La naturaleza , en su sabiduría, dota a los seres vivos de reglas de vida….nacen , se desarrollan, viven y finalmente mueren , perpetuando así un ciclo de vida que da lugar a otros seres que vendrán después y que estarán inmersos en las mismas leyes, aun cuando dependiendo de ciertos cambios climatológicos o medio ambientales, harán que esa especie, sea animal , planta o materia , mute hacia otra especie o una variación de las anteriores……..
El hombre, en cambio, debe ser ayudado y criado y yendo mas allá, educado por sus progenitores, la sociedad, y los sistemas en los que estos estén ubicados. Decide pero en cierta manera , son sus circunstancias, las que le harán formarse y regirán en muchos casos su futura andadura por este mundo.
Somos seres complejos que vivimos en sociedades complejas, que intentan reglar nuestras vidas. Aun así, se nos dota de cierta libertad para decidir gran parte de nuestra existencia.
Necesitamos relacionarnos e interactuar con otras personas y esa elección puede que sea una de las más importantes, ya que según nos relacionemos, actuaremos e incluso viviremos.Pero quizás, lo que mas influya en nuestra formación y manera de comportarnos , sean los patrones de vida, muchas veces instituidos por la tradición de nuestras sociedades y que determinaran lógicamente nuestra personalidad e incluso nuestros afectos.
Tradicionalmente se nos educaba , no ya como individuos, sino como niños y niñas con roles acordes a nuestro genero y no a nuestras fortalezas, dones o talentos. A las niñas se las relacionaba con el rosa, las muñecas,ser ordenadas y pulcras y saber perpetuar y cuidar a sus crías, dándole al niño, los roles de protector, conquistador,aguerrido luchador y valiente emprendedor, defensor del hogar que juntos formaran.
Pero estos roles eran los que servían en otros tiempos porque hoy en día, las cosas están digamoslo así un “pelin alborotada”….hoy en día hay policías, juezas, políticas, camioneras, pilotas y un largo etc…y ya tampoco sirve lo de la fuerza masculina, porque también hay levantadoras de peso, y celadoras,taxistas y camioneras, policías y un largo etcétera.
Esta de moda la palabra conciliación y es verdad que las nuevas generaciones y las parejas están más de acuerdo, en no ya sólo compartir los trabajos fuera y dentro de casa, sino de conciliar la vida familiar con la profesional….no es ya sólo la mujer la que debe sacrificar su vida profesional por la familia.
Se pide a las empresas que flexibilicen las condiciones y horarios laborales. De esta manera, también los hombres acceden a excedencias por paternidad, ó flexibilización en su jornada laboral ,como parte de una más estrecha colaboración en el cuidado de los hijos
Por ahora y en parte debido a la crisis y el vapuleo del mercado de trabajo, muchas cosas son todavía utopías,como norma general, pero se trabaja en ello y es una cuestión quizás de tiempo, que se mejoren.
Lejos quedan ya los tiempos en que las mujeres no sabían ni siquiera rellenar un cheque y en los que en cualquier decisión, la última palabra , la tenía “el hombre de la casa”….que a veces , ¡ni siquiera sabía donde estaban los vasos en la cocina!….y para que lo iba a saber , si no lo necesitaba, …ni siquiera compraba su propia ropa, para eso estaba la mujer…a él se le dejaba la responsabilidad del sustento de la familia , y el mantenimiento del coche, la casa y la economía no domestica. La mujer en cambio, llevaba el peso del día a día, y se encargaba que la intendencia y funcionamiento de la casa y la familia, fueran perfectas.
En cierto modo las parejas y consecuentemente los roles dentro de la familia, estaban descompensados, ya que la mujer no podía ni en muchos casos quería ser independiente, ni tener opinión en su propia trayectoria de vida.
En el momento en el que se casaba, pasaba de depender de su padre a depender de su marido, y se le exigía el cumplimiento de ciertas tareas y cometidos, pero no se le otorgaba ninguna libertad para hacer o deshacer más que a nivel domestico.
Este modelo perduraba en el tiempo, ya que era ella , la que en su aceptación pasaba a criar a sus hijos (niños y niñas) en este patrón de dependencia total.
Nada que ver con los modelos de pareja de nuestra sociedad moderna, en la que no hay un modelo fijo de convivencia, siendo la tónica preponderante la diversidad y la libertad en los roles, aceptados según convenga a cada una de estas parejas.