Aceptar que el tiempo pasa
y con él las amistades,
los momentos,
la belleza,
que se consumen.
.
Caer en la cuenta
de que me he vuelto fea
o guapa,
según la mirada.
Sentirte:
sola,
perezosa,
cobarde,
o anticuada.
Reconocer en la mirada
de algunos a los que llamaste
amigos, familia, romances
que ya no te quieren,
que ya no te aprecian,
que ya no importas.
porque ya para ellos...
ya no eres nada.
Y trabajar para gastar.
gastar para disfrutar.
Y si tienes suerte,
disfrutar
con quien aún quieres.
Sí, hacerse mayor.
Parece que llega el tiempo
para robarte el apasionado deseo de vivir.
Las ganas de reir,
o bailar,
o gritar,
o lo que sea.
Es la constante batalla de vivir.
Y si no es así, habrá alguien a tu lado
que intente robarte las ganas
con su cara pro políticamente correcto.
Porque a él o ella el tiempo
les pesa,
les duele,
les roba
lo que un día fueron.
Luchas contra eso.
La pereza de trabajar,
la gente que se va
la factura de la luz
el dolor del qué será,
y ahora qué pasara.
Y lo combates con...
Recuerdos bonitos,
nostalgia puñetera,
gente bonita que viene,
noticias alegres o
pequeñas ilusiones
que otros te regalan,
GRATIS.
Porque no te queda otra.
Ya estás aquí y ahora.
No hay vuelta atrás.
Toca...
aprender a bailar
al son que toca,
aprender a soñar,
a creer en lo que vendrá,
a pensar en ti,
y a morir en paz.
O no es eso...
¿Aprender a vivir?
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