Este debía ser el único verano del presente ciclo olímpico en que los aficionados al fútbol no iban a tener una gran competición veraniega. Tras los JJOO y la Eurocopa de la temporada veraniega pasada, y con el Mundial que se disputará en Estados Unidos, México y Canadá ultimando detalles para junio y julio de 2026, este era el año en que los futbolistas podían tomarse un descanso más largo, pero entonces la FIFA diseñó un Mundial de Clubes que aumenta todavía más la cantidad de partidos que algunos equipos disputarán esta temporada.
Para muchos, este torneo es la respuesta al órdago lanzado por la Superliga hace algunos años. Y seguramente tengan razón. Al menos, en parte. Pero este torneo ofrece también a los clubes la posibilidad de ingresar grandes cantidades de dinero, si llegan a las rondas finales, lo que supondría seguir compitiendo en julio, e hipotecar la pretemporada de cara a un comienzo liguera que tiene que programarse para mediados de agosto, ya que no hay mucho margen para mover partidos de la próxima temporada, en parte, por el mencionado Mundial de América del Norte.
El Mundial de Clubes ofrece a muchos equipos una válvula de escape a una decepcionante temporada. Por ello, se han empeñado en aprovechar esta pequeña ventana de fichajes que la FIFA ha habilitado para que los participantes en el torneo puedan inscribir nuevos jugadores. El Real Madrid seguramente sea uno de los casos más flagrantes, ya que cerró las llegadas del prometedor Dean Huijsen y de Alexander-Arnold, al que tenían fichado como agente libre, pero por el que pagaron un buen pellizco al Liverpool para que lo liberara para esta nueva competición, y ha estado a punto de fichar a Álvaro Carreras, que jugará este Mundial de Clubes con el Benfica, al germano Stiller y de repescar a Nico Paz. El club blanco también ha fichado a Franco Mastantuono, aunque ya para cuando acabe la competición, ya que el argentino quería disputarla con su River Plate.
El club blanco no es el único que busca tapar las miserias de un año difícil con esta competición, ya que el Manchester City de Guardiola quiere dejar atrás su año más complicado con las llegadas de Rayan Cherki, Tijjani Reijnders y Rayan Aït-Nouri de cara a la nueva competición de la FIFA.
El otro participante español en la competición, el Atlético de Madrid, también se movió para tratar de hacer que el Mundial de Clubes permita cerrar la temporada con el mejor sabor de boca, aunque el cuadro rojiblanco no logró cerrar a tiempo a Johnny Cardoso y Álex Baena, por las complicadas negociaciones con Betis y Villarreal, respectivamente. Los de Simeone sólo lograron acordar con el Barça la permanencia en el equipo de Lenglet.
Paradójicamente, este nuevo formato de la FIFA ha sido despreciado de forma frecuente en los últimos meses, por lo que apretaba un calendario ya de por sí muy poblado de partidos, circunstancia que amenaza con causar muchas más lesiones a unos jugadores que han confesado haberse planteado ir a la huelga esta misma temporada.
Tampoco la FIFA parece haberse esforzado en dar un especial prestigio al torneo, ya que invitó en septiembre pasado al Inter de Miami al torneo sin motivo aparente más allá del márquetin, y echo al Club León mexicano por sus vínculos con el también azteca Pachuca, que también participa en el torneo, cuando apenas quedaban tres meses para el inicio de la competición. La plaza quedó ocupada por el ganador de un partido que la FIFA improvisó y que se disputó hace unos días entre Los Ángeles FC, de la MLS, y Club América, de México, con victoria de los estadounidenses.
Hay mucha incerteza sobre lo que sucederá con esta competición. No se sabe el público que atraerá, o las audiencias televisivas que moverá. Especialmente, en Europa, ya que, al disputarse en Estados Unidos, muchos encuentros se disputarán a horas intempestivas en el Viejo Continente.