Reflexión: un paseo de sábado

Jueves reflexivo: paseo de sábado por la mañana

Hola a todos y bienvenidos un día más. Ya estamos a jueves y es el día del post reflexivo e improvisado. Mi gatita se ha cargado el botón de encendido de mi ordenador, así que hasta que no me lo arreglen tendré que usar el móvil o la tablet. Cada vez que comento desde uno de estos dispositivos me quedan textos ilegibles, así que estoy algo asustada. A ver qué sale. Y ahora sin más rollo, empezamos.

Hace tiempo que no describo un paseo. Empecé a hacerlo hace unos años y me gusta porque es una especie de diario.He dudado porque hace un par de semanas hice uno muy chulo.con mi hija, pero al final contaré el que hice el sábado con mi marido.

Los fines de semana cogemos el coche y llevamos a la perrita a correr a distintos sitios. Pero este sábado nos apeteció dejar el coche en el garaje por la mañana, y nos animamos a ir a la playa de perros. Así que un buen avituallamiento consistente en chuches perrunas, unos quiches que nos encantan, agua y muchas ganas pusimos rumbo a la escalera 24 de la playa de San Lorenzo.

Salimos de casa algo antes de las ocho, y ya brillaba el sol en todo lo alto. Por la calle apenas había gente, tan solo la barrendero, algunos dueños de perros y el sereno que ya volvía a casa.

Decidimos ir por el interior en vez de ir por el paseo de El Muro porque la perrita no puede bajar a la playa y se impacienta.

Así que recorrimos calles tranquilas y silenciosas. Cruzamos parques que a esas horas no tenían niños y miramos escaparates con calma.

Poco a poco nos acercamos a la playa. Entonces decidimos cruzar justo enfrente de la playa y tomar una carretera paralela para que mi perrita no se impacientase. Por suerte en ese momento se nubló el día, lo que hizo el paseo mejor para la perrita.

En los lados de la acera que transcurre pegada a la carretera hay trocitos de Prado con hierba alta y flores, un lugar ideal para que la perrita olfatee. Esos prados me recuerdan mi infancia. Cuando era pequeña, delante de mí casa había un prado enorme con ese tipo de flores: malvas, dientes de león, botones de oro, margaritas...



Adoro esos rincones que me trasladan al pasado. Seguimos avanzando y veo casitas y matorrales cuajados de San Juanín, la flor que más huele a verano. Huele a excursión de fin de curso, a noches buscando luciérnagas, a hoguera de San Juan...a verano.



Un poco más adelante veo un viento caserón que ya salió en el blog hace años y que os dejo aquí.



Y vuelven los matorrales llenos de tentaciones para mi perrita y de recuerdos para mí.

Entonces llegamos a un parque que es realmente delicioso. A esas horas hay poca gente, solo algunos ciclistas y patinadores por el carril bici y runners por los caminos.



El parque infantil está vacío, nada que ver con las escenas que suelo contemplar cuando voy bien entrada la mañana.

Enseguida llegamos a la playa, vuelve el sol y empieza el relax. El mar está en cal.a y durante casi una hora estuvimos solos, con toda la cala para nosotros.



Bajo el sol templado de finales de mayo me dedico a recoger pequeñas piedras y cristales que la erosión habido redondeado, porque quiero hacer un adorno con flores secas.

Diy

Este es el arreglo que hice, con piedrecitas de la playa

Después de estar un buen rato decidimos.volver a casa.

Atravesamos el parque, que ahora también tiene grupos de señoras que han salido a caminar y volvemos a la acera bordeada de prados. Y feliz, hago un ramillete de flores para adornar algún rincón. Y cojo San Juanín para poner en la entrada y así mi.casa y el rellano huelen a verano.



Y caminando despacio, sin prisa, mi marido y yo charlamos. Hablamos de todo un poco, pero siempre de temas que nos alegren y relajen. Recordamos el día, o más bien la.noche en la que fuimos a ver "Contact". Fue un día de esos que sin hacer nada extraordinario son extraordinarios. Y rematamos en el cine. Mis hijos eran bebés y dormían con mis padres. Nosotros no sabíamos qué película ver, pero yo vi a Jodie Foster en el cartel y quise verla. Y acerté. A día de hoy, en nuestras charlas, seguimos usando frases de la película. Recuerdo incluso que ropa llevaba, y el paseo de vuelta a casa, hablando de la película, buscando explicaciones...

También hicimos planes, algunos inmediatos y otros más a largo plazo. Y lo pasamos bien. Sin hacer nada especial, simplemente caminando rodeados de flores, y paseando por una playa de perros, para volver de nuevo entre flores.

Y poco a poco llegamos al centro. Y seguimos charlando, porque esa noche jugaba el Madrid y en nuestra familia hay división, jajajaja. Y además teníamos Fórmula uno desde una de mis ciudades favoritas, así que conversación no nos faltaba.

Antes de llegar a casa compramos pan, que, obviamente nos fuimos comiendo. Y también unas cerezas porque las nuestras aún están verdes.

Las calles en ese momento ya están llenas de bullicio, señoras con carritos de la compra, familias que salen a disfrutar del buen tiempo, gente que sale a correr, patinar o trabajar...

Y sin darnos cuenta, después de rodear un poco por las.calles que van por detrás de la nuestra, buscando sombra y corriente, llegamos a casa.

Yo había dejado la comida hecha así que, cuando la perrita terminó de comer y se durmió nosotros tomamos un aperitivo y nos relajamos, que la tarde también iba a ser al aire libre y tocaba reponer fuerzas.

Y aquí se acaba el paseo y el post. Mil gracias por leerme y espero que no se os haya hecho muy pesado. Y de mano pido perdón por los fallos en plan ti con tilde o mí sin tilde cuando no toca, el autocorrector me la juega mucho.

Muy feliz jueves y nos vemos el sábado en el resumen mensual.

Fuente: este post proviene de Pequeños trucos para sobrevivir a la crisis , donde puedes consultar el contenido original.
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