Esta semana visitamos el Castillo de la Coracera , en San Martín de Valdeiglesias(Madrid).
Quedamos en sus puertas con Víctor Corona, encargado de las visitas y oficina de información y con Pachús Oliva que vivió en este castillo al ser pareja de uno de sus dueños. Sin duda alguna, dos guías de excepción para nuestra visita.
El castillo fue mandado construir por Don Alvaro de Luna, Condestable de Castilla, en 1434, en cuya fecha compró el Señorío de Valdeiglesias, la localidad y su territorio a los frailes del cercano Monasterio situado en Pelayos de la Presa, por la cantidad de 30.000 maravedíes, como cuentan las crónicas.
Muchas eran las propiedades del Condestable, entre otras el Palacio de Villena de Cadalso de los Vidrios.Cuentan que en aquella época una bruja le dijo que moriría en un cadalso, por lo que D. Alvaro, por la asociación con el nombre de la localidad, no visitaba nunca esa propiedad.
Este castillo fue utilizado como residencia y pabellón de caza.A este lugar fue desterrado y posteriormente trasladado a Valladolid donde fue decapitado en cadalso público en la Plaza Mayor el 2 o 3 de junio de 1453, cumpliéndose así la predicción de aquella bruja.
Isabel la Católica residió en el, después de ser proclamada Reina de Castilla, en la conocida Jura de Guisando, por la que era proclamada Princesa de Asturias y reconocida como heredera de la Corona de Castilla el el 18 o 19 de septiembre de 1468.
Durante la Guerra de la Independencia, fue ocupado por las tropas Napoleónicas, y en la Guerra Civil albergue de la tristemente Legión Cóndor.Posiblemente la táctica del conocido bombardeo de Guernica, fue fraguada entre los muros de este castillo.
Ha pertenecido a diversos propietarios que lo han destinado para su uso privado, hasta que en el año 2003 el Ayuntamiento de San Martín de Valdeiglesias y José Fernando Cornejo Pablos, propietarios del 50% respectivamente, constituyeron la Fundación que ostenta hoy en día su titularidad.
Las visiones diferentes sobre el castillo entre Víctor, Pachús, Marina y yo, se hacen evidentes desde el primer momento. Víctor porque está allí todos los días y a ha vivido sus cambios con sus distintas modificaciones, Pachús porque ha vivido en el castillo y casi me atrevería a decir que de alguna u otra forma forma parte de él, algo que se nota cuando te cuenta anécdotas, vivencias o historias y sientes como cambia en cuanto traspasa sus muros, Marina como alguien que lo visita por primera vez y yo, que ya he estado aquí mas de una ocasión.
Atravesamos su puerta de entrada, que no es la original, pero lo cierto es que está bien integrada en el ambiente. Nos encontramos una primera piedra, que según nos comentan, dicen que puede ser el resto mas antiguo del castillo, quizás alguna piedra que se utilizaba en la zona de forjas.
Por uno de los pasillos, bordeando la torre, y dónde nos explican, se encontraba el acceso a la fortaleza, llegamos a una zona donde se conservan algunos restos en piedra, de zonas de este enclave.
Nos llama la atención el grabado de la concha de Santiago, símbolo del camino, y es que no olvidemos que el mismo, pasa por esta localidad, San Martín de Valdeiglesias.
Tras D.Alvaro de Luna, el castillo fue adquirido por el Barón de Sacro Lirio. Este noble, enamorado de las antigüedades y el arte, colmó al castillo de obras y restos de otros monumentos . Una prueba de ello son los restos de parte del Palacio de Villena, que anteriormente mencionamos, y piedras que forman la entrada de una capilla, pertenecientes al Monasterio de Santa María la Real de Pelayos de la Presa, y que podemos disfrutar en el patio.
Aquí observamos estas dos edificaciones unidas.Estos restos fueron adquiridos por el propietario en una de las muchas subastas de arte y restos que se prodigaban tras la Desamortización de Mendizabal.
En la capilla se encuentran sepultados los restos del hermano del Barón.
El castillo estaba dividido en diferentes estancias , como nos indican en este gráfico.Bodegas, sala de armas, cocina, estancias…
Subimos las escaleras exteriores que dan acceso a la primera planta.
En esta altura se encontraba la zona de cocina, que en la actualidad, tras la inversión ejecutada por la Comunidad de Madrid, se ha reconvertido en una sala de juntas. Las paredes de piedra del edificio se limpiaron en una actuación arquitectónica anterior, que a pesar de lograr el saneamiento requerido, a nuestro gusto hicieron que el monumento perdiera parte de su esencia histórica.
Para recorrer esta fortaleza debes estar en forma.Muchas escaleras empinadas son las que te esperan para poder llegar a todas las estancias, y por ellas nosotras seguimos el recorrido hasta llegar a la siguiente altura .
