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Un mes más - y ya van unos cuantos - dedicamos uno de los artículos del blog de Gretur Viajes a conocer más y mejor a algunas de las estrellas de ese gran universo mitológico de la antigua Grecia, dioses y diosas que trascendieron su era y las creencias de los seres humanos para viajar en el tiempo a través de mitos, leyendas y, cómo no, impresionantes y bellas obras de arte. Este mes de noviembre te invitamos a conocer a una de las diosas menos conocidas de la mitología griega, una de las muchísimas féminas seducidas por el gran Zeus y de cuya unión nacerían unos gemelos inolvidables, el dios Apolo y la diosa Artemisa; hablamos de la diosa madre Leto.
Cuenta la leyenda…
Los orígenes de Leto serían, para nuestra mentalidad actual, ciertamente escabrosos. Era hija de Titanes, esos dioses primigenios que nacieron de la unión de la diosa de la tierra Gea y del dios del sol Urano. Los titanes encarnaban diferentes conceptos, virtudes y defectos del ser humano: la inteligencia, la ira, la memoria… y cuando crecieron y se unieron entre sí dieron lugar a esa segunda generación de dioses titanes que sería la que mandarían al inframundo los conocidos doce dioses del Olimpo y a los que ya hemos dedicado varios artículos en el blog de Gretur Viajes (Hades, Poseidón, Zeus, Apolo, Artemisa…).
Leto sería una diosa de segunda generación nacida de la unión de de dos hermanos llamados Ceo y Febe. Ceo, su padre Titán, encarnaba las virtudes de la inteligencia y la curiosidad, mientras que la madre, Febe, encarnaba el brillo de la luna y la belleza de la noche. Las dos hijas de la pareja, Leto y Asteria heredarían los atributos de sus progenitores convirtiéndose para sus seguidores en las diosas de la luna y, también, de la luz del sol, esa luz inteligente que iluminaba las sombras y no dejaba ningún misterio por resolver.
La hermana de Leto, la diosa Asteria, era una bellísima mujer que enseguida llamó la atención de ese dios lujurioso llamado Zeus. Tanto acosó el todopoderoso Zeus a Asteria que la diosa decidió adoptar la forma de una codorniz, se arrojó a las frías aguas del mar y renació en forma de una pequeña isla desierta llamada Ortigia. Zeus, al ver que Asteria quedaba fuera de su alcance, fijó su atención en la hermana que quedaba, la menos bella, pero también atractiva diosa Leto. Tras repetidas violaciones, la diosa Leto se quedó embarazada y dio a luz a los gemelos (o mellizos) más famosos del Olimpo Griego: primero la inteligente diosa Artemisa y después, y ayudada por la diosa bebé, a su bello hijo Apolo.
Obras dedicadas a Artemisa:
No se sabe bien por qué motivo, Leto o Latona para la mitología romana no fue nunca una de las diosas preferidas por los artistas para representarla en solitario. Quizá la razón la encontremos en la ambigüedad de su rol como diosa - noche y día- o de su papel menor como segundo plato de las preferencias sexuales del gran dios Zeus, el caso es que no hay demasiadas obras de arte donde la preciosa Leto sea la única protagonista. No obstante sí forma parte de algunas composiciones artísticas en las que comparte protagonismo con otros seres del Olimpo; veamos algunos ejemplos:
“The “Apollonian Triad”.
Una de las representaciones artísticas más antiguas de Leto es una pequeña estatua en bronce esculpida en el año 750 después de Cristo y hallada en el Templo de Apolo, en las ruinas de una ciudad ya desaparecida llamada Dreros. La estatua forma parte de una triada o trío en el que el artista inmortalizó a Leto y sus dos hijos gemelos, Artemisa (o Diana en Roma) y Apolo.
“Latona and Her Children - Apollo and Diana.”
Una de las representaciones más bellas de esta diosa madre protagoniza el artículo de hoy del blog de Gretur Viajes y es, sin duda alguna, la perfecta composición escultórica titulada en castellano “Latona y sus hijos”. Fue esculpida por el gran artista norteamericano William Henry Rinehart (Maryland 1825-Roma 1874). Enamorado de Roma y del arte italiano, Rinehart crearía algunas de las obras inspiradas en el arte clásico más importantes del siglo XIX, entre ellas, cómo no, la preciosa escultura que trasmite el inmenso amor que la diosa madre Leto siente al recibir el tierno abrazo de sus pequeños hijos. Esta obra que el artista tardó en esculpir más de tres años se puede disfrutar actualmente en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Redacción: Marta Barrero. MARAVEGA Comunicación.

Imagen:“Metropolitan Richart Latona” by William Henry Rinehart (1825–1874) - Own work by Ad Meskens. Licensed under GFDL via Commons.

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Etiquetas: Blog de Grecia

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