Viaje al Camino de Santiago en Asturias

Asturias, en algún lugar del Camino de Santiago Primitivo.

Valentina es una viajera empedernida por trabajo, y no pocas veces también por placer. Ella proclama estar encantada con la vida del nómada acomodado en hoteles no exentos de cierto lujo, bien localizados y cercanos a las callejuelas que descubren la personalidad de una ciudad en unos pocos paseos vespertinos.

Palacio de los García en Tinéu. Autor: Jesús Alfaro

Descubrir el Camino de Santiago

El tiempo pasaba para Valentina muy deprisa. Demasiados lugares de viajes pasados se amontonaban en su memoria, y sin embargo encontraba un enorme vacío entre ellos, como si nada hubiera sucedido entre cada lugar de origen y su destino previsto.

Peregrinos en la calle Rivero de Avilés
Peregrinos en la calle Rivero de Avilés. Autor: Mampiris

Algo notable se pierde cuando lo esencial descansa sobre el final de tu viaje. Entonces recordó aquella escueta frase que una peregrina le formuló en un café de tertulia donde coincidieron por muy diferentes causalidades:

“El recorrido es más importante que el destino.”

Aquel día que coincidieron en un café de Oviedo/Uviéu, Valentina merendaba apresuradamente pues la siguiente reunión de trabajo en el Hotel de la Reconquista apremiaba.

Daniela –la peregrina– compartía la misma barra acolchada del café con Valentina. Su menú, en contraste con el de Valentina, era harto copioso, había hambre de verdad sin detrimento de la necesidad de recuperar sus fuerzas bien exprimidas. El tiempo del peregrino discurre más despacio aunque igualmente acaba alcanzando su destino sin renunciar por ello a las vicisitudes del trayecto.

Cascada de Nonaya
Cascada de Nonaya muy cerquita de Salas. Autor: Juancho – Aspra

Acabaron compartiendo mesa y conversación, de alguna forma sus distintas velocidades se acoplaron en una reposada tertulia sobre las bondades del Camino Primitivo que Daniela estaba a punto de enlazar.

Daniela venía caminando desde León siguiendo el Camino de Santiago de San Salvador. Había decidido, como otros muchos peregrinos medievales, abandonar la senda del Francés para visitar las reliquias de la Cámara Santa de la catedral de Oviedo. Era persona acostumbrada a caminar por la montaña, así que no le pareció en absoluto desaconsejable dejar la meseta castellana para adentrarse en la Cordillera Cantábrica.

Falda del monte de las Braguñas
Vistas desde la falda del monte de las Brañugas. Autor: Noé Baranda

Fueron cinco etapas épicas desde catedral a catedral, sobre todo el tramo donde se corona el puerto de Pajares a casi 1.600 metros de altitud. Sin duda Daniela estaba más preparada que nadie para afrontar los rigores del Camino Primitivo.

La otra opción que Daniela tuvo en mente consistía en llegar a San Salvador de Oviedo por la costa asturiana, siguiendo el Camino del Norte, pero siendo verano decidió esquivar a los veraneantes de las espléndidas playas asturianas. Volvería sin duda en primavera.

Playa de San Martín
Peregrinos sobre la playa de San Martín en el Camino del Norte. Autor: Gonzalo Azumendi

Elegir el Camino Primitivo

Apenas había pasado un año desde aquel encuentro fugaz con Daniela, y ahora Valentina se proponía descubrir el Camino de Santiago por tierras de España.

Aquella conversación de sobremesa le sirvió para tomar la decisión de afrontar la aventura del Camino, pero también la de buscar respuesta a una pregunta sólo aparentemente sencilla: ¿qué ruta escoger entre las muchas que hoy en día se definen como oficiales?

Camino de Santiago en Asturias por Cudillero
Senda del Camino del Norte cerca de Cudillero. Autor: Mampiris

A Valentina le gusta documentarse antes de cada periplo, y el Camino de Santiago en este aspecto no iba a tener un trato desigual al resto de viajes, fuera y dentro de España, que hasta ahora había protagonizado. ¡Había que buscar un argumento de peso que deshiciese el abanico de rutas posibles! 

El Camino Francés parecía ser la opción más fecunda. Popularidad, historia, tradición y leyenda aupaban de inicio a la vía francesa como su primera elección. Sin embargo había algo que no le cuadraba: no era amiga de multitudes, ni tampoco devota de comenzar a construir una casa por el tejado. ¿Y si hubiera un camino menos publicitado, origen y comienzo de todos los demás?

Mojón en el Camino de Santiago en Asturias
Mojón sobre el Camino de Santiago Primitivo. Autor: Noé Baranda

El origen del Camino

Todo viaje de aventuras, como es realmente el Camino de Santiago, obtiene su épica no sólo de la dificultad de su trazado, sino también de su historia, sus mitos y leyendas que un día lo distinguieron como merecedor de perdurar en el tiempo hasta nuestros días de incesante peregrinación a Compostela.

La historia del Camino Primitivo de Santiago pasa por ser la primera peregrinación de la que se tiene constancia. Se produjo de la mano del rey astur Alfonso II el Casto no antes del año 820 después de Cristo. Su leyenda abarca al mismísimo Carlomagno, como liberador del sepulcro del apóstol de manos musulmanas y responsable del origen de esta ruta jacobea a través del incipiente reino astur.

Ermita de Santiago en Montefurado
Ermita de Santiago en Montefurado sobre plena Ruta de los Hospitales. Autor: Noé Baranda

Más allá del mito o la leyenda, Alfonso II puede considerarse como el primer peregrino de la historia creando además la vía del Primitivo, casi tal y como hoy la conocemos, con el fin de venerar los restos del Apóstol Santiago descubiertos en el bosque de Libredón, en el paraje que hoy conocemos como Compostela.

La Peregrina es el título de una novela histórica escrita por la periodista Isabel San Sebastián, que recrea esta peregrinación de Alfonso II el Casto. Se trata de una forma mucho más amable para acercarnos a las peregrinaciones medievales sin renunciar al rigor histórico que imprime esta escritora a sus creaciones literarias.

Peregrina en el Camino de Santiago en Asturias
Peregrina caminando entre manzanos por la senda del Primitivo. Autor: Comarca de la Sidra

Trazado del Camino Primitivo

Valentina, tras documentarse no tardó demasiado tiempo en concluir que su aventura pasaba por la sufrida orografía del Camino Primitivo. La belleza del paisaje junto con la dureza de sus etapas conformaban una espléndida dupla; por un lado se abriría a una experiencia sensorial única gracias a las montañas y valles astures, por el otro descubriría su afán de superación y aprendizaje.

Son muy pocos los trazados que te ofrecen la oportunidad de conocer tu cara personal más oculta, y el Camino de Santiago Primitivo es sin duda uno de ellos. Desconocemos nuestros límites por la terca rutina que nos envuelve durante el día a día. Hacer Camino significa desconocer cuál será tu siguiente paso. Se trata de una pertinaz intriga que te engancha al Camino sin la tentación de mirar hacia atrás en dirección a la senda ya recorrida, o también hacia tu propio pasado.

Pasarela sobre el regueiro del Robléu
Pasarela sobre el regueiro del Robléu, imprescindible en época de lluvias. Autor: Jesús Alfaro

Podría decirse que el Primitivo quedó modelado, tal y como hoy en día lo disfrutamos, en la Baja Edad Media. Por lo tanto estamos hablando de una de las rutas jacobeas más fieles al trazado original. Es este aspecto Valentina había sido muy tajante al tratar de buscar la auténtica esencia del Camino de Santiago, intentando además plasmarla sobre un diminuto cuaderno que viajaba en el interior del bolsillo más accesible de su mochila.

Mochilas en el desvío a las cascadas de Nonaya
Mochilas aparcadas por peregrinos en el desvío a las cascadas de Nonaya. Autor: Juanjo Arrojo

Poseo un extracto manuscrito del cuaderno de aquel viaje iniciático que Valentina realizó. Apenas el resquicio abierto de una ventana a una aventura que cambió por completo el rumbo de la mujer nómada que no reparaba en el recorrido entre comienzo y destino de cada viaje. Precisamente desde esas notas manuscritas voy a tratar de reconstruir el itinerario que Valentina siguió durante su periplo por el Camino Primitivo.

0. El inicio desde Oviedo/Uviéu

En pleno julio los rigores del verano hacían mella en casi toda la España peninsular, sin embargo, en esta ciudad Valentina tenía la sensación de estar bajo el influjo de un microclima mucho más benigno para los usos de un peregrino con mochila a cuestas y muchos kilómetros de caminata por delante.

Apenas había salido el sol aquella mañana de verano en la capital del Principado. Los primeros rayos de sol matutinos iluminaban la torre de la imponente basílica de San Salvador mientras Valentina leía para sí una frase que llevaba escrita a fuego en su diminuto cuaderno de viaje:

Quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y no al señor.

Levantó un instante la vista de su bitácora, lanzó una última mirada a la catedral del señor, giró sobre sí misma y se dispuso a recorrer los pocos más de 300 kilómetros que la separaban de la tumba del más popular de sus siervos.

Interior de la Catedral de San Salvador en Oviedo
Vista panorámica del interior de la catedral de San Salvador. Autor: Jesús Alfaro

Atrás quedaba la Cámara Santa de la catedral de Oviedo, donde los peregrinos veneran las reliquias del Santo Sudario de Cristo, porque peregrinar también va de esto, como antaño en la Edad Media, visitar las reliquias que jalonaron el Camino de Santiago.

1. De Oviedo/Uviéu a Grau/Grado

La salida de la ciudad apenas fue un suspiro, a pesar de los 4 largos kilómetros que significó abandonar las comodidades de una urbe tan amable con el peatón como la antigua capital del reino astur. 

Se encontró enseguida arropada por la abrupta campiña asturiana en todo su esplendor, otro paisaje totalmente distinto ante sus ojos hasta alcanzar la primera fuente de agua fresca junto a la capilla de la Virgen del Carmen en Llampaxuga. Las capillas son lugares mágicos en el Camino, pero una buena fuente cuando la sed aprieta es mucho más que magia para el cuerpo.

Certificó su paso por aquella capilla gracias a un matasellos ubicado en una pequeña hornacina: su segundo sello en la credencial tras el del albergue de peregrinos de Oviedo/Uviéu.

Santuario de la Virgen del Fresno
Vista panorámica del santuario de la Virgen del Fresno. Autor: Juanjo Arrojo

Esta primera etapa ya es una carta de presentación del Camino Primitivo, un trazado con repechos frecuentes bien edulcorado con el bello paisaje reinante. Cruzó tupidos bosques de castaños, robles, alguno incluso de eucaliptos, praderías, puentes de piedra medievales sobre ríos caudalosos, aldeas de paisanos complacientes y alguna que otra cuesta de apretar los dientes hasta morder los labios. ¿Se puede pedir más para una aventura mochilera?

Observo sobre el manuscrito de Valentina que quedan subrayados en este tramo tres lugares con nombre propio: el idílico valle del Andayón, los primeros restos de un hospital de peregrinos junto a la ermita de Santa Ana y  la encantadora aldea de Peñaflor. Tras estos tres hitos, el final de la jornada se mostraba a lo lejos en forma de un campestre skyline de la villa de Grau/Grado. Dio gracias al Apóstol por la nueva construcción de un albergue en el mismo centro de la villa, y no tener que andar al menos una hora más para descansar en el viejo albergue de San Xuan de Villapañada.

Entrada al albergue de peregrinos de San Xuan de Villapañada
Entrada al albergue de peregrinos de San Xuan de Villapañada. Autor: Juanjo Arrojo

Aquel día Valentina caminó poco más de 25 kilómetros.

2. De Grau/Grado a Salas

Amaneció un día espléndido para disfrutar de las bondades de la comarca. Valentina, mientras desayunada con mucha avidez, había estado escudriñando sobre una vieja guía usada el perfil de la etapa que hoy iba a concluir en el concejo de Salas: el Alto del Fresno esperaba con sus 5 kilómetros de longitud y más de 300 metros de desnivel.

Vistas las matemáticas pintaba una jornada dura. Pero todos esos números pronto se esfumaron de nuevo gracias a la infinita bondad del paisaje circundante.

No fue fácil la subida, pero la bajada a tumba abierta la llevó directamente hasta el corazón del valle del caudaloso río Nalón, cuyo puente abrió las puertas de Cornellana a Valentina. Por fin ante otro de los hitos del Camino Primitivo marcados en rojo sobre el manuscrito, el monasterio de San Salvador, hoy también hospital de peregrinos siguiendo la tradición de antaño.

Monasterio de San Salvador cerca de Cornellana
Peregrinos ante el monasterio de San Salvador cerca de Cornellana. Autor: Juan de Tury

Se tumbó sobre la hierba del pequeño jardín que da acceso a las diversas edificaciones del grandioso cenobio. Le dolía la rodilla izquierda, una prominente tendinitis comenzaba a florecer sobre el ligamento lateral. Nada grave si se sabe tratar, y Valentina sabía muy bien cuidarse de sí misma.

Una vez descansada, se acercó al pueblo para comer. No tardó mucho en decidirse: una pequeña taberna junto a la carretera principal ofrecía al peregrino un sustancioso plato de fabada. 

–¿Y por qué no? Gasolina extra hasta Salas. Pocas veces un plato la dejó tan buen regusto, y por qué no mencionarlo, tan saciada. 

Tocaba subir de nuevo con renovadas energías. La bella estampa del monasterio se divisaba ahora desde arriba. Pocas veces se echa la mirada atrás en el Camino de Santiago, pero esta imagen requería perpetrar la excepción.

Peregrinos entrando al albergue del monasterio de San Salvador
Peregrinos accediendo al albergue del monasterio de San Salvador. Autor: Juan de Tury

Después, un plácido sendero boscoso hasta el puente de piedra de la aldea de Casazorrina. Apenas 3 kilómetros para llegar a la acogedora población de Salas, donde debido a las pequeñas dimensiones del albergue, escogió un coqueto hostal en pleno centro, en aras de cuidar con mucho mimo su dolorida rodilla izquierda.

Aquella jornada supuso para Valentina 22 kilómetros más.

3. De Salas a Tinéu

Valentina pasó la noche a unos pocos metros del palacio de Valdés Salas, quizá ésa fuera la razón por la que descansó como una auténtica princesa de cuento.

La rodilla se mostraba firme. Así que se echó la mochila al hombro, y tras desayunar copiosamente se dispuso a cruzar el imponente arco de medio punto que unía el palacio con la torre defensiva de los Valdés.

Palacio de los Valdés en Salas
Arco del palacio de los Valdés Salas sobre el Camino Primitivo. Autor: Paco Currás S.L.

Se preguntó cuántos peregrinos podrían haber pasado antes que ella por ese mismo arco. Se sintió por un instante parte de la historia del Camino Primitivo, quizá como Alana de Coaña, aquel personaje tan bien cincelado por Isabel San Sebastián en su novela La Peregrina, que llevaba en su versión de bolsillo dentro de su mochila siempre a mano.

Hoy de nuevo volvía a subir hasta los 800 metros sobre el nivel del mar, tocaba aclimatarse a la altitud que ya no la iba a abandonar en las jornadas posteriores por tierras astures. Casi media etapa ganando altura para luego caminar entre fuertes repechos que quiebran el ritmo a cualquier peregrino que se arriesgue por estos parajes indómitos.

A partir de la aldea de El Pedregal, el Camino se tornó mucho más amable y comprensivo con el esfuerzo realizado. Una senda jalonada de tupidos bosques prácticamente la transportó en volandas hasta el albergue de Tinéu. 

Buen lugar para descansar tras 20 kilómetros de irregular trazado.

4. De Tinéu a Bourres

Acababa de amanecer sobre el albergue de Tinéu. Eran muchos los peregrinos que habían pasado aquella noche en el albergue, no cabía un alma peregrina más entre sus muros.

Valentina se sintió proyectada hacia el exterior, necesitaba aire mucho menos viciado del que se respiraba entre las literas. Al salir tuvo la sensación de haber amanecido en un lugar muy distinto al de la noche anterior. Un mar de nubes se extendía delante de ella, se encontraba sobre la cumbre de una isla flotante bajo un sol radiante. ¿Acaso hoy tocaba volar en lugar de caminar?

El día comenzó con sorpresa, la primera de muchas que vinieron después al comprobar que el Camino Primitivo debe su nombre a etapas como ésta, no sólo por ser la senda origen de todas las demás, sino por su carácter indómito, la belleza de su geografía y la dureza de sus trazados. Camino Primitivo en su pura esencia, o más bien el perfecto aperitivo de lo que vendría el día siguiente.

Una última nota antes de abandonar esta etapa. Existe un lugar mágico no muy alejado de la senda del Camino de Santiago. Se trata del monasterio de Santa María la Real de Obona, también antiguo hospital de peregrinos. Merece mucho la pena hacer una reposada visita a semejante cenobio, aunque los años no han pasado en vano ya existen planes para volver a resucitar su antiguo esplendor.

Monasterio de Santa María La Real
Monasterio de Santa María la Real. Autor: Jesús Alfaro

La etapa desde Tinéu a Bourres, incluida la visita al monasterio de Santa María en Obona, se dilató hasta los 18 kilómetros.

5. La Ruta de los Hospitales

Aquella mañana de verano Valentina tenía ante sí su primera decisión. Hasta ahora el Camino la había guiado sin titubeos a través de las sendas del Primitivo. Apenas había caminado un kilómetro cuando se encontró con la tesitura de tomar la Ruta de los Hospitales, o bajar hasta el valle por Pola de Allande.

Montefurado
La épica Ruta de los Hospitales atravesando Montefurado. Autor: Manuel S. Calvo

La épica del peregrino obligaba a tomar altura y dirigirse hacia la más auténtica de las sendas jacobeas. Recorrer el Primitivo por la vía más inhóspita, bella e imprevisible de todas las rutas de peregrinación hacia Santiago. No cabía otra elección sobre todo cuando el tiempo acompañaba con un sol radiante y altas presiones.

¿Por qué razón se iban a alinear sobre la senda del Camino Primitivo nada más y nada menos que cuatro hospitales de peregrinos en tan sólo 14 kilómetros?

Las ruinas de los hospitales de Paradiella, Fonfaraón, Valparaíso y Freita dan poco lugar a la duda sobre la dureza de la vía romana que los peregrinos medievales transitaban.

Ermita de Santiago de Montefurado
Ermita de Santiago de Montefurado. Autor: Manuel S. Calvo

¿Fue duro para Valentina? Lo fue, pero nada de esa dureza física refleja en su manuscrito. Una buena cantimplora para la sed, sabrosas viandas para recomponer las fuerzas y un buen aislante para el frío o el viento que reina a más de 1.200 metros de altitud, aunque sea pleno verano. Éstos fueron sus aliados, bueno aquéllos y su férrea voluntad de disfrutar de los más bellos parajes que un Camino de Santiago puede ofrecer a sus peregrinos más leales.

Tras el puerto del Palo, el penúltimo de la dura jornada, se unió de nuevo a los peregrinos que decidieron optar por el Camino oficial, y todos juntos en un último esfuerzo llegaron hasta el albergue de Berducedo.

Camino de Santiafo en Asturias por Berducedo
Vistas desde el Camino Primitivo de Berducedo. Autor: Manuel S. Calvo

Habían caminado 24 kilómetros, literalmente sobre un mar de nubes, aquéllas que bajo sus botas poblaban los valles.

6. De Berducedo a Grandas de Salime

Valentina se encontraba más fuerte que nunca. Su rodilla, tras la prueba de fuego del día anterior, se mostraba rotunda al andar. Sin embargo el gran esfuerzo realizado había dejado secuelas en muy diferentes partes de su sufrido cuerpo. A estas alturas del Camino Primitivo, nada que una peregrina no supiera aliviar.

Senda del Camino de Berducedo
Peregrino avanzando sobre la senda del Camino cerca de Berducedo. Autor: Manuel S. Calvo

Le esperaba un inmenso tobogán de más de 8 kilómetros hasta aterrizar sobre el lecho del embalse de Salime. ¿Un juego de niños a primera vista?

El problema fue que la noche anterior se habían sucedido importantes tormentas de verano, y ese agua, deseosa de reencontrarse con el embalse de mucho más abajo, acabó convirtiendo el tobogán en una pista embarrada que la hacía patinar mucho antes que andar.

Embarrada de pies a cabeza, pero con aquélla bien alta, recaló en el albergue de Grandas. Sin más daños que los que una buena ducha caliente pueda subsanar, se permitió el pequeño lujo de brindar con un culín de sidra a la salud del resto de los peregrinos que abarrotaban el hoy hospital de peregrinos.

Aviso a peregrinos de un albergue a 200 metros
Aviso a peregrinos ante la cercanía de un albergue sobre el Camino Primitivo. Autor: Paco Currás S.L.

–Demasiados kilómetros derrapando. Definió un peregrino aquella noche, unos 20.

Más adelante, al día siguiente, esperaba el Alto del Acebo, tras el cual se extendían las tierras de Galicia. Pero eso ya será parte de una siguiente historia.

Notas finales del manuscrito de Valentina

Al llegar a Santiago de Compostela a través del Camino Primitivo, sintió la desazón por el fin de una aventura que por muchos momentos creyó infinita. Si algo definió su viaje fue su indómito recorrido, una experiencia inolvidable que le hizo sentirse peregrina para el resto de su vida.

Fuente: este post proviene de WomanToSantiago, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

Se podría encontrar tantas experiencias sobre el Camino de Santiago como peregrinos se han puesto en ruta, con el objetivo de visitar la tumba del Apóstol Santiago bajo la cúpula de la catedral de San ...

Recomendamos