Esto, después de que la administración de Trump anunciara a Marriott International, cadena que maneja el hotel, que su licencia no sería renovada.
El Four Points Sheraton opera en La Habana desde 2016, y se trató de uno de los avances en las relaciones cubano-estadounidenses que se lograron durante la administración de Barack Obama.
Todo fue parte de una política de flexibilización en las relaciones diplomáticas que buscaban poner fin a décadas de hostilidad entre ambas naciones.
Sin embargo, el gobierno populista de Trump dio marcha atrás a toda esta política, que también incluyó los permisos para que los estadounidenses pudieran visitar Cuba, y el cierre del hotel es el último clavo en el ataúd de la normalización diplomática.
Además, se prohíbe también la apertura de nuevos hoteles, uno de los cuales ya estaba planeado.
Se trataba del Hotel Inglaterra Habana.
En 2017, Trump se había comprometido respetar los contratos ya firmados por empresas estadounidenses con Cuba, promesa que fue rota con este acto.
Antes de 2016, este hotel ya existía, aunque no funcionaba bajo la marca Marriott, por lo que es de suponerse que volverá a su antigua marca, bajo administración cubana.
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