Vuelos a ninguna parte: la nueva tendencia turística

La aerolínea australiana Qantas rompió un récord al vender en tan sólo 10 minutos todos los asientos disponibles a bordo de un avión 787 Dreamliner.

El vuelo saldrá de Sídney el próximo 10 de octubre y sus 134 pasajeros tienen como destino Sídney.

Se trata de un vuelo a ninguna parte, una nueva tendencia turística que ha nacido como consecuencia de la pandemia, pero que tiene graves consecuencias para el medio ambiente.

Flight to Nowhere Qantas

¿Qué son los vuelos a ninguna parte?

Los vuelos a ninguna parte son aquellos donde los aviones despegan y aterrizan en el mismo aeropuerto y los pasajeros no van a ningún destino.

El único objetivo es divertirse sobrevolando un país y disfrutando de las vistas desde el aire.

De acuerdo a un vocero de Qantas entrevistado por Fox News, se trata del vuelo que se ha vendido más rápido en toda la historia de la aerolínea.

“La gente claramente extraña viajar y la experiencia de volar. Y si la demanda existe, sin duda haremos más viajes escénicos mientras esperamos la reapertura de fronteras”.

En efecto, la oferta de Qantas es que su Dreamliner va a volar a una altura de 1,220 metros sobre tres estados de Australia: Queensland, el Territorio del Norte y Nueva Gales del Sur.

Esto permitirá a los pasajeros ver el puerto de Sídney, la Gran Barrera de Coral y a Uluru, entre otras cosas.

Además habrá una celebridad sorpresa invitada a bordo del avión.

Aviones de Qantas

Tendencia mundial

El caso de Qantas llamó la atención debido a la velocidad con la que se vendió, pero no es el único vuelo a ninguna parte que existe.

Debido a las restricciones de viaje por el Coronavirus y al riesgo continuo de que la pandemia se salga de control, el turismo es la industria más afectada, y las aerolíneas de todo el mundo están en crisis.

Por ello, la oportunidad de hacer estos viajes recreativos les ofrece una muy necesaria fuente de recursos.

La idea vino de Taiwán, donde EVA Air ofreció un vuelo temático de Hello Kitty.

EVA Air vuelo de Hello Kitty


En el mismo país, TigerAir llevó a 120 personas a sobrevolar el océano y llegar hasta Corea del Sur, donde contemplaron desde el aire la isla de Jeju antes de regresar a Taiwán.

Desde aquí, Japón, Brunei y Australia copiaron la idea, y tras el éxito de Qantas Air India ya está empezando a planear su propia ruta y Singapore Airlines dijo estarlo analizando.

De momento la idea no ha sido copiada fuera de Asia y Oceanía.

Peligro ambiental

Si bien los vuelos a ninguna parte tienen una justificación económica, han generado fuertes críticas de parte de ecologistas y viajeros responsables.

Y es que son una tendencia destructiva con el medio ambiente, y completamente alejada de lo que debe ser el turismo sostenible.

Los aviones son un medio de transporte altamente contaminante, y si por lo general son un mal necesario al servir al propósito de viajar, en el caso de los vuelos a ninguna parte esta justificación no existe.

Vuelo a ninguna parte de Brunei Air


Durante horas, las aeronaves están echando emisiones contaminantes a la atmósfera que no deberían estar ahí, pues resultan innecesarias.

Así lo señaló Mark Carter de la organización Flight Free Australia, quien señaló como los pasajeros estarían contemplando la Gran Barrera de Coral al mismo tiempo que ayudan a destruirla.

Es un caso similar a los pasajeros de cruceros, el medio de transporte más contaminante y promotor del turismo masivo, donde sus usuarios visitan ciudades como Venecia al tiempo que ayudan a su desaparición.

“Nuestro hogar está en llamas”, comentó a The Guardian, “En un momento en el que todas las industrias deben estar reduciendo sus emisiones de forma masiva, la pretensión de sustentabilidad de Qantas es una estafa, pues simplemente siguen aumentando sus emisiones mientras le compran las reducciones a otros”.

Por su parte Anna Hughes de la rama británica de la organización comentó que estos vuelos son una locura.

“Entiendo por qué lo hacen, pero es una locura, un vuelo a ninguna parte es contaminar simplemente por contaminar, y si hemos construido una sociedad que es adicta a volar, entonces tenemos un problema muy serio”.

En redes sociales, muchos usuarios conscientes del problema se unieron al repudio de la tendencia, pidiendo a los pasajeros que si tienen dinero para tirar mejor lo donen a ONG que hagan algo útil con el.

Actualmente, se están desarrollando aviones eléctricos y de hidrógeno que en un futuro lejano pueden eliminar el costo ambiental de volar.

Pero de momento, volar menos es la única forma en que podemos disminuir las emisiones producidas por los aviones.

Hay esfuerzos en Austria y Francia de eliminar rutas de corta duración para lograr esto.

Los vuelos a ninguna parte hacen justo lo contrario, y contaminan innecesariamente acelerando la emergencia climática que amenaza nuestro futuro.

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