Ya de vuelta de nuestro pequeño viaje.
Quienes nos seguís por las redes ya sabéis que nuestro destino azul ha sido el
precioso pueblo de Chaouen en Marruecos, nombre que admite otras formas y
pronunciaciones como Chefchaouen, Chauen, Xauen...
Situado en las estribaciones de las montañas del Rif, al sur de Tetuán, la ciudad
fue fundada a finales del siglo XV sobre un anterior asentamiento bereber para
acoger a muchos de los exiliados musulmanes y judíos de al-Ándalus tras su
expulsión de la Península Ibérica por la Reconquista. De ahí que su apariencia
sea muy parecida a la de los pueblos andaluces, con callejuelas de trazado
irregular y casas encaladas, pero en ellas los tonos azules fueron imponiendo
protagonismo frente al blanco hasta dar esa apariencia única y característica
de esta maravillosa población.
Fue, además, el último lugar en el que ondeó la bandera española cuando a
mediados del siglo XX se traspasó la soberanía de la región del protectorado
español al reino de Marruecos.
Nuestra escapada de seis días ha resultado una experiencia realmente
agradable: hemos podido disfrutar de unas verdaderas vacaciones slow
propiciadas por el tranquilo entorno y por nuestra decisión de centrarnos
únicamente en Chaouen y alrededores en lugar de intentar aprovechar
el viaje para conocer también otras zonas o ciudades de Marruecos.
Como os prometí, traje conmigo muchas fotografías porque cada rincón
del interior de la medina de Chaouen es una postal mágica y única.
De hecho este post incluye sólo una selección de las centenares que tomé y,
como comprobaréis, resulta tan largo y tan azul que uno acaba viendo
la vie en bleu ;-)
Poder disfrutar de este pequeño paraíso resulta además bastante asequible.
Está a sólo una hora de vuelo de Madrid y es fácil encontrar billetes hasta
Tánger en compañías aéreas low cost que no están mal para estos viajes cortos.
Desde el aeropuerto de Tánger se puede tomar un taxi directo hasta Chaouen
por 600 dirham, unos 55 euros, negociando los 700 que piden inicialmente. El
taxi admite de cinco a seis viajeros (grand taxi) y puede ser compartido. El
trayecto dura unas dos horas.
Mucho más barato es ir en autobús (unos 30 dirham), pero para ello hay que
tomar un taxi desde el aeropuerto hasta la estación de autobuses de Tánger,
esperar la salida del autobús (tres autobuses diarios) y el trayecto dura algo
más de tres horas.
Hospedarse resulta igualmente económico.
Conocimos un grupo de jóvenes españoles que compartían habitación triple
por sólo 7 euros la noche cada uno en una pensión que no estaba mal, aunque
carecía de calefacción (necesaria en esta época del año) y con un solo baño
por planta pero, claro, el precio es increíble.
Existen no obstante fantásticos riad u hotelitos con encanto, como el que
nos acogió a nosotros: la habitación doble con baño, calefacción y aire
acondicionado, incluyendo desayuno, nos costó 55 euros la noche.
Con un trato encantador, preciosa decoración y ambiente muy agradable,
os mostraré nuestro B&B en Chauoen en un post exclusivo.
Pero el interior de la medina de Chaouen no es sólo azúl, está salpicado
de los vibrantes tonos de especias, tintes, textiles, maderas...
De las coloridas bombonas de butano...
De los apetecibles alimentos y bebidas...
Textiles, muebles, jabones, aceites, espejos, pufs, alfombras, alimentos, etc.
que son igualmente asequibles y de los que nos trajimos algunos souvenirs
que ya iréis viendo por el blog.
Y gatos, centenares de gatos campando a sus anchas entre tanto azul.
En cambio sólo vimos cuatro perros en toda la ciudad: sorprendentemente
no son muy queridos los canes allí, pero de eso ya os hablo otro día.
Me alegro de estar de vuelta y poder compartir con vosotros nuestra
grata experiencia por esta tierra marroquí.