Yo siempre suelo guardar cáscaras de naranja y limón ralladas en el congelador, porque son perfectas para decorar postres o añadir a la masa de bizcochos por ejemplo, pero está no es la única utilidad de la piel de naranja.
Otra forma genial de aprovechar las cáscaras es elaborar ambientador natural. Troceamos la piel de la naranja y la pinchamos con clavos (especia) y lo colocamos en un cuenco de cerámica sobre un radiador. Así de simple.
El calor irá secando las pieles e irá desprediendo un agradable aroma dulce. Una vez completamente secas las pieles, quedan rígidas, pero mantienen el olor, y se pueden usar como potpourri en cestas y cuencos.Si te ha sido útil o te ha gustado el artículo, ayúdame comentando y compartiéndolo con tus amigos haciendo click en el botón de Facebook, en el de Twitter o Google+.
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