porque no eres ayer, sino presente y mañana.
No vivo ahora en ahogados abismos de antaño,
sino exprimo cada grano de arena de aquél reloj
que de pequeño giraba en esa estancia de la abuela.
No chasco ahora los pequeños palos de la hoguera
que un día dio luz, calor y esperanza,
y hoy solo es luz: solo es calor y esperanza.
No tengo ahora tu recuerdo,
porque eres siempre tú, infinita,
la que llega y se queda,
la que vive y da su ser.
Eterno y quizá agónico instante del ahora…
¿Qué será de mí mañana?
Lo de hoy será intante vivido
para hoy, para ti, y para mí,
para el recuerdo.