Cómo identifico a las personas tóxicas: Mi manual personal

De entre todas las entradas que publiqué el año pasado, fueron las relacionadas con el bienestar psicológico las que más habéis leído y por tanto las que más han triunfado. Concretamente, parece que hay dos que os gustaron especialmente: 10 factores clave que me ayudaron a recuperarme y 10 prácticas que me ayudan a mantener el pensamiento positivo con éxito. Una de las cosas que os contaba en el primero, era lo importante que fue priorizarme y alejarme tanto de los malos rollos como de los malrolleros, durante esa fase en la que debido a la enfermedad, tan solo apostaba por salir adelante. En el segundo desarrollaba al detalle, esos aspectos que pongo en práctica día a día y me permiten mantenerme positiva. Y como consecuencia, me ayudan a reducir el efecto tan dañino que el estrés parece tener tanto en mi mente como en mi cuerpo.



Evitar a toda costa lo negativo (en este caso, refiriéndome a personas), era un aspecto común en ambas entradas del blog. Tender a rodearme de esas personas que solo suman, con las que puedo ser yo misma, no me juzgan, están para lo malo y se alegran siempre de lo bueno: fue clave para que llegara a conseguir un estado de calma, felicidad y estabilidad emocional. Y te preguntarás, ¿cómo puedo lograr yo eso? Cómo sé, ¿quién es y quién no es bueno para mí? Ya os adelanto que en este asunto, no hay nada que sea cien por cien objetivo. Más bien, se trata de una apreciación muy personal y que debemos hacer guiándonos por lo que sentimos. La clave estaría, en identificar cuáles son esas personas de nuestro entorno que sacan a flote nuestras emociones no saludables, como es el caso de la tristeza, el miedo o la ira. Vamos, esas que consiguen desestabilizarnos emocionalmente.


Identificarlas no es difícil si te lo propones de verdad porque en realidad, todos sabemos quién nos hace sentir bien y quién nos hace sentir mal. Otra cosa es que no queramos o no nos interese verlo y ponerle remedio. Sea como sea, lo que quiero es ayudarte con esta tarea. Y por eso, voy a compartir contigo algunos consejos que me funcionan a la hora de identificar a esas personas que siento que son tóxicas. En mi caso, sé que una persona no es buena para mí cuando:

1. Continuamente habla de sí misma, sin importarle la situación o el momento (a veces, grave) por el que esté pasando yo. Conversar con ella solo funciona de manera unidireccional y cuando trato de hablar de mis cosas con ella, cambia rápidamente de tema porque no le interesa.

2. Hace comentarios que me hacen sentir mal (y lo sabe) y en ellos predomina el menosprecio, la envidia o el famoso hincapié en hacerme de menos.

3. Es una profesional en dejarlas caer, en usar la ironía o las bromas como excusa para dar donde más duele. Esto se debe, a que utiliza lo que un día le conté (con total confianza) como arma arrojadiza. Sabe jugar sucio, vaya.

4. Cuando decido encararla (que en mi caso, lo hago mucho), se hace la víctima y consigue dar la vuelta a la tortilla. Suele reaccionar de malas maneras e incluso, me desafía o chantajea. A veces, me hace sentir culpable o como si hubiera hecho algo mal. Y todo eso, tan solo por opinar diferente.

5. Después de estar con ella, me noto con menos energía y mal humor. En mí solo afloran emociones negativas como la ira o la tristeza. A veces me siento impotente porque por una cosa u otra, no me atrevo a terminar mi relación con ella.

6. Quedar con ella cada vez me gusta menos, me cuesta, lo intento evitar y acabo por dosificarla. Esto se debe a que simplemente me siento mejor, cuando no la veo.

7. Me recuerda continuamente mi historia personal y no me deja avanzar. Nunca me dice nada positivo acerca de mis éxitos actuales o se interesa al detalle por lo que hago (sobre todo, si me va bien). Probablemente porque no acepta que tomara otro rumbo en la vida y avanzara en otra dirección a la suya, tanto personal como profesionalmente.

8. Suele creer saberlo todo pero en realidad no sabe nada. En ella predomina una inseguridad transformada en sentimientos de superioridad y grandeza, no acordes con la realidad. Y también suele tener opiniones y puntos de vista totalitarios y bastante raros.

