Por lo que a mi respecta, el 14 de febrero es un día como cualquier otro, vamos que no tiene mayor importancia. Haciendo un poco de memoria para poder escribir este post, me he dado cuenta de varias cosas. La primera de ellas es que llevo los últimos diez años de mi vida con pareja -y diez son muchos años cuando tienes 28, al menos lo parecen-. Otra de las cosas que he descubierto es que en todo ese tiempo solo he celebrado San Valentín dos veces -¡DOS!- y ninguna de ellas con mi actual pareja. ¿Soy rara por eso? No lo creo. ¿No quiero a mi novio? Evidentemente, sí le quiero cuando llevamos casi una vida juntos -sí, cariño, lo he dicho públicamente-.
San Valentín es una fecha que se alimenta de las redes sociales, probablemente, como la mayoría de festividades. Miles de parejas publican amor eterno en sus muros, unos como de costumbre y, otros, como excepción, no sea que el otro se mosquee. Si quieres saber mi opinión son todo chorradas. No entiendo la necesidad que tiene la gente de compartir con todo el mundo lo que “siente”. ¿No es más sencillo decírselo directamente a esa persona? ¿Sabes cuántos amigos tienes en Facebook, por ejempo? ¿Cuántos de ellos son amigos reales? ¿Y, de verdad crees que les importa lo que “sientas” por él o ella? Ya te contesto yo a esto: no, les da absolutamente igual -casi tanto como a ti-.
Siguiendo con este tema, hay dos tipos de parejas, según el comportamiento que tienen en redes sociales. Por un lado, están las ‘no puedo dejar de publicar lo mucho que te quiero’ y, por el otro, esas que ‘por no publicar, no comparto ni una foto contigo‘ -¿adivináis a cuál pertenezco?-. Profundizando un poco, he podido descubrir que dentro del primer grupo tenemos a los ‘cursis súper empalagosos‘, los ‘te lo digo de una manera graciosa‘ y, los peores de todos, los ‘te amo con toda mi vida, pero luego te la clavo por detrás‘. Seguro que tú también tienes algunos de éstos. ¡Cuántas veces no habrás pensado “ENGAÑAD@”! -Suavizando un poco el asunto, he de añadir que de éstas cada vez veo menos. No sé si es a causa de que han evolucionado con la edad, porque cada vez reviso menos mis redes o porque he modificado mis preferencias en el ‘timeline’ y casi todo lo que me sale son noticias sobre páginas y cosas de familia -.
Cambiando de tercio, ¿por qué genera San Valentín tanta controversia? No lo he podido evitar y, dispuesta a investigar, he hecho una pequeña encuesta entre algunos allegados. La pregunta era sencilla, San Valentín ¿sí o no?, aun así la respuesta requería una mínima explicación. Poniéndome técnica, la muestra elegida era mayoritariamente femenina, aunque también quería la opinión de algún hombre. Los resultados, nada sorprendentes, me desvelaron que a la mayoría no les gusta celebrar el día de los enamorados, pero, y esto es una conclusión que he extraído de sus argumentos, no porque no les importe la fecha, sino porque no quieren que se les imponga un día obligado para hacerlo. De las diez personas que he consultado, todas coinciden en un punto, a ninguna les parece bien lo muy relacionado que está este día con el consumismo.
Por último, y para terminar la entrada con un poco de positivismo -porque parece que sea el mismísimo demonio anti-enamoramiento-, he de reconocer que, aunque fueron pocas, las personas que han defendido el sí me han hecho comprender que el amor es algo que se tiene que demostrar cada día así que por qué no aprovechar que a alguien se le ocurrió inventar esta fecha para decirle aun más a esa persona especial lo mucho que le queremos.
¿A ti qué te parece? San Valentín ¿sí o no?
Fotografía: Sebastian Pirvulescu (web) / Styling: Raluca Banica / Styling assintant Sasha Criminal / Makeup & haistyle: Jaime Llorca
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