55. First dates: edición Seattle (Capítulo 1: si algo te da miedo hazlo con miedo, pero hazlo)


“Its like ten thousand spoons when all you need is a knife

Its meeting the man of my dreams

And then meeting his beautiful wife

And isnt it ironic... dont you think?”

Ironic, Alanis Morrisette

Hola Soletes, a continuación vais a leer uno de los post que más trabajo me ha costado decidirme a compartir y también a vivir la experiencia necesaria para poder escribirlo. A lo mejor os parece que no es gran cosa, o es el pan vuestro de cada día, pero para mí significa mucho. Lo considero una prueba de fuego para prepararme a enfrentarme a mi libro por fin: si no me muero de vergüenza desnudando mi alma de esta manera, creo que estaré preparada para dejarme llevar del todo en la novela. Allá voy pues, espero que os guste el resultado (que, por cierto, no conozco: voy escribiendo en directo, para que seáis testigos de la montaña rusa, aunque lo comparta siguiendo la agenda habitual). ¿Qué pasará? Si lo supiera puede que esto no hubiese ni empezado o que lo hubiese hecho mucho antes. Sin más, bienvenidos a mi incertidumbre.

Originalmente, el título del post iba a ser “Sexo en Seattle”, (por la analogía con la serie “Sexo en Nueva York”) pero por miedo a que lo censurasen he decidido cambiarlo. Hay algo que siempre pasaba por mi cabeza cuando veía “Sexo en Nueva York” (aunque tengo que reconocer que sólo he visto capítulos sueltos) y era: ¿pero esta mujer (Carrie) no tiene padres, abuelos, jefes que lean lo que escribe?, ¿y los churris de los que habla en su columna, no le da vergüenza que vean lo que ha escrito sobre ellos? No sé si lo habréis notado pero en el blog nunca os he hablado de mis relaciones con el sexo opuesto más allá de pequeños “casi pero no” que he ido encontrando en mi camino. A ver, que mi tía abuela la monja me lee (¡hola Sabelús!) es duro esto de no ser anónima del todo. La verdad, es Soletes, que tampoco es que haya tenido muchos detalles tórridos que contar en estos casi dos años que llevo por aquí, digamos que soy una experta en principios espectaculares y finales mediocres.

Pero he tomado una determinación, como buena científica quiero hacer un experimento: me propongo contaros la siguiente relación que tenga. La cuestión es, que como me quede sentada esperando, me temo que os tendréis que esperar otros 50 post (por lo menos). Así que he decidido tomar cartas en el asunto, respirar hondo, y hacer algo para que suceda A un mes de volver a casa por vacaciones, este es el tiempo que me doy, si no funciona, empezaré a comprarme gatos.

23 de julio de 2017

¿Pasará hoy a la historia como el día en el cual me di de alta en una web de citas? No sé si seré capaz llevo meses para convencerme a mí misma de que es la mejor opción. Llevo meses conociendo a hombres maravillosssamente casados o ennoviados, mis amigos me dicen que aquí en Seattle TODO el mundo o bien lleva con su pareja desde la Universidad o la ha conocido a través de una app Sé que no es nada malo, que está a la orden del día, que todos lo hacen, que puedo probarlo y si no me gusta me lo quito, y blahblahblahblah. Pero se me hace raro, soy de la opinión de que, como la química, el contacto de mirarse a los ojos y la interacción cara a cara no hay nada. Me resulta muy prefabricado eso de tener que ir con el sombrero de juez puesto y “cribar” a los maromos que sean lo suficientemente apetecibles como para vencer la vergüenza, la pereza de conocerse cara a cara y el miedo a que te salga un loco por ahí.

Jolín, no será porque no he ido a fiestas, eventos y demás. Pero siempre pasa lo mismo: o se me pega lo más rarito de la fauna local (como nuestro amigo del diente de oro) o ya están pillados. En las fiestas, al final siempre acabo teniendo “flechazos de amistad” (como uno de ellos mismos dijo) con chicos gays. Me lo paso genial, estoy cómoda, me inflo de reír, lo doy todo pero claro, por motivos obvios eso no lleva a que conozca a alguien interesante que pueda ser mi pareja (para muestra un botón).

Es cierto que estando más centrada en mi trabajo y teniendo la concepción de que estas cosas simplemente pasan y no hay que buscarlas, pues así me va. La otra razón de por qué se me hace complicado es el estar tan agustico sola: necesito algo que me compense más que ser libre y estar a mi bola, que sume en lugar de restar.

Aun así, creo que la razón que más ha pesado al alejarme de estas cosas es el miedo a que alguien de mi entorno laboral me vea en alguno de esos servicios. A ver, que sé que no es nada malo y si me ve es porque él también está Pero tampoco es malo ir a la playa y no vas a la oficina en biquini, ¿no? Pues eso, que mi miedo es que accidentalmente se mezclen las esferas profesionales y personales.

