Me encanta ir al cine, sobre todo en invierno, me parece un plan perfecto para salir de casa, ponerme al día de los estrenos y disfrutar del séptimo arte en buena compañía y con unas buenas palomitas.
Es verdad que en verano apetece menos meterse en una sala de cine pero, ¿y si lo trasladamos al aire libre? Desde el verano pasado, las noches de cine al aire libre se han vuelto tradición en mi familia. Es una excusa perfecta para pasar un rato juntos, mientras vemos una nueva película o revisionamos algún clásico. ¡No me digáis que hacer una buena sesión de cine al aire libre no es un plan perfecto para las noches de verano!
Todo comenzó tras ver una fotografía en Pinterest, como no, esa red social que nos crea necesidades y nos inspira para tener una vida más "bonitista". Tras fichar esta foto, mi chico y yo comenzamos a mirar ofertas de proyectores, hasta que dimos con uno que, en relación calidad-precio, nos pareció más que aceptable. El aparato en cuestión es éste y, desde nuestra experiencia sólo puedo decir que estamos muy satisfechos, tanto que en invierno lo tenemos conectado en nuestro cuarto, tal como os comentaba en este tutorial.
Lo primero que necesitaremos, aparte de un jardín, es una alargadera en la que poder enchufar el proyector a la red eléctrica. El siguiente paso será conectar la salida de vídeo del ordenador al proyector y, después, conectar el ordenador a unos altavoces externos para conseguir un mejor sonido. Dichos altavoces pueden ser los típicos de ordenador o, como en nuestro caso, pueden ser los de un equipo antiguo de sonido que tenga entrada auxiliar (AUX).
Si sois afortunados y vuestro proyector tiene una entrada USB que os permita reproducir las películas, no necesitaréis tener un ordenador conectado como "centro multimedia", al igual que si vuestro proyector tiene unos altavoces integrados lo suficientemente potentes. En cualquier caso, estos proyectores ya se van un poco de precio.
Otro requisito indispensable es tener un bastidor o soporte en el que colocar una sábana blanca que hará la función de pantalla. Mi suegro, que es un manitas, se vino arriba y lo construyó a lo grande, con unas barras que permiten subir y bajar la "pantalla" a la altura deseada. Sin embargo, tampoco es necesario complicarse la vida, basta con tener una pared blanca o un cordón de los de tender la ropa y plantar ahí la sábana ;)
Y el resto es darle un poco de vidilla colocando y decorando el entorno a nuestro gusto. Para esta sesión, la película elegida era un clásico que, por muchas veces que lo vea, me sigue fascinando: Parque Jurásico. Para ambientar el lugar compramos unas antorchas de jardín que funcionan con aceite antimosquitos, colocamos unas luces led típicas de Navidad en un par de árboles y pusimos unas mesas de jardín con algo de atrezzo: un dinosaurio de madera, unos farolillos y unas velitas. ¡Ah! Y, por supuesto, no podía faltar una mesita con bebidas y palomitas.
Además, como en Galicia las noches suelen caer fresquitas, cogemos nuestras mantas del sofá y ¡listo!, cada uno tiene preparada su butaca para disfrutar de una sesión de cine al aire libre.
Quizá no nos haya quedado tan bonito como la fotografía de Pinterest que nos había inspirado, pero lo cierto es que, gracias a ella, disfrutamos de muchas noches de verano en familia, hecho que cada año que pasa valoro mucho más.
¿Y vosotros? ¿Habéis probado a hacer cine al aire libre? ¿Tenéis alguna sugerencia para mejorar esta experiencia?
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