El chocolate ha sido sinónimo de Bariloche desde 1940, a partir de la llegada de inmigrantes europeos. Hace mucho tiempo que allí se alojan las chocolaterías más importantes del país, que inevitablemente constituyen una de las tantas atracciones existentes en la zona. En algunas de ellas, turistas y curiosos pueden disfrutar personalmente de las diferentes etapas con las que se conforma el proceso de elaboración de este dulce tan rico y popular en todo el mundo. Y en 2007, abrió sus puertas el Museo del Chocolate.
Desde hace más de una década, Bariloche también alberga la Fiesta del Chocolate, que a partir de 2014 comenzó a llamarse Fiesta Nacional del Chocolate. La misma coincide con la Semana Santa y, para estar en sintonía con la temática central de esos días, maestros chocolateros construyen un huevo de Pascua gigante. En la última edición, el vistoso y divertido espectáculo terminó con un huevo de 9,9 metros de altura, que requirió unas 8 toneladas de chocolate para su confección. Finalmente, se repartió en 80 mil porciones, regaladas en el centro de la ciudad tanto a residentes como a visitantes.
Por supuesto que la riqueza barilochense está lejos de limitarse a los encantos de esta pasta hecha a base de cacao. Lagos espectaculares como el Nahuel Huapi, cerros como el Catedral y la frondosa inmensidad del Parque Nacional Los Arrayanes son sólo algunos de los tantísimos atractivos que convierten a Bariloche y sus alrededores en uno de los ejes turísticos principales a nivel regional y nacional.
Se trata de una localidad bella por donde se la mire, realmente muy recomendable en cualquier época del año. Los amantes de la nieve y los deportes de invierno como el esquí la apreciarán mucho más durante el verano europeo, mientras que en el invierno del Viejo Continente se encuentra un destino que puede tener días frescos pero también sol, lo cual da la posibilidad de llevar a cabo otro tipo de planes, sin nieve de por medio