Saint Malo se encuentra en la desembocadura del río Rance, en la Bretaña francesa. Su centro histórico tiene la particularidad de estar amurallado completamente, con una construcción que remonta al siglo XIII. Las fachadas y torres que emergen de las fortificaciones confieren a la ciudad una silueta muy característica. Recorriendo el camino de ronda sobre las murallas te permite disfrutar de unas vistas impresionantes.
A escasos metros de las murallas se encuentran las islas del Petit Bé y del Grand Bé. La primera destaca por su fuerte (en la foto de portada), la segunda alberga la tumba de Chateaubriand. A ellas se accede a pie con marea baja.
Saint Malo tuvo un rica historia marítima. De aquí zarpó, en el siglo XVI, Jacques Cartier para descubrir Canadá, así como los barcos pesqueros que llegaron a Terranova. Los armadores hicieron fortuna y la ciudad prosperó al abrigo de las murallas, ampliadas por los discípulos del arquitecto Vauban.
Por otra parte el turismo balneario llegó a la ciudad a mediados del siglo XIX e hizo que Saint-Malo fuera una de las estaciones balnearias más preciadas de Europa
El Fuerte Nacional fue construido en 1689 por el ingeniero Siméon Garengeau, según los planos de Vauban y por orden del rey Luis XIV.
La Muralla encierra la totalidad de la ciudad y se remonta en sus tramos más antiguos a la Edad Media (paños del lado oeste), si bien la mayor parte data de la Edad Moderna, especialmente como fruto de las ampliaciones de la ciudad por la zona sur y noreste en el siglo XVIII. En ella destacan una serie de poternas y varias puertas, especialmente la "Grande Porte" y la "Porte Saint-Vincent".
El Castillo de Saint Malo fue construido en el año 1424 por orden de los duques de Bretaña. En 1498 se construyó la torre Quic-en-Groigne por orden de Ana de Bretaña y en contra de la voluntad de los habitantes de Saint Malo. Las torres, Des Dames y Mills fueron construidas algunos años más tarde. Fue incluido en la lista de Monumentos Históricos en 1886 y hoy en día alberga el museo de historia de la ciudad y la sede del ayuntamiento.
Las playas se suceden a los pies de las murallas hasta alcanzar la torre Bidouane. Con la marea baja, un pasillo de arena une tierra firme con las islas del Grand Bé y del Petit Bé. Ante el castillo se extiende la gran playa de Sillon.
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