Jueves reflexivo: alegrar el día
Hola a todos y bienvenidos un día más. ¿Qué tal va la semana? Espero que genial, y además, tenemos el finde a la vuelta de la esquina.Hoy vengo con el post improvisado, y como siempre, no sé muy bien de que hablaré. Así que saboreando mi segundo café(si, abuso del café), y sin más rollo, empezamos.
Hace un momento abrí un poco la ventana, solo un poco, porque es muy temprano y los gatos pasan frío, y como ya me ha ocurrido otras veces, ha entrado un aroma en la habitación que me ha transportado.
Estos post, por cierto, los escribo en la habitación. En mi portátil. Me gusta madrugar, pero el primer café siempre lo prepara mi marido y me lo trae a la habitación. Es nuestro momento porque luego ya se levantan mis hijos, empiezan las carreras y se van todos, él incluido, claro. Y el día del post reflexivo robo unos minutos a ese tiempo para escribir, mientras él lee las noticias. Hoy, por curiosidad, voy a cronometrar lo que tardo. Ahora son las 06:17.
Bueno, que me disperso, decía que al abrir la ventana me ha olido a las mañanas de primavera de mi adolescencia. Para ir al instituto madrugaba bastante, porque iba en autobús(es lo que pasa si se elige un instituto que está algo lejos), y las mañanas de marzo olían como me ha olido hoy.
En aquellos tiempos, cuando me levantaba, siempre esperaba cosas buenas. Tenía mis preocupaciones, claro, los estudios, los amigos, los chicos...pero esperaba cosas buenas del día.
Desayunaba feliz, me arreglaba con ilusión(no iba maquillada, solo la raya del ojo y brillo de labios pero me creía maquilladísima, jejeje), cogía mis cosas y me despedía de mi madre.
En el bus tenía un grupo de amigos de mi instituto y también de otros centros. Unas veces coincidíamos todos y otras solo algunos, pero a primerísima hora de la mañana ya íbamos contentos.
Y luego el día transcurría. Unos días todo iba genial, otros un poco peor y otros se podían complicar. Pero lo afrontaba todo con ilusión, y quizás, con ingenuidad. Sin conocer a Mr Wonderful, yo lo era un poco.
Hoy en día sigo siendo bastante positiva, pero al faltarme pilares tan importantes en mi vida, y de forma relativamente prematura, no me levanto con tanta positividad.
Me he vuelto prudente, y no doy nada por sentado con la facilidad de entonces. Auqnue debo confesar que sigo teniendo mis cosas Mr Wonderful, por ejemplo, sigo apuntando en mi agenda o diario algo bueno que me ha pasado en el día. Solo dejé de hacerlo cuando falleció mi madre, los siguientes dos meses fui incapaz, estaba enferma, desolada y sin fuerzas. Pero transcurrido ese tiempo, cada día apunto, al menos una cosa buena deldía. Ayer, por ejemplo, fue que mi mairdo tuvo libre media mañana y pudimos disfrutar bastante. Y antes de ayer que vi patitos y cisnes recién nacidos.
Y a pesar de esa ingenuidad que los años me han robado, sigo encontrando motivos para enderezar un día malo. Y también para mejorar un día bueno, para que sea casi perfecto.
Hace un par de años, fui con mi marido a la finca y pasamos un día estupendo. Cuando volvíamos a casa después de cenar, mientras el sol se ocultaba y todo se volvía anaranjado y rojizo, yo iba diciendo que era una pena que al día siguiente fuese lunes, y añadía que era difícil mejorar un día tan estupendo. Pues justo en ese momento cruzó delante del coche un corzo. El precioso animal se detuvo un instante. Miró en nuestra dirección un segundo, y siguió saltando entre los prados que bordeaban la carretera. Nosotros nos quedamos sin palabras, hasta que mi marido dijo que ahí estaba la respuesta; incluso el mejor día puede mejorar.
A veces, nosotros podemos alegrarle el día a alguien, y esa sensación es estupenda. Hace poco le mandé un whatsapp a una prima de mi padre. No hablábamos desde Navidad y me acordé de ella. Pues me respondió muy contenta, ycharlamos un rato, y al despedirnos me dijo, textualmente: Estaba bastante depre y me has alegrado el día nena. No te imaginas cuanto. Obviamente, con estas palabras me alegró el día ella a mí.
El año pasado el mes de marzo fue terrible, una pesadilla de la que no conseguía despertar. Este año ha sido mucho mejor. Cuando el año pasado hice mi resumen del mes(está aquí), sentí tristeza absoluta. Y no era por el confinamiento(que también), era por mis pérdidas, por lo enferma que había estado y por el miedo que sentía. Esta vez aún no lo he hecho porque el mes no ha acabado, y puede torcerse, pero he disfrutado de amaneceres, atardeceres, paseos en buena compañía, playa, campo, descanso...y aunque ha habido cositas, al menos la cosa ha mejorado. Y como ya sabemos, siempre puede mejorar más.
Para ir acabando este post ecléctico y sin demasiado sentido os diré que en el post del jueves anterior(aquí) hablaba de esos amigos con los que te reencuentras y retomas como si nada. Pues ese sábado me paso. Tuvimos un funeral, de una persona muy mayor, fue triste pero era esperado. Y allí me encontré con una amiga y fue como si se hubiese parado el tiempo. Lo único que nos devolvía a la realidad eran las mascarillas y que no pudimos abrazarnos, pero volvíamos a ser dos adolescentes.
Y ahora ya me despido. He divagado un montón, ahora toca empezar el día, y como hoy no podemos salir al amanecer, daré mi paseo tempranito pero a horas de persona, como dice mi hermana, jejeje. Ahora empiezan las carreras y las prisas. Muy feliz día a todos y nos vemos el sábado con el resumen semanal.
PD. Son las 06:51, he tardado 34 minutos en escribir el post. Normalmente tardo menos, pero he puesto un par de enlaces y la foto, y eso suma, jejeje.
¡¡¡Hasta el sábado!!!