Existen diversas metodologías para darle vida a un dibujo, pero una en especial ha trascendido con los años, convirtiéndose en referente de la industria; en 1981, los animadores de Disney, Ollie Johnston y Frank Thomas, publicaron un libro en el que recopilaban los 12 principios básicos de un dibujo animado, esto con el fin de mejorar a sus personajes en torno al realismo, enfocándose en la física y las emociones.
Si bien estas reglas fueron aplicadas en los clásicos animados como Blancanieves (1937), Pinocho (1940), Fantasía (1940), Dumbo (1941) y Bambi (1942), se siguen manteniendo a pesar de los avances tecnológicos y la llegada de la animación en tres dimensiones, expandiéndose y añadiendo elementos que incluyen a los nuevos estilos y técnicas.
Compresión y extensión (estirar y encoger): Es la técnica que da la sensación de peso y volumen al objeto. La exageración y deformación de los cuerpos flexibles, en función de brindar un efecto cómico o dramático, va relacionado con la velocidad e inercia. Anticipación: El animador prevé la acción que ocurrirá con su personaje, manteniendo al espectador atento. Normalmente se divide en tres etapas; la anticipación de los movimientos, la acción en sí misma, y la reacción o recuperación.
Puesta en escena: Es la presentación de una idea para que sea claramente entendida, se desarrolla en torno a las luces, sombras, ambiente, posiciones y expresiones de los personajes.
Animación directa y pose a pose: La animación pose a pose se realiza mediante el desglose de movimientos claves, presentados en intervalos de tiempo durante la escena, haciendo más difícil la creación de posturas convincentes. La directa comienza con un primer dibujo, complementando cuadro por cuadro hasta finalizar la escena, alcanzando un resultado más fluido y realista. Acción complementaria y acción superpuesta: Cuando la parte principal del cuerpo animado comienza o se detiene, las secundarias le siguen de manera continua, como una reacción en cadena que no se detiene al mismo tiempo. Y a su vez, estas partes se mueven de distinta manera al resto del personaje; por ejemplo, una mejilla no se mueve igual que un ojo o el cabello, mucho menos la ropa.
Acelerar y desacelerar: Al empezar una acción, tenemos dibujos más juntos, en el medio más separados, y al final más cercanos, permitiendo un movimiento más natural.
Arcos: Todas las acciones, con pocas excepciones como los movimientos fuertes, describen actos curvos, nunca son en líneas perfectamente rectas, brindándole a la animación mayor naturalidad y un mejor flujo.
Acción secundaria: Es una acción adicional que refuerza y añade mayor dimensión a la acción principal, es decir, pequeños movimientos complementarios, sin distracción para dar mejor énfasis. Timing: Más dibujos entre las poses suavizan la acción, llegando a alentarla. Menos dibujos generan mayor rapidez y energía. El tiempo también ayuda a definir el peso de un objeto acorde a las leyes de la física.
Exageración: Si bien se recomienda mantener la animación apegada a la realidad, hay momentos que requieren presentar la animación o pose de una forma extrema para enseñar una idea con mayor claridad.
Esqueleto y poses firmes: De la mano con el buen modelado, significa tener en cuenta las formas y el espacio tridimensional que le dan volumen y peso a los dibujos, aunado a la profundidad y el equilibrio.
Atractivo visual: Es la cualidad que permite captar la atención del espectador, ya sea en una pose o acción. Es el carisma que genera una conexión emocional. Y por si aún no están del todo claros, el artista gráfico e ilustrador Shawn Sheehan, tomó las reglas y las traslado a la estética Pixar. Vincenzo Lodigiani.