A lo mejor estáis pensando: bueno, ¿y por qué no vas a un encuentro de citas rápidas? Si no sabéis de lo que se trata, son empresas que organizan encuentros de siete minutos en los que vas rotando por mesas de solteros. Al acabar la velada, entregas una lista de los que te han gustado (o quieres conocer mejor) y cuando llegas a casa te mandan los emails o teléfonos de los que también han dicho que les interesas. La idea suena genial, lo venden como la solución para gente ocupada. Me puse a buscar algo así en Seattle y se me pusieron los pelos como escarpias: páginas web con diseños casposos noventeros, que cobraban un pastón y tenían una pinta de cutre que echaba para atrás. Creo que paso. Aquí podéis ver un ejemplo.

Así que aquí estoy, en la página de OK Cupid a punto de darle al botón para crear mi perfil (esa es otra ahora ponte a venderte como mejor sepas y prepárate para ligar en inglés). He usado el email que utilizo para el blog, me parecía lo más apropiado. OK Cupid es una web diferente a las aplicaciones tipo Tinder (si no lo sabéis, al menos en EEUU, Tinder es para tener sexo rápido y fácil, cosa que no me interesa para eso armo tanto lío). En OK Cupid comienzas haciendo un test de las cosas que haces o te gustan, contestas a cada pregunta refiriéndote a ti y a lo que te gustaría que tu pareja respondiese. Se supone que la gente no va tan a saco, sino que es para facilitar conocer a alguien que esté disponible y a ver qué pasa. Veremos. Por lo visto hay otras apps que son directamente para buscar matrimonio madre mía, qué vértigo.

Además, tengo la concepción de que, si me meto en una cosa de estas y luego conozco a alguien genial “en la vida real”, le va a parecer mal que lo tenga pero en fin, vale ya de excusas y tonterías: momento de armarse de valor y descubrir si Goyo Jiménez tenía razón sobre las citas con los americanos. Sé que hasta en España se usan mucho estas apps, y para mucha gente serán lo más normal del mundo, pero una servidora está entrando en territorio desconocido. Allá vamos. Me imagino un montón de tíos con gafas de sol y sin camiseta enseñándome su moto/coche y sus abdominales, como si eso debiese impresionarme espero equivocarme. Si yo estoy aquí, también puede haber tíos geniales, ¿no?

Yyyy, click. Ay, por favor, ¿por qué se me acelera el corazón?, ¿Se puede ser más pava? Tras pedirte un nombre de usuario y verificar que “eres humano” te piden que especifiques tus preferencias. Foto y descripción madre mía, algo sincero pero que no suene pretencioso buf. Listo ay, cómo me está costando darle al siguiente botón. Me siento ridícula.

4 horas después

Vaya, vaya, hay menos idiota suelto de lo que pensaba. Ha sido abrumador habré podido hablar al menos con 15 hombres y me he dejado 6 conversaciones sin abrir cuando me he ido. Casi 300 “me gusta” (osea, chicos que han visto mi perfil y han indicado que les gusta) no sé cuántas visitas a mi perfil supongo que es por la novedad, ya se calmará la cosa. Lo de hablar en inglés ha ido mejor de lo que esperaba, pero no negaré que he tenido que recurrir a buscar en el diccionario urbano algunas palabras para enterarme de lo que me decían.

Había muchas conversaciones insulsas, un par de espabilaos que querían mi número ya (cuando el propósito de estas cosas es ser más o menos anónimo y que no contacten contigo si no quieres), algunas buenas conversaciones sobre música o películas y un par de chicos que sí que me han hecho gracia de verdad, aunque justo con esos he empezado a hablar más tarde y no tengo tanta información. Mañana seguiré a ver

De momento no voy a bajarme la aplicación al móvil, no quiero que esto invada todas las facetas de mi vida, es tentador dejarse adular constantemente y que te suban la moral, pero por el momento no lo haré. Usaré el ordenador después de trabajar y listo.

De los chicos que ni fu ni fa, uno me ha dicho de quedar para tomar algo el martes. Le he dicho que sí. Creo que es la mejor manera de que se me quite el vértigo, de perder el miedo a que me vean en persona y salgan corriendo, de ver de qué va la cosa y ajustar mis expectativas a la realidad de este mundo. Así, cuando uno que me mole de verdad me diga de quedar, no será para tanto. No sé si de verdad quiero darle una oportunidad a este sistema, creo que tengo que jugar con todas las cartas. ¿Qué es lo peor que puede pasar?, ¿Que me aburra?, ¿Que acabe en un “gracias, pero no gracias”? Creo que podré vivir con ello. Desde luego, lo que queda comprobado es que esto de las apps para ligar, sí que facilita la vida un montón a la hora de tener citas. Quizás más en cantidad que en calidad, pero tampoco diría eso, porque aquí puedes ver cómo escriben, cómo se describen, si hay aficiones en común, si sus fotos te entran por el ojo y lo más importante: si están solteros y les gustan las mujeres. El test, si han sido sinceros, también te permite valorar si son racistas, homófobos, creen que es buena idea que los niños lleven pistolas al colegio, son machistas y cosas así.



