Vacaciones para mamá

Las mamás disfrutamos tanto el periodo de vacaciones, como cuando éstas están por terminar.

Durante ese mes en el hemisferio frío o esos dos meses y un cuarto del otro lado del Ecuador, las mamás le ponemos a casi todo un Stop. Armamos viajes y paseos; convertimos la casa en un centro de acopio de amigos; permitimos que todos los ambientes del hogar cambien de fisonomía con cosas de niños hasta donde no deberían estar; acomodamos nuestros horarios a los de los chicos e intercalamos el trabajo y el deber ser en algún huequito que las vacaciones de los niños nos los permitan encajar.

La vacaciones vienen y se van con todo.

Si existió la opción de volver al terruño por un rato, entonces se regresará con bolsas pesadas de besos; valijas llenas de abrazos y nudos en la garganta evitando soltar las lágrimas que se juntan cada vez que tenemos que volver a dejar a los nuestros allá.

Si el descanso fue entre la propia familia chiquita, habrá existido tiempo de ponerse al día con todo eso que el correr del año no nos deja contar y se volverá también con amor del bueno condesando en abrazos, besos y anécdotas para no olvidar.

Los niños quisieran que ese estado fuera eterno; amarían no volver a agarrar un lápiz nunca más; desearían que la vida fuera vacaciones y nada más.

Pero la rutina retoma su protagonismo y las vida vuelve a su bella normalidad.

Que todo regrese a su sitio es justo y necesario sobretodo para las mamás quienes, para estas alturas, estamos más que listas para que todos vuelvan a estudiar. Adoramos a nuestros críos, pero precisamos nuestra vida de vuelta; nuestro tiempo libre; nuestra rutina de mamás con niños en época escolar. Las mamás necesitamos regresar para tener vacaciones de vacacionar.

Como el tiempo es sabio, todo sucede justo cuando tiene que pasar y así nuestra rutina vuelve a nosotras cuando estamos a punto de estallar y la de los niños cuando saben que es tiempo de dejar a mamá en paz.

Las mamás amamos nuestros tiempitos a solas; una taza de café caliente tomada a tiempo; un baño sin alguien tocando la mampara de la ducha; hablar por teléfono sin espectadores; volver a sentir nuestro el celular; pasar algunas horas sin pequeños saltamontes esperando que se les resuelva todo y poder leer el diario para enterarnos que pasó en el mundo mientras nosotras no estábamos.

Todo lo bueno termina pronto y deja buen sabor para rato, pero cuando ese maravilloso tiempo libre acaba, la puerta se abre a una rutina bella, reconfortante y necesaria.

¡Buen año para todos! ¡Buena vuelta a las aulas! ¡Buenas vacaciones sin viajar mamás abnegadas y a disfrutar de ellas que nos las tenemos bien ganadas!.

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