Se encuentra en un entorno inigualable en la Sierra de Gata, rodeado de calzadas romanas que se pierden en todas las direcciones, hacia otros pueblos o en bosques de castaños. Sus calles empedradas, van acompañadas de riachuelos que los propios vecinos hacen bajar por unas o por otras calles según sus necesidades de riego, por ejemplo. Todo esto unido a su idioma propio, la Fala, mezcla de portugués y gallego, lo convierte en un lugar especial.
Nos alojamos en El Duende del Chafaril, un hotel rural de cuidada decoración, estilo rústico, amplias habitaciones y preciosas vistas al jardín interior, que alberga la piscina y el spa. El personal es encantador y los anfitriones de lujo, pendientes en todo momento de nosotros.
Estando allí, tuvimos oportunidad de disfrutar de la primera Fiesta de la Vendimia, evento rescatado a propuesta de los propios vecinos, en línea con la gran fiesta de San Martín del 11 de noviembre. Gigantes y cabezudos, música y mucha tradición, pusieron la guinda a un fin de semana para recordar.
Conocéis algún sitio que os haya atrapado?
Feliz fin de semana!!
Fotos: Sara González Carrasco