Es gracioso, según la app esta es mi personalidad (las barras azules van a la derecha de la línea gris si estás por encima de la media de los usuarios y a la izquierda si estás por debajo). Me gustaría a mí saber qué validez tiene eso jajaja

24 de julio

Voy a meterme otra vez a ver cómo va. Hoy casi me convenzo de que no debería quedar con el chico ese de mañana, que no me ha hecho tanta gracia pero a ver, señora científica, ¿para qué están los experimentos? Hasta que no se llevan a cabo no se sabe el resultado, así que, por eso mismo, hay que probar. A ver cómo se me da esta cita “a tuertas”. Lo tomaré como un ensayo, como la ronda de prueba de un juego de mesa complicado porque en el fondo, con tantas reglas, esto me parece un juego.

Eso sí, sinceridad ante todo: si no hay química, le diré al shiqui que no pierda el tiempo conmigo. Hablando de sinceridad: algo que me ha sorprendido es que con un perfil de lo más normal (sin maquillaje y sin enseñar escote en las fotos, por ejemplo), tantos chicos se hayan interesado. Eso me gusta. Lo que no me gusta tanto es un efecto secundario que ha tenido: iba por la calle y me daba la sensación de que los chicos me miraban, me resultaban familiares he empezado a pensar si no serían de la web esta pero luego he pensado: y si lo son, ¿qué más da?

Son las 9, vamos allá. 556 “me gusta” a mi perfil, 17 conversaciones nuevas uf. Vale, cita confirmada. Es un chico de mi edad, de un país asiático originalmente pero que se ha criado aquí. Le gusta escribir. A ver me ha sugerido ir a un sitio donde hacen catas de vino, no suena mal del todo. Voy a tener una “cita” jajaja, en estos tiempos me hace hasta gracia.

Bueeeno, ya he tenido el primer: “qué ojos más bonitos tienes, ¿quedamos esta noche?” además viene de un perfil sospechosamente vacío. Creo que paso.

11.20 de la noche, lo dejo por hoy. Resultado: aún tengo 13 conversaciones que no he abierto, ha habido un par de tontos y he conocido a varios chicos majos. Lo más importante: he quedado con otros dos de ellos. ¿Me estaré viniendo muy arriba? Además de la cita de mañana, he quedado con otro chico, americano, el jueves que parece super gracioso (eso sí, me quiere llamar mañana y no sé muy bien qué decirle, sigo sin sentirme muy cómoda hablando en inglés por teléfono), y el sábado he quedado con un chico español muy mono. A este le he dado el teléfono, hemos conectado más.

Creo que no está nada mal igual es buena idea no abrir más conversaciones nuevas hasta que no vea cómo va con estos. Aunque he de admitir que la curiosidad me puede, jajaja. Creo que uno de mis miedos a probar esto de las citas “a tuertas” era que no funcionase. Lo tenía un poco como ese último recurso, ese “ya lo probaré si lo demás no funciona”, pero si esto no funcionaba entonces, ¿qué? Es como esa caja que el protagonista de Náufrago no quiso abrir “por si acaso”, esa caja de pandora en la que se guarda la esperanza. En fin, caja abierta, veremos qué me trae la semana. Deseadme suerte.

25 de julio. 6.25 de la tarde

Otra vez he pensado si sería una tontería Y mis inseguridades han empezado a salir: ¿se asustará cuando me vea en persona? A ver, ha visto mis fotos, no tiene por qué ¿Cancelará en el último momento? Esto creo que me viene porque me ha pasado más de una vez No sé, es muy raro, como que aún no me creo que me vaya a atrever a dar el paso. Menos mal que este es el chico que me resulta más o menos irrelevante, llega a ser de los que me han gustado y no sé qué sería de mí.

En cinco minutillos salgo. Me he puesto un poco de rímel y barra de labios rosa, tampoco quiero arreglarme mucho es entre semana y es de día. La ropa la he pensado en el último momento. Por suerte ha sido un día ajetreado en el trabajo y no he tenido tiempo de darle muchas vueltas, aunque no os negaré que me he planteado si entre mi cegatura y las pocas fotos lo reconoceré o no, si no va bien la cosa cómo cortar el rollo, etc. En fin, pronto lo sabré. Musiquita relajante y ¡al lío! De un modo u otro estaré en casa en un par de horas.

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Y, sintiéndolo mucho aquí lo dejo, Soletes. La próxima semana volveré con el siguiente capítulo: “deme tres”. ¡Espero vuestros comentarios! Por cierto: el título del post no era para haceros “picar” y que pinchaseis, pero como este post tenga muchas más visitas que los otros, tristemente ya sabré lo que le interesa a la gente

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