9. Nunca se adapta a mí, pero yo sí tengo que adaptarme a ella. Por ejemplo, siempre acabamos quedando donde a ella le viene bien, hablando de lo que ella quiere o haciendo absolutamente todo lo que se le antoja. ¡El colmo de la incongruencia!

10. Me doy cuenta de que todos los que se alejaron de ella, lo hicieron por el mismo motivo que yo. Estar con ella, les hacía sentir de todo menos cómodos o satisfechos.

11. Habla mal de todo el mundo, crítica sin piedad, se centra en lo superficial, se compara sin pausa y no es de esas personas que de primeras suela dar una buena impresión. ¡Siempre tiene mala cara!

12. No respeta el significado de la palabra NO. E insiste e insiste.

13. Apenas me conoce. Más que nada porque por evitar discusiones o situaciones incómodas, evito contarle lo qué hago, mis sentimientos u opiniones. La imagen que tiene de mí se quedó anclada en esa época, en la que me comportaba con ella de una manera abierta.

14. No comparto ni mi filosofía de vida ni los valores más esenciales con ella. Durante la juventud o la etapa universitaria, esto no solía ser un gran problema para mí y mantenía a flote las amistades. Supongo que sería porque éramos más jóvenes y nos centrábamos en aspectos más superficiales de las relaciones. En cambio ahora, le doy mucha importancia a este aspecto.

15. En ocasiones, puede resultar muy agresiva verbalmente. Sobre todo cuando se relaja o quiere hacerse la simpática. A veces usa términos despectivos para hablar mal de ciertas personas, tan solo por tener una diferente condición social, sexual, raza o religión. Ojo en este punto porque la cosa siempre va a empeorar.

16. Cuando la necesitas de verdad, desaparece. Y cuando no la necesitas para nada, vuelve. Lo mejor que te puede pasar es que la primera opción, se produzca de una manera permanente.

17. No suele tener una vida en la que predominen los hábitos saludables, lo cultural o lo artístico. No valora los detalles, no viaja mucho y tampoco es inspiradora. Aún menos, tiene una conversación interesante. Hablar con ella, cada vez me resulta más cansino y aburrido.

18. Cuando empiezo a tomar distancia, predominan los reproches constantes. Sea el momento que sea, aprovecha para recordarme que hace mucho que no me ve, que no entiende nada y no sabe qué me pasa. Me puede haber pasado algo increíblemente bueno, pero ella me escribe solo para decirme eso.

19. En ella abundan los prejuicios, carece de empatía y es excesivamente intolerante. A veces son víctimas de su frustración y pueden llegar a cambiar con el paso del tiempo. Sin embargo, otras personas son así porque quieren y simplemente hay que aceptarlo.

20. Solo cuando me alejo de una manera drástica de ella, me doy cuenta lo tóxica que era. Más que nada porque me noto liberada y plena. Y no se me ocurre una mejor época que la actual, para reflexionar profundamente sobre este tema. En este tiempo de pandemias, cuarentenas e incertidumbre que nos está tocando vivir, no nos queda otra que reducir el contacto social y mantener la distancia. Así que haz como yo y aprovecha para hacer una buena limpieza de agenda.



¿Qué me dices? ¿Algo de esto te suena? Nunca es tarde para apostar por el bienestar emocional. Y una manera de hacerlo, es fomentando un círculo sano de relaciones familiares y sociales. Tómate tu tiempo para cerrar la puerta a esas personas tóxicas y abrirla poco a poco, a esas que son realmente buenas. Hazme caso y apuesta por ti porque ganarás día a día en felicidad y salud, tanto física como psicológica.

¡Y hasta aquí ha llegado el post de hoy! Espero que te haya gustado, te hayas entretenido leyéndolo y a ser posible, te haya inspirado. ¿Y tú? ¿Sabes identificar a las personas tóxicas? ¿Sueles alejarte de ellas? ¿Cuál es tu estrategia? No dudes en compartir tu experiencia u opinión sobre este tema en los comentarios. Pero mientras te lo piensas, te envío un abrazo.

Por cierto, los meses de julio y agosto reduciré las publicaciones en el blog. Esto quiere decir que habrá un nuevo post: semana sí, semana no. Pero me mantendré bastante activa en Twitter e Instagram, donde como hasta ahora compartiré: mi día a día, ideas de decoración, rincones con encanto de Berlín y un montón de cosas más.

Fuente: este post proviene de ein Tag mit Pepa ⃒ un día con Pepa, donde puedes consultar el contenido original.
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