Primero, tienes que saber que existen tres tipos dentro de la cosmetología: los alfa hidroxiácidos (AHA), los beta hidroxiácidos (BHA) y el ácido hialurónico (AH).
Los AHA trabajan en la capa superficial de la piel solamente y como resultado iluminan tu cutis; por lo general, pueden ser utilizados por la mayoría de los tipos de piel. Dentro de los catalogados como AHA, el ácido glicólico es el más famoso debido a sus beneficios. Por ejemplo, ayuda a remover la piel muerta, con la textura irregular, la pigmentación y la resequedad.
Como exfoliante, es mucho más delicado que cualquier otro con efecto abrasivo y se puede encontrar en cualquier cosa, desde peelings e hidratantes, hasta sueros; aunque se puede usar diario, los expertos recomiendan usarlo dos o tres veces a la semana.
Los BHA penetran más en la piel para eliminar las células muertas y los poros obstruidos, por lo que son ideales para las personas que tienen acné o piel grasa, con puntos negros y espinillas. El más común de ellos es el ácido salicílico, que no solo alivia los poros obstruidos y las espinillas, sino que al mismo tiempo reduce el crecimiento bacteriano.
Aunque es ideal para las personas con piel propensa al acné, funciona de maravilla para cualquier persona que se encuentre justo con brotes: de ahí la razón por la que lo encuentras en muchos tratamientos de manchas.
El tercero, el ácido hialurónico, no es usado como exfoliante, sino como hidratante. Lo que hace es que atrae y retiene la humedad, por lo que puede restaurar la hidratación de la piel a la vez que aumenta la firmeza y el relleno. Si ya usas alguno de ellos en tu rutina de belleza, lo mejor será que también te apliques siempre un protector solar factor 30 o más, porque estos ácidos tienen el potencial de hacer que la piel sea más sensible a la exposición a los rayos UV.
¿Los conocías ya?