Cada vez que veo un campo lleno de balas de paja me transporta a Adamuz, el pueblo de mis padres, y a mi infancia.
Recuerdo jugar al escondite con mis primos en esos inmensos campos dorados de trigo que había cerca de la casa de mi abuela.
Cuando se recolectaba el trigo y aparecían las balas de paja, nuestro juego cambiaba, a ver quién era más rápido en subir a la cima de la montaña de paja.
Recuerdo que un día en julio del 2011, le dije a Juanlu que me gustaría coger mis cámaras y hacer una sesión de fotos en uno de esos campos... ¿Qué creéis que me dijo? Pues sí, que ya estaba otra vez con mis "flipes místicos", que él iba conmigo pero que no se iba a dejar hacer fotos.
Cogí mi Horizon Kompak, le puse la película de 35 mm Kodak Color Plus 200 y nos fuimos a hacer nuestra, perdón, mi sesión de fotos a las balitas de paja.
Sí, captar un momento bucólico es muy difícil, sobre todo si el fotógrafo y el retratado es la misma persona. Pero bueno, ya soy experta en estas situaciones, así que intento desdoblarme en dos para conseguir el mejor resultado. Tengo que decir, que sin Juanlu sería imposible conseguirlo.
¿Cual es esa fantástica idea has tenido y que para los demás es una locura? ¿Te has atrevido a hacerla?