Llegamos a la Sala de Armas. Una de las estancias, en aquella época, más vividas en un castillo. Zona de estar de los nobles y sus invitados, presidida por una descomunal chimenea, que nos podemos hacer a la idea la falta que hacía en los inviernos de esta zona. La restauración que antes mencionábamos, se “cebó” sin duda alguna con esta estancia. Dejando al margen el uso de sala polifuncional que actualmente pueda darse a este espacio,o la modernidad mal utilizada por el responsable del proyecto, nos preguntamos como pudo darse luz verde a esta auténtica aberración a un lugar con esta historia, con sus muros llenos de personajes históricos, de leyendas…la tarima elegida, las vigas bastas para este espacio y…la escalera…!!la escalera!!…no podemos pasar página sin exponer nuestra crítica a este fantoche, horrible, fuera de lugar y que a nuestro parecer rompe cualquier encanto de lo que fue la señorial Sala de Armas.
Menos mal que los objetivos de nuestras cámaras, después de este susto, son hábiles en mostrarnos rincones con encanto …
Sólo nos queda subir a lo mas alto, a la cima de la torre, donde las vistas sobre San Martín vuelven a sorprendernos. También es cierto que el tiempo nos acompañaba, y que después de unos días grises y mucho viento, disfrutamos de una tarde soleada que nos dejó disfrutar de estas panorámicas.
Mientras recorríamos este monumento Víctor y Pachús nos fueron contando distintas historias de la vida del castillo. Nos preguntamos que dada la importancia de este enclave en la historia, sabiendo que sus propietarios señoriales habían trasladado a el sus valiosas pertenencias y adquirido otras muchas…¿cómo es que está vacío?…
Tras la titularidad del Barón de Sacro Lirio, el castillo pasó a manos de la familia Corcuera y después a Juan Fernández de Ganza y posteriormente a sus actuales propietarios. Entre esos cambios de unos a otros, las propiedades podríamos decir que fueron “saqueadas”. Cuentan que hasta que llegaba un nuevo propietario salían carretas repletas de artículos.Incluso hay el dicho que se vendían las piedras del castillo a razón de un duro el carro de piedra.
Cabe mención especial a Juan Fernández de Ganza, el era uno de los que contaba que desde que vino a ver el castillo, decidió comprarlo y se hizo el papeleo, cuando llegó ya no existían ni la mitad de las cosas que había dentro de el, e incluso sufrió otro expolio de patrimonio después de su misteriosa muerte.Nadie sabe, o si, donde se encuentran en la actualidad cuadros valiosos que adornaban las piedras de sus muros, su colección de espadas y armaduras, sillares…
En la imagen Juan F. de Ganza, apoyado en un bargueño y bajo el retrato de Carlos II, “El hechizado”.
También podemos ver en la fotografía alguna espada y armaduras de las que hemos mencionado.
Siempre se habla de la existencia de un león y leona en el castillo, pero pocos saben que fue esa la razón por la que este propietario vivía aquí y compró este castillo.Tenía que buscar un hogar adecuado para su leona. El león es posterior. Un fotógrafo lo había comprado de cachorro para posar en sus instantáneas, al crecer, inevitablemente, se lo regaló a Juan.
Aquí tenemos a Michi, que así se llamaba el león.
Incluso llegó a tener también un tigre, que falleció al no soportar el frío del invierno.
Víctor nos cuenta que recuerda a Juan F. de Ganza, entrar a caballo en el mercado de abastos del pueblo cuando el iba con su madre de pequeño.Ciertas son las historias de extravagancias, excesos y alcohol que de el se cuentan.Su muerte sigue siendo un misterio ya que apareció en sus aposentos del castillo y amigos, colaboradores e investigadores de lo oculto, no comparten las tesis de la policía y de una investigación que nunca lo fue. Pocos han asumido, el hecho de que el señor del castillo de La Coracera decidiera, por voluntad propia, acabar con este surrealista reinado, tras 12 años, en 1985.
Como último apunte curioso, podemos deciros que entre estos muros a finales de los 60, época en la que se filmaron algunas secuencias de películas, por el mal estado de uno de los pisos, falleció al caerse, una mujer. Hay quien dice verla alguna noche entre las sombras en la torre.
Lo que si sabemos ciertamente es que en la película “Un vampiro para 2”, con Gracita Morales o Fernándo Fernán Gómez, entre otros, si podrás ver esa chimenea del Salón encendida, la entrada del castillo y otros detalles, como la mítica cama de Juana la Loca, adquirida anteriormente por el Barón de Sacro Lirio y escenario de la muerte de su último morador.
Y así terminaron nuestras 2 horas de visita, que como decíamos en el título está lleno de luces y sombras.Ojalá algún día, mientras Víctor sigue cuidándolo, Pachús pueda verlo con esa vida que reclama.Nosotras por nuestra parte agradecer sinceramente la disponibilidad de ambos ante nuestra llamada, su tiempo, su cancelación de compromisos por atendernos, sus testimonios y por hacernos pasar una tarde más que agradable entre estos muros con historias incontables.
Dejamos este castillo acercando nuestra invitación para que lo descubráis vosotros y despidiéndonos con un beso en piedra firmado por Pachús.
Muchas gracias.