Os tengo que contar cosas increíbles: ¡he estado en Argentina!
Antes de ir me hacía muchísima ilusión, y no me decepcionó para nada... y es que es tan diferente a Europa... sobretodo en la extensión, ¡es inmensa! Ya que cruzábamos el charco la queríamos visitar de arriba a abajo y teníamos que usar el avión, claro.
La primera parada fue Iguazú, con sus maravillosas cataratas, que también visitamos desde el lado brasileño. Impresiona ver tanta cantidad de agua junta, tanta que no le puedes hacer una foto donde salgan todas las cataratas a la vez. La más grande de todas (la garganta del diablo) en la crecida de principios de año rompió hasta la pasarela, y por eso no la pudimos ver desde arriba.
La siguiente parada fue una estancia en Corrientes, ¡qué maravilla! Una reserva natural tremenda con animales que no había visto en la vida, y menos en estado completamente salvaje. El que más gracia me hizo fue el carpincho.
Después estuvimos en Buenos Aires, que quizás es el sitio que menos me impactó porque es como cualquier ciudad, aunque muy grande, como todo jaja eso sí, Caminito (en el barrio de la Boca) es muy pintoresco y visita obligada.
La siguiente parada fue El Calafate, un pueblo de gente muy agradable y con el gran glaciar Perito Moreno. Hasta el piloto cuando nos íbamos con el avión nos dio una vueltecita por encima del glaciar para que lo viésemos por última vez (de momento jajaja), más majo el hombre! Decidme que no es absolutamente impresionante!
Y ya, la última parada: Ushuaia, la ciudad del fin del mundo, ciudad que albergó la famosa prisión del fin del mundo, donde si alguien escapaba, o acababa volviendo o moría de hambre y frío... fuerte, no? Desde allí salen los barcos hacia la antártida. Os vais a reír, pero una de las cosas que más me gustó fue el aeropuerto, que es la pequeña peninsulita de la foto de abajo, la línea clara es la pista de aterrizaje jajaja me encanta!
En otra entrada os pongo el tema comida, porque este se va alargando jaja.
Un besote!