Una de las estaciones del año preferidas por los amantes del turismo es, sin lugar a dudas, la primavera. Los días son más largos, la temperatura ambiente es la ideal, los bosques y los caminos están verdes y fragantes? En abril, mayo y principios de junio da gusto reunir a la familia y los amigos, ponerse un calzado cómodo, coger algo de agua y un par de bocadillos y hacer una caminata por el bosque. Pues bien, en muchas de esas excursiones, si abrimos bien los ojos podemos encontrar auténticos pueblecitos que parecen “de cuento de hadas“. ¿Le ha ocurrido alguna vez? Hoy, en Gretur Viajes, nos vamos a descubrir cinco pueblos dignos de formar parte de las mejores crónicas de los hermanos Grimm.
JOSSELIN. Francia.
Si ha tenido la oportunidad de recorrer la Bretaña francesa, sabrá que existe no uno, sino muchos pueblecitos que parecen realmente de cuento de hadas. Uno de los más conocidos por los turistas internacionales es el pequeño Josselin. Con solo 2.000 habitantes, este rincón encantado presume de tener uno de los castillos mejor conservados de toda Europa y que, curiosamente, todavía sigue habitado por el duque del pueblo.
A Josselin podemos llegar de la forma convencional, por carretera, o de una forma todavía más encantadora: contratando una de las muchas barcas turísticas que recorren el canal de Nantes a Brest y que pasa a los mismos pies del impresionante Castillo de Rohan. Parada obligada en este bello pueblo es la Basílica de Notre Dame du Roncier, un edificio que tardó nada más y nada menos que tres siglos en construirse (XIII-XVI).
HALLSTATT. Austria.
A dos pasos del Lago de Hallstätter See y rodeado de bosques impenetrables existe un pueblecito que, realmente, parece una postal. Se trata de Hallstatt, una localidad del norte de Austria al que hasta hace muy pocos años solo se podía acceder por barco o caminando largas horas por estrechos senderos de montaña. Casitas escalonadas con sus tejados rojos o negros, jardines y balconadas llenas de flores, las calles reflejadas en el agua? todo parece estar dibujado en este paisaje que por méritos propios obtuvo hace ya años el galardón de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
BLED. Eslovenia.
Una de las condiciones que debería cumplir siempre un pueblo de cuento de hadas es que se encontrara en un lugar recóndito y mágico, rodeado de vegetación y agua y al que fuera casi imposible llegar. Pues bien, todas y cada una de esas condiciones las cumple con creces el diminuto pueblo de Bled, en Eslovenia. Esta población de los llamados Alpes Julianos es famosa en el sector del ecoturismo no solo por su magnífico lago glacial, sino por ofrecer rutas culturales, actividades de pesca y senderismo y un etcétera tan largo como un precioso cuento de reyes, reinas, princesas, manzanas envenenadas y encantamientos que se resuelven a base de besos.
OLITE. España.
A veces no hace falta irse muy lejos para encontrar un auténtico pueblo mágico. Olite, en el corazón de Navarra, es uno de los muchos ejemplos que podemos encontrar en nuestra vieja España. Entre las numerosas joyas arquitectónicas de Olite destaca una, el magnífico Palacio Real o Palacio de los Reyes de Navarra. Solo un dato: este edificio construido entre los siglos XIII y XVI ha recibido el galardón de “Primera Maravilla de las 7 Maravillas Medievales de España“, con eso lo decimos casi todo.
Calles empedradas, inmensos caserones medievales, palacios, casas solariegas antiguas iglesias con aroma a incienso y mirra? Un paseo por Olite al atardecer nos llevará a un tiempo que, por ser lejano, recordamos como más tranquilo que el de nuestro ajetreado siglo XXI.
UNDREDAL. Noruega.
Su arquitectura, el clima frío tan sorprendente, los fiordos, esa cultura ancestral tan diferente de la nuestra? todo esto y mucho más ha hecho de Noruega uno de los destinos exóticos más demandados por los turistas del sur de Europa. En esta extraña tierra encontramos nuestro pueblo favorito de cuento de hadas: Undredal. Con solo 100 habitantes, este remoto pueblecito noruego se ha incluido en las listas de destinos turísticos exóticos a partir de 1988, año en el que se abrió la primera carretera que le conectaba por tierra con el resto del mundo. Además de por su paisaje mágico, Undredal es bien conocido a nivel local y nacional por su maravilloso queso geitost, una delicatesen elaborada artesanalmente gracias a las 500 cabras que viven felices como perdices en esta tierra de cuento de hadas.
Imagen:«Bled, Marienkirche positie2 foto1 2011-07-19 16.03» por Michielverbeek - Trabajo propio. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons