Jueves reflexivo: escribir
Hola a todos y bienvenidos un día más. Ya estamos a jueves y hoy toca post reflexivo. Hoy es el día del libro, así que me apetecía hablar de algo relacionado, pero no hablaré de lectura a pesar de lo que me gusta porque hace mi mundo mejor. Hablaré de escribir: lo que significa para mí, la importancia de una infancia feliz que queda retratada en nuestras letras...a ver qué sale. Y sin más rollo, empezamos.Siempre me ha gustado escribir, me encanta guardar de alguna forma lo que me pasa porque estamos hechos de momentos, y tengo diarios desde los seis años. Al principio eran diarios de niña pequeña en plan: hoy fui al parque, hoy fui a un cumple y comí tarta o esta tarde nos compraron un huevo de chocolate con sorpresa(yo no los llamaba Kinder), pero con el tiempo empecé a escribir pequeñas historias. Ese "ejercicio" me hacía tener vocabulario, cierta soltura escribiendo y a día de hoy es algo impagable; recuerdos almacenaddos con forma de letra infantil.
Recuerdo este día a la perfección. Fuimos a hacer una ruta con mis pares y abuelos que ahora es muy conocida pero en 1983 lo era menos, El desfiladero de les Xanes. Cuento que nos perdimos y un señor nos ayudó. Había una cueva y mucho calor. Comimos patatas con huevos y chorizo, y leche, lo que había en el bar del pueblo. En ese momento estábamos jugando y me hicieron una foto...ahí se corta pero fue con mi abuelo en un sitio precioso
Cuando nos íbamos de viaje, ya fuese lejos o escapadas de 4 días por zonas desconocidas de Asturias, mi madre, mi hermana y yo hacíamos cuadernos de viaje.
Un día antes de marchar nos comprábamos unos blocks de notas y durante el viaje apuntábamos lo que veíamos, lo que hacíamos y las curiosidades. Poníamos alguna etiqueta, una flor o alguna entrada(pocas porque mi madre las guardaba en álbumes) y era un recuerdo precioso.
Recuerdo una vez que encontramos un pájaro carpintero recién caído del nido. Pues en los cuadernos está el proceso de cuidado, y otras veces escribía conversaciones con la gente de los sitios donde íbamos o las aventuras que nos pasaban, algunas realmente graciosas.
Con el tiempo empecé a necesitar mis momentos de escritura, y la realidad empezó a combinarse con la ficción. Me encantaba escribir relatos con historias que me inventaba.
Este es mi diario de cuando tenía 11/12 años. Por si no lo entendéis empiezo exclamando que se acaba el mes(por entonces tampoco era fan de febrero auqnque lo disfrutaba) y que al día siguiente iremos a comer por ahí. Además cuento que por la noche, mientras cenábamos patatas con pescado(dato importante, jejeje) escuchamos una charanga, dejé la cena a medias y salimos con mi madre a desfilar con ellos. Luego encendieron una traca, era el Antroxu(carnaval asturiano) disfrazado de diablo y habló. Por la tarde en la tele hubo una peli de Marisol y luego