de vista no es la presunta obra maestra que venden en todos los medios.
Podemos dividir la película en tres partes muy claras.
Un principio espectacular en una aburrida autopista en donde se da un golpe sobre la mesa, marcando el estilo de lo que va a ser la película. Colorido, con gran peso en las canciones y con ritmo en la cámara. Aquí se presentan los cuatro personajes de la película, él, ella, la ciudad de Los Ángeles y la música.
Una parte central en la que el peso de la realidad puede con los cuatro protagonistas. Dramática y con menos colorido.
Una parte final en donde se retoma la fuerza del principio, aunque por la historia que quiere contar, muestra una ciudad apagada y con canciones más lentas que al principio.
Para las coreografías, Damien Chazelle contó con Mandy Moore que dijo sentirse especialmente satisfecha por la creación de un baile en ingravidez en el Planetario. Los bailes no tienen nada que ver con lo que estamos acostumbrados. Funcionan gracias a una mezcla de vestuario, color, uso de la cámara y ritmo. La estética es tan importante como el propio baile.
Para la composición, Damien Chazelle volvió a contar con Justin Hurwitz, su coguionista y compositor en todas sus películas. El resultado es que al igual que con Whiplash, la banda sonora es esencial para poder entender cómo se sienten los protagonistas.
Toda la película desprende amor por el cine y el jazz. Al igual que en todas sus películas, el director vuelve a hablar de la lucha entre conseguir éxito profesional en el arte y la vida personal.
Los actores
Emma Stone y Ryan Gosling ya demostraron tener química en Crazy stupid love. Ambos saben que no son cantantes, pero disfrutan haciéndolo y eso se ve en la pantalla. Emma Stone es una actriz que tiene una capacidad tremenda y además sabe hacer el payaso como demostró en el show de Jimmy Fallon.
Por su parte, Ryan Gosling dijo en varias entrevistas que es un gran fan de los musicales clásicos. Puede sonar a frase para vender la película, pero al verlo en la pantalla, ves que no está mintiendo. Disfruta haciendo los números musicales y lo transmite.
Por supuesto Damien Chazelle volvió a llamar a J.K. Simmons con el que trabajó en Whiplash, para un papel de dueño de bar gruñón.
LA VALORACIÓN
Bazofia — Del montón — Entretenida — Buena — Muy buena — Obra maestra
Grandísima película que arrastra demasiadas falsas expectativas. Si vas con la mente limpia, disfrutarás del espectáculo y te quedarán ganas de volver a verla.
El director ha decidido hacer buenas películas sin importarle las modas o el marketing. Nadie se esperaba que un género muerto y enterrado como el de los musicales románticos pudiera funcionar. Pero tal y como demostró en guiones como Calle Cloverfield 10, a este director no le importa en absoluto que le adviertan que puede fracasar. Está empeñado en traernos películas originales.
Fuente: este post proviene de Relatos escritos, donde puedes consultar el contenido original.
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