Adaptación de Agustín Sánchez Aguilar
Ilustraciones de Amélie Veaux
Cuaderno de bitácora:
Amanece...
Me encuentro a la deriva, no sé que hora es pero debe ser temprano pues empiezo a vislumbrar el sol en el horizonte, no sé cómo he llegado hasta este libro, surcaba yo los mares, entre islas y animales fantásticos, mercancías y paisajes exóticos cuando de repente un tal Señor Sánchez Aguilar me introdujo en esta historia.
Estoy en perfectas condiciones pero algo desconcertado pues yo creía que mi trama formaba parte de la historia de Las mil y una noches pero al parecer no me hallo donde debería, éste es un nuevo libro en el que veo siete de mis viajes, estoy tan desorientado que necesito de la ayuda de los lectores, espero encontrarlos pronto.
Horas más tarde...
He descubierto, a lo largo de estas páginas que no estoy solo, están habitadas por ilustraciones maravillosas de una tal Amélie Veaux en las que he podido observar escenas de vivos colores que me han sorprendido ¡a mí! yo que pensaba que ya lo había visto todo: montañas de diamantes, peligros y grandes aventuras, quizás haya llegado mi hora y deba permanecer entre estos capítulos el resto de mi vida.
Anochece...
¡Por todas las águilas y serpientes de Oriente! no quisiera yo permanecer oculto durante mucho tiempo, espero que pronto aparezca un nuevo lector que pase estas páginas dejándome respirar y quizás le convenza para atravesar mareas, hacernos con unas cuantas piedras preciosas o quizás ¡quién sabe! esquivar los sortilegios del destino.
En mis últimos momentos antes de que acabe esta reseña desearía hasta que me aplastara un gigante o dejarme llevar por el viento hasta naufragar, cualquier cosa menos quedar en el olvido. ¡Si alguien lee esta bitácora, abra este libro y déjeme salir una vez más! A no ser que se trate de un pirata en cuyo caso, deje a mis pies esos tesoros y lárguese de aquí.
Simbad el marino
Mil gracias a Vicens Vives
por este ejemplar