Paseando por los caminos del Vaticano donde no solamente respiramos ese aire especial que hay en los lugares levantados por la fé sea cual fuese su ideología, nos damos cuenta del poder y de la fuerza en que materializa esos ideales fervorosos, los mismos ideales que llevan a la muerte o a la vida y que hace del hombre un titán con mano de hierro o de mármol para levantar los colosos más increíbles que nos podamos encontrar en nuestro paseo por esta Roma bendita por los mejores escultores, pintores y arquitectos de la historia.
Y paseando llegamos hasta la Mater et Caput Omnium Ecclesiarum Urbis et Orbis o lo que es lo mismo Madre y Cabeza de todas las iglesias de la ciudad y del mundo y precisamente también una de las siete que está bendita por la peregrinación desde el Edicto de Milán bajo mando de Constantino en el 313. La historia la considera una de las primeras de Roma con unas dimensiones de 100 metros de longitud y 65 de ancho. El nombre actual de S. Giovani in Laterano o San Juan de Letrán, le fue dado en el siglo VII cuando Gregorio el Grande la puso bajo protección de San Juan Bautista. Es notorio el claustro que data del siglo XIII y algunas piezas decorativas de su interior. Más tarde fue el Papa Inocencio X quien transformó la antigua iglesia en una basílica barroca de cinco naves para conmemorar el año santo de 1650.
A este proyecto se añadió después la fachada proyectada por Alenssandro Galilei entre 1733 a 1736 y años más tarde el Papa León XIII mandó ampliar el coro con lo cual queda terminada la basílica tal como hoy la encontramos. Digo bien la encontramos porque realmente es un encuentro visual de pleno derecho cuando se la mira y se la ve por primera vez. La fachada blanca de Galilei de colosales dimensiones con notable acento barroco nos hace cerrar y abrir los ojos varias veces. Quizás este arte en piedra sea demasiado hermoso y tan grande que es difícil de digerir en un momento. Pilastras de columnas gigantes dividen el muro en cinco secciones de las cuales vemos la central que destaca sobremanera en forma de un almirez. Un ático con balaustradas y una estatua como corona en cada una de ellas. La parte más alta que es precisamente la culminación del almirez, es donde se dibuja una figura con una cruz en la mano y bendiciendo a los que miran embobados.
Bajo esta belleza que destaca en el cielo, está el balcón donde se sitúa la logia benedictina papal. Y sin apartar los ojos de la portada nos vamos acercando a la entrada de tal manera que más de uno se ha dado un colosal golpe por perder el sentido de la orientación y sin darse cuenta que la pared o la puerta del templo estaba tan cerca. Vamos a su interior…
Lo primero que observamos es la dimensión que se le quiso dar para conmemorar aquel año santo, Es quizás esa idea de grandiosidad lo que recibió Borromini para plasmar en el interior del templo la religiosidad y la grandeza de un templo, pero que no perdiera su raíz que era precisamente el templo que levantó Constantino. Aprovechó el espacio suprimiendo las 14 arcadas de la nave central y las dejó en sólo cinco, ésto hizo posible que los pilares monumentales se convirtiesen en la base central del conjunto arquitectónico. Colocó estatuas en ellos, sobre cada ventana y nichos flanqueados por columnas. Las donaciones fueron el milagro que hicieron posible las esculturas que ahora vemos. Son preciosas y de una calidad insuperables. Apóstoles, los doce, que adornan cada rincón. Relieves de estuco que nos ilustran sobre escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, profetas, hombres santos.
El techo que sigue teniendo ese aroma especial que se le dió durante el pontificado de Inocencio X, pesado y duro tuvo con Borromini un añadido más: las capillas en las naves laterales que favorecen un sentido más amplio de la imagen total de la iglesia. Una de las cosas más llamativa se encuentra curiosamente en el altar donde el Papa celebraba o celebra la Eucaristía. La leyenda nos deleita una vez más con la creencia de que fue el primer altar de madera en el cual se celebró una misa en Roma. Encima podemos encontrar el Tabernáculo que se adorna con frescos de Giovani di Stefano (1367-1370) . Los bustos en plata de San Pedro y San Pablo coronan el conjunto teniéndose la idea durante la Edad Media que contenían las cabezas de tan famosos santos. Delante del altar está la tumba del Papa Martín V que terminó con el más grande cisma de la iglesia católica.
En la parte meridional nos encontramos el Baptisterio de San Juan construido por mandato de Constantino sobre un círculo que formaba parte del antiguo palacio de los Laterani y que tomó la forma octogonal con la pila bautismal en el centro que data del año 432. Se ella emana que todos los edificios tomaran esta forma y más que nada los baptisterios donde se da el sacramento del bautismo. Más tarde se le añadieron las columnas que lo elevan hasta la galería. Es aquí cuando llega la remodelación barroca y Sacchi la adornó con frescos de la vida de San Juan Bautista. La antigua pila bautismal se tapó con una tapadera de bronce dorado obra de Ciro Ferri en 1677
Las capillas de los alrededores son dignas de admiración también: destacamos por supuesto la de Santa Rufina, San Venancio y las dos de San Juan que datan del siglo V y VII. Una visita a la Capilla de San Juan Bautista nos dará la oportunidad de ver los decorados de mosaicos del siglo V cuyo centro está presidido por el Cordero de Dios rodeado de estaciones formadas por espigas, rosas, liras, olivas… La parte exterior nos despide con los jarrones de flores que custodian una pareja de pájaros..
Horarios: correspondientes al culto desde las 9.00h a las 18.30h.
Entrada libre.
DAMADENEGRO
Datos de registro
Identificador: 0908314315455
Título: sjunaletran
Fecha de registro: 31-ago-2009 15:02 UTC
Autor: damadenegro
Tipo de obra: Literaria, Narrativa, Ensayo
Fuente: este post proviene de el blog de DAMADENEGRO, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado: