¿Cuántas veces has visto por casa, de limpieza u organizando una habitación, ese libro que tanto te gustó, pero que vivió años mejores? Quizá los viajes de Gulliver, a lo mejor enseñanzas sobre astronomía, una recopilación de poemas, o en mi caso, una obra de teatro de 1841... Da igual. Seguro que le colgaban las pastas, algunas hojas estaban casi rotas, pegadas con celo, o sueltas, con el ejemplar descosido. Incluso la portada podría tener una gran mancha rojiza del aceite del chorizo del bocata.
¿Y no has pensado hacer algo? Pobre, igual que cuando se nos rompe la camisa o un jersey renovamos nuestro vestuario. Un libro no es diferente. Cierto es que, en mi caso, los libros antiguos deberían permanecer como recién salidos de imprenta, pero en la mayoría de ocasiones me encuentro que no es así. Y me pregunto: ¿merece la pena adquirir un ejemplar?
En su día me recomendaron que sólo me conformara con lo mejor, pero a veces no existe ese ejemplar, o está atrapado en manos de colecciones privadas de las que nunca saldrá. Por eso, me animé a dar un paso al frente y adquirir estas dos impresiones. Fijaos: parece que les han dado una paliza:
El elegido para probar fue El hijo de la tempestad, Larga-espada el Normando, drama en cinco actos, escrito en francés por Joseph Bouchardy (1841 en la Imprenta de Yenes), y sólo un ejemplar en el catálogo colectivo del patrimonio bibliográfico español (CCPB).
Lo primero que pensé fue llevarlos a Ana Jessen. Esta afamada restauradora hizo milagros con mi ejemplar de Allan Poe, pero más que restaurar, necesitaba un trabajo de encuadernación completo, y me recomendaron a Sanchez-Álamo Artesanos. Me dijeron que lo tratarían con mucho cuidado, y que necesitaban unas semanas para dejarlo bien... la verdad es que el resultado fue magnífico, de hecho, el libro es muy fino (30 páginas) y pensé que resultaría imposible poner el título en el lomo.
Mmm... siento que algunas imágenes no estén bien giradas, tendré que mirar cómo se hace, ya que la original SÍ está girada.
Lo importante: ¿veis que maravilla? Y lo más importante, este ejemplar perdurará aún más en el tiempo, y seguramente me sobreviva, cosa que no hubiera ocurrido dejándolo en su precario estado anterior. Y que no se os olvide que el texto sí es el original y ciertos ejemplares sólo venían cosidos, sin tapa alguna, por lo que ni siquiera deberíamos preocuparnos por si quitamos valor al ejemplar (salvo desastre de encuadernación).
Este verano, adopta un libro y dale un hogar.
¡Saludos!