La cuesta de Enero.

Hola Patarranes y Patarranas.
Ya les comenté a vuestras mercedes en alguna ocasión, que esto de la Navidá... no era asunto de mi devoción.
Vamos... que no tengo aquello que se suele llamar "espíritu navideño".
Es más, me tengo que esforzar para no ponerme de "mala uva" porque me parece una memez.
No se me ofendan ustedes.
Puesto que... una vez metidos en harina, pues al lío.
Para que luchar contra los elementos.


Además... también hay historias en estos días que le tocan a uno la fibra sensible.
(Ver: Norad Tracks Santa, Papá Nöel Y el Espiritu Navideño)
Para que les voy a engañar.
Incluso... a uno le suceden cositas. A veces.
(Ver: Los Reyes Magos Existen)
El caso es que, aún asi... No las digiero muy bien (las Navidades y todo eso) mas allá de la "vertiente comercial" del asunto, sobre la que tanto se ha escrito ya.
Para que aburrirles.
Pero bueno, uno tiene ya una edad... y es lo que hay.
La verdad sea dicha, intento "hacer el bien" durante todo el año.
Digo "intento" porque no lo consigo muy a menudo. Mas bien poco.
Difícil tarea, solo al alcance de seres luminosos, a los que admiro profundamente.
Pero, bueno. Lo intento, oigan. Cuando me acuerdo.
Ya saben ustedes...
Hacer lo correcto, aportar algo de armonía a tu alrededor.
Sin esperar nada a cambio.
Tanto con los mas cercanos... como con esos pobres desgraciados con los que no tienes nada que ver, pero que agradecen unos céntimos, una sonrisa afectuosa... o una contribución mensual.
O simplemente buena educación.
Con la cual se solucionarían gran parte de los problemas de la humanidad.
Y... bueno, así ando, desde hace mucho.
Haciendo cositas (pocas, y de vez en cuando) sin esperar nada a cambio.
Quizá sea para lavar conciencias. No sé.
El caso es que -como les digo- no me gusta ese obligatorio voy a ser bueno que es Navidá.
Es que me parece... me parece algo frívolo. Casi sombrío.
Y el resto del año... ¿Que...?
Pero, oigan, algo bueno tiene que tener.
Si no... no se explica su éxito.
Y para mi no es otro que reunirse -con buen mantel- en torno a buena mesa y mejor yantar.
Cocinar cosas interesantes.
Probar vinos algo mas rimbombantes.
Observar con atención... Como van pasando los años en unos y otros. Y en uno mismo.
La ilusión, la inocencia, de nuestros retoños.
Con cierta sonrisa agridulce... pues "esto va muy deprisa".
Y poco más.
Porque después, amigos míos, empieza la cuesta de Enero.
La vuelta a la cruda realidad.
Al día a día.
A lo verdaderamente importante, mas allá del paréntesis de adviento.
Más allá de la vorágine política de Podemos y el ocaso de un sistema caduco que ha llegado a su fin.
Lejos de si el PP habilitará al fin la "Grossen Coalitionen"  o si por el contrario el PSOE pactara con la nueva fuerza política (Dios nos libre de un tripartito "a la Catalana": La que liaron)
Y... hablando de Cataluña.
La cuesta de Enero... casi te aleja del aburrimiento megalomaníaco de ArturMas, ese rayo que no cesa.
Menudo sainete en el que se ha convertido una de las zonas mas brillantes de la piel de toro.
(Ver: Pujol, el queso Suizo y el victimismo Catalán )
Si.
La cuesta de Enero te obliga... a empezar de nuevo el dia a dia.
Te devuelve esa incertidumbre sobre que nos deparará el futuro, que no pinta bien, para que nos vamos a engañar.
Y sobre todo, que deparará el futuro a nuestros jóvenes. A nuestros hijos.
La cuesta de Enero ya ni siquiera te hace observar "ojiplático" al "Imputado nuestro de cada día"
Porque, quieras que no, tras el paréntesis Navideño, te das cuenta de lo verdaderamente importante.
La salud de tus parientes cercanos.
La tuya, que ya tiene alguna gotera que otra.
De la alegría de los lunes, cuando todavía tienes trabajo y sabes que entrará un sueldo -mal que bien- a final de mes y todos comerán y no pasarán frío.
De lo importante que es lo que hacemos todos y cada uno de nosotros, día tras día.
Pero lo de verdad.
Lo que hacemos.
No "lo que decimos que hacemos".
Porque... ha pasado la Navidad, y hay familias -muchas- que no llegan a ese final de mes.
Otras, no tienen recursos para hacer frente a una enfermedad.
Y otras, los tienen, pero lo darían todo (Navidades incluidas) por una solución a sus males.
En París, tras los sucesos de Charlie Hebdo, la cuesta de enero va a ser especialmente dura.
Como supongo que también lo será en Peshawar, del que ya nadie se acuerda.
O en Gaza.
O en Siria.
O en el Atlas Marroquí, donde desde hace mucho mueren de frío muchos niños. Todos los años. Solo necesitan ropa de abrigo. Lo sé porque conozco gente que ha hecho algo por ellos.
O... En Fin.
Y es que... si fuéramos el resto del año la décima parte de lo que pretendemos ser en Navidades...
Si dejáramos de preguntarnos que puedo obtener a cambio de hacer esto u esto otro.
Si nos preocupáramos menos por el dinero y mas por nuestros semejantes. Por todos.
Si fuéramos más tolerantes, mas humanos.
Si nos diéramos cuenta que TODOS vivimos en el mismo Pálido Punto Azul , de lo efímero de nuestra existencia, en definitiva.
De que a esa pequeña mota de polvo en la que transcurre nuestra historia (toda) hay que mimarla mucho, pues no tenemos otro sitio a donde ir .
Si intentáramos aportar mas armonía a nuestro entorno, todos los días, no nos haría falta... la navidá.
Si amigos.
Estamos ya en plena cuesta de Enero.
Y es hora de empezar a preguntarse... Que podemos hacer por los demás.
Que podemos hacer por nuestro país, que falta le hace.
Que podemos hacer por nosotros. Por todos nosotros.
Día a día.
Pasito a pasito.
Y olvidarse de que puede hacer (quien sea) por uno mismo.
Espero que hayáis tenido una buena mañana, Patarranes.
Y que la tarde continúe así.
Disfrutarlo a tope, que es un regalo estar vivito y coleando.