Tenía muchísimas ganas de hablaros de Floreta y del taller floral que hicimos con Raquel, la persona que está detrás de esta firma de decoración floral, y que ya lleva más de 14 años diseñando y creando cientos de ramos, centros de mesa, decorando decenas de iglesias, carpas, comuniones, pedidas, jardines...
Si os soy sincera nunca había hecho nada que tuviera que ver con la decoración y mucho menos con flores. Obviamente, de pequeña hacía ramos de flores silvestres para mi madre cuando subía al monte con mi padre y en mi casa intento poner las cosas con el mayor gusto posible. Pero más allá de eso, nada de nada. Hasta que me apunté al taller de centros de mesa de Floreta y descubrí un mundo nuevo. Os lo cuento.
El taller comenzó con unas nociones básicas sobre la esponja donde íbamos a preparar cada una nuestro centro floral y sobre cómo alambrar aquellas flores que no tuvieran suficiente tallo, para poder utilizarlas igualmente.
Tengo que decir que todo estaba preparado con muchísimo mimo. Raquel había cogido unos cestos ideales y se había hecho con todo el material necesario: ramas y flores que había recogido de la calle para enseñarnos que es posible hacer un centro floral sin tener que pasar por una floristería o el mercado de las flores de Bilbao, y hasta eucalipto y ramilletes de flores africanas muy exóticas y vistosas.
Después Raquel nos habló un poco sobre las tendencias de arte y decoración floral vigentes y mencionó el nombre de todas las flores que teníamos en nuestras manos. Imposible acordarme, por supuesto.
Rápidamente ejemplificó lo que íbamos a hacer. Se puso a clavar flores, ramas, por aquí por allá... ¡y voilà! Tenía entre sus manos un centro floral precioso que no había tardado en hacer ni más de diez minutos.
Había llegado nuestro turno. Primero cortamos y limpiamos los tallos. Raquel iba ayudándonos en todo lo que podía, dándonos algunas nociones y consejos, pero lo cierto es que nos dejaba mucho a nuestro aire. Creatividad al poder.
El taller rebosaba luz y color, era maravilloso ver tantas flores repartidas por la mesa, el suelo repleto de los restos que dejábamos a medida que íbamos cortando, clavando y perfeccionando nuestras pequeñas obras de arte como buenas principiantas.
Algunas habíamos decidido que regalaríamos el centro, pero lo cierto es que cuando vimos terminada nuestra obra, fue inevitable dudar por un momento y querer llevárnoslo a casa. Aquellos centros eran preciosos, la materia prima nos lo había puesto muy fácil con la ayuda de Raquel.
Ahora puedo decir que entre mis amigas tengo auténticas artistas de la decoración floral y que pronto espero repetir, pero esta vez para hacer una corona de Navidad.
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Raquel dándonos las primeras lecciones.
Las artistas con las que hice el taller floral y que no podían faltar en este post. Os las presento:
Itsaso
María
Elvira
Mónica
Argi
El resultado. Mi centro floral que fue a parar a manos de mi tía Itziar por su cumpleaños.
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