Como doce son los meses, doce son las cosas que me he propuesto conseguir este año. Y ya que el 2020 se encargó de echar por tierra nuestra cuadriculada vida, he decidido que mis doce propósitos van a ser cosas asequibles y que dependan únicamente de mí. Me encantaría volver a Madrid o visitar a la family en San Sebastián, pero, por desgracia, ahora no es una meta demasiado realista, así que voy a dejar mi espíritu viajero al margen de la lista –aunque eso no quita que siga deseando con todas mis fuerzas poder hacer pronto alguna escapadita, jajaja–.
Tampoco quiero obsesionarme con los propósitos (algunas de las cosas de la lista no son más que "tonterías que me hacen ilusión") y, como ves, no son objetivos muy ambiciosos, pero el hecho de dejarlos plasmados aquí quizás me ayude a comprometerme de cara a perseguirlos.
Y como extra que se me ha ocurrido después de preparar la imagen, aquí va otro: quiero poner todo mi empeño en dejar un poco de lado el perfeccionismo y aplicarme eso de "hecho, mejor que perfecto". No va a ser fácil, pero es necesario. Pierdo muchísimo tiempo cambiando mil detallitos y perfeccionando todo lo que hago, cuando la realidad es que nadie se da cuenta de esas pequeñas chuminadas con las que puedo tirarme horas (para que te hagas una idea, he tenido que rehacer tres veces la foto de los propósitos para que quedase totalmente a mi gusto... ¡no puede serrr! ).
Aunque escribir por aquí no va en el pack, lo doy por hecho. Si algo bueno me trajo el 2020 fue la ilusión por retomar el blog. Mientras tenga algo que contar y que compartir, melituca será mi vía de escape. Gracias por seguir al otro lado de la pantalla otro año más.
Un abrazote. ¡Espero que tengas un genial 2021 y logres todo lo que te propongas!