Antes del pitazo inicial ambos equipos rindieron homenaje a los jugadores del Chapecoense que perdieron la vida en esta semana en un fatal accidente aéreo.
Las cámaras de La Liga Santander se lo mostraron al mundo así:
En el primer tiempo hubo mucha intensidad por parte de ambos equipos. El Barça tuvo un par de oportunidades en los botines de Messi, pero sin mayor incidencia. La ocasión más clara del argentino fue de tiro libre. La distancia y la posición del balón hizo que todo el barcelonismo imaginase que Lio iba a repetir el magistral gol que anotó en La Copa América Centenario, pero el disparo fue con muy poca potencia y llegó con facilidad a las manos de Keylor Navas. Terminaba la primera mitad con empate sin goles.
Los quince minutos del descanso sirvieron para que Luis Enrique hiciera las valoraciones necesarias para mandar en el segundo tiempo a un Barça más concentrado y preciso. El gol del equipo culé llegaría al minuto 52 con 22 segundos. Neymar y Messi se iban a poner frente al balón en un lanzamiento de tiro libre. Messi, tapándose la boca, le indicaba a Neymar dónde debía poner el balón, y era nada más y nada menos que en la cabeza de Luisito Suárez, que iba a dar la alegría a todo el barcelonismo.
De ahí en adelante el Fútbol Club Barcelona iba a tener varias oportunidades claras de gol que no pudo concretar. La primera la iba a generar Iniesta, con un pase de los que solo él sabe hacer, luego una genialidad de Neymar que eludió a la defensa dejando la puerta madridista a goce y placer, pero sus ansias por anotar lo iban a traicionar porque enviaría el disparo alto. Demasiada potencia Ney, demasiada.
Minutos más tarde fallaría Messi, y luego Iniesta. A partir de aquí entraría en juego el condicionante “pero”. Minuto 88. Falta innecesaria de Arda cerca del área. Pero ¿Por qué has hecho eso macho? Minuto 89 con 50 segundos. Tiro libre del Real Madrid, nadie marca a Sergio Ramos que conecta de cabeza y la manda al fondo de la portería. 1-1. Pero ¿Qué ha pasado? Pero tuvimos el segundo gol, pero, pero, pero.
Como les dije al inicio, desafortunadamente el fútbol es malagradecido y no premia al que mejor espectáculo ofrece, sino al que hace los goles, y hoy premió al equipo rival porque supo aprovechar la oportunidad más clara que tuvo. Como se dice en el barrio: El que perdona paga, por eso hoy seguimos a seis puntos del líder, gracias a un amargo empate a un gol.