Hoy no voy a andarme por las ramas con el tema que quiero tratar, que no es otro que el de los famosos salones arcades. Esas salas "suburbanas" donde mas de uno pasábamos momentos o tardes enteras dejándonos los pocos ahorros que teníamos. En mi ciudad existieron varios de estos lugares, recuerdo que el que mas me gustó estaba al lado de uno de los cines (el único que había en esa época). La tradición consistía en ir una hora antes de que fuera a empezar la película para gastar allí unas pocas monedas, que normalmente y sin proponernoslo, solían durar muy poco.
El lugar siempre era cómo tenue y con mucho humo en el ambiente, recordemos que era una época donde el fumar estaba permitido, aun así la atmósfera era mas propia de una discoteca de noche que de un simple bar de barrio. Por los alrededores siempre veías a un señor con una "riñonera", ese fantástico invento ochentero para llevar monedas, artilugio que hoy en día se puede seguir observando en cualquier funcionario aparcacoches. Ese señor era el encargado de darnos el cambio cuándo lo necesitábamos. Por lo general llevabas un billete de mil pesetas (el billete verde), pero eso en el mejor de los casos, en el peor tal vez si eras afortunado llevabas una moneda de 20 duros (100 pesetas), que al cambio por lo general te daría para jugar cuatro partidas de 25 pesetas cada una. Sin irme por los números, resumiendo, este señor era el que te daba cambio.
Allí se encontraban recreativas cómo la de Star Wars plagada de esos extraños gráficos vectoriales tan chulos o la mismísima de Capcom Ghost N Goblins, en la cual no solía durar ni dos minutos jugando.
Muchas veces echar una partida podía convertirse en toda una odisea, sobre todo si el arcade era mas nuevo ya que solían formarse grandes colas para jugar una partida. Y eso si justo la máquina que te gustaba no estaba custodiada por ese extraño "señor mayor" que parecía saberse toda la recreativa desde el principio hasta el final. Recuerdo además como una de estas máquinas podía dejarte las manos oliendo a tabaco si la persona que estaba antes había estado bebiendo y fumando, ya que los ceniceros estaban perfectamente implantados a ambos lados para tratar de satisfacer todas las necesidades (casi todas las posibles jejeje).
Con el paso del tiempo y con la llegada de videoconsolas que eran prácticamente mejor que las propias recreativas estos salones fueron decreciendo en interés y poco a poco se fueron apagando. Y si bien es cierto que hoy en día hay ciudades cómo Barcelona, Londres, Tokio donde siguen existiendo, hay una parte suburbana que se quedó con nosotros en esa época, tal vez por la edad, o tal vez porque en el momento era algo nuevo y diferente.
¿Que recuerdos o anécdotas tienes de los salones recreativos? Te invito a dejarlo en los comentarios.