Hace unas semanas, unos amigos muy majos nos propusieron visitar la torre de televisión más mítica de Berlín. Sí, eso es: ¡la Berliner Fernsehturm! Uno de los símbolos más característicos y probablemente protagonista de la mayoría de los selfies hechos en la ciudad. No sé a vosotros, pero a mí es una de las cosas que más me impresionó la primera vez que puse un pie por aquí. No os tendré que decir que aceptamos encantados. Un cóctel entre amigos mientras disfrutamos de Berlín a 203 metros de altura: ¡menudo planazo de sábado!
En nuestro caso, apenas esperamos colas pues sacamos los billetes online con antelación (PTI: pincha aquí). Concretamente teníamos el billete Fast View Ticket (19,50 euros por persona), con el que podíamos elegir la hora de la visita a nuestro gusto y disfrutar tanto del mirador como del bar. Y qué queréis que os diga, no todos los días se sube a toda pastilla en un ascensor que en 40 segundos te deja a 204 metros de altura...
El viaje relámpago merece la pena. Berlín visto desde el cielo. Una panorámica en vivo a través de la ciudad. Una vuelta a la redonda localizando mis tesoros berlineses favoritos aquí y allá. Muchos rincones familiares y muchos totalmente nuevos. Berlín es tan enorme que a veces me asusta y los contrastes entre el este y el oeste aún siguen sorprendiéndome.
Pero lo mejor estaba por llegar. Ya sentados codo con codo en la barra del Bar 203, aprovechamos la Happy Hour mientras nos poníamos al día. Reconozco que de vez en cuando daba la vuelta al taburete, mientras pensaba lo bien que se estaba allí arriba. ¡Da gusto disfrutar en buena compañía de las que quizá sean las mejores vistas!
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