Un mini estudio en el centro de Budapest



Veníamos de dormir en uno de los hoteles más lujosos de Budapest así que el listón estaba demasiado alto. ¿Daría la talla el pequeño estudio que teníamos reservado en el Barrio Judío? estaba a solo 5 minutos a pie del hotel así que el cambio de alojamiento no supuso mucho y además estamos acostumbrados a dormir en diferentes sitios, aunque esta vez era definitivo.

La espera fue muy corta, en 10 minutos llegó el señor y nos abrió. Tuvimos que subir unas 5 o 6 plantas (no recuerdo bien) sin ascensor, pero el edificio era tan bonito que no importaba. No pudimos ver el piso de primeras porque llegamos a las 11 de la mañana y todavía no estaba limpio, pero nos guardó las maletas y nos dio las llaves.

Al apartamento llegamos a las 9 de la noche huyendo del frío así que imaginad el placer de estar a 0º en la calle y que te espere el pisito limpio, ordenado y puesto de calefacción. Pues la impresión fue así de buena; era como cumplir un deseo!


El estudio es tan pequeño que el post va a ser corto. Reformado entero al más puro estilo mueble sueco barato y con suelo de parqué como a mi me gusta, solo tenía un mini pasillo con un espejo de cuerpo entero (+10 puntos para Gryffindor!), una cocina muy apañada, el baño y un salón-habitación. Mola también porque las vistas eran a la calle (no se que calle, porque la de la entrada al piso no era) y la cocina daba al patio de luces aunque era muy curioso y molón. Me recuerda al apartamento de Roma que tampoco tenía ascensor (aunque aquí las ventanas no daban a ninguna parte). Si tuviese que decir un inconveniente, era tan cuqui que lo de subir a un quinto piso a pie no me suponía una pega.







Tendría que destacar la mala olor que salía del baño. Era tan insoportable que daba angustia entrar (imaginad darse una ducha) y teníamos que tener siempre la puerta cerrada. Al final descubrimos que la olor entraba por las tuberías así que tapamos todos los huecos del lavabo, la ducha y el bidé hasta con bolas de papel mojado y parecía que la cosa se calmó. Aun así era desagradable. Extraño porque el baño estaba reformado y bastante decente.

La cocina en cambio era ligeramente la de mis sueños. Estaba completa, muy curiosa y moderna y el salón-habitación tenía un pequeño sofá súper cómodo y un sillón., además de tele plana que no nos servía para nada porque todo era en húngaro, calefacción a tope hasta el punto que pasábamos calor por las noches, enormes ventanas (era muy luminoso) y una cama de futón que ya comprobamos al dormir que era algo incómoda.





Con el paso de los días nos íbamos adaptando más al apartamento y cada vez me gustaba más. Recuerdo que llegábamos cansados y helados de frío por las noches. Poníamos la tele en cualquier canal y nos tomábamos un café de vainilla calentito, pero el mejor recuerdo que tengo de allí fue la nevada de peli que nos cayó el último día antes de venirnos. Fue una experiencia ver nevar con esa intensidad mientras desayunábamos calentitos y sin prisa (prisa para qué?)... así despedimos nuestra estancia en Budapest. Un viaje 100% perfecto :D



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Etiquetas: APARTAMENTOS

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