Hola.Ayer, al llegar a casa después de la maratoniana jornada laboral, me encuentro con un paquete a mi nombre. Que decir tiene que la ilusión de recibir algo para alguien como yo, que sólo recibe los cariños de la familia, hizo que me entraran tembladeras en las canillas y me volviera, momentáneamente, todo lo contrario a un rudo y varonil tapicero impasible de semblante ante cualquier circunstancia.
Nada más verlo supe de que se trataba y no por mis dotes de telépata o mi pasado cirquense como adivino, fue tan sencillo como leer el remitente pero en realidad, estaba sobre aviso aunque no lo esperaba tan pronto… y sin reembolso ;)
Mi amigo Pedro, el esqueletero 3.0 que, además, aporrea teclado en sus ratos libres, me hacía llegar su última obra literaria con una dedicatoria que me abría las carnes.
Mi amada esposa asistía descojonada al risorio espectáculo que mi persona le proporcionaba, a medida que iba leyendo los pelos se me erizaban hasta el punto de que casi le saco un ojo y una sonrisa bobalicona se me apoderaba del parasimpático.
Ansioso, busqué las letras que, mi amigo esqueletero, sabía me dedicaba para enaltecer mi persona, en la medida de lo posible, ante la prole, que expectativa y sonriente (gracias por el momentazo Pedro ;) esperaba esas letras que me mentan en un libro de esos de leer, con marca páginas y todo.
En ellas hace mención a un servidor como pionero de algo grande y que comparto con él y junto a otros grandes del oficio con los que solemos juntarnos en El Gremio, un sitio donde nos conjuramos al corro para hablar, comentar e incluso compartir nuestras fechorías como artesanos, sin tapujos ni trampantojos y a pecho descubierto, dando así una nueva dimensión al oficio que parecía abocado al olvido entre las masas.
Aprovecho el medio para agradecer a este Artesano hacedor de manuscritos el detalle para con un servidor, lejos de merecerlo, y que guardaré junto a mis grandes trofeos.
Muchas gracias Pedro, te debo un libro… y un abrazo ;)