pero aún quiero robar un minuto al señor del tiempo.
Un minuto, solo, para recordar esa copa
en la que apenas quedaba el recuerdo del ayer.
Quizá en la penumbra crezca mi esperanza,
o acaso no se apague del todo mi luz.
Escucho, me concentro, y sueño despierto
con un pequeño abrazo que aplaca mi dolor.
Sueño con campos pintados de mil colores
que inundaban mil momentos
y que mil vidas parecían perdurar.
Un sueño que solo es sueño,
sintiendo que llega lo nuevo
y lo viejo se queda atrás.
Sueño con que me cuides, me quieras,
me arropes y animes.
Sueño con nuestra niña
y la que vendrá.
Porque sueños, sueños son,
y a veces se hacen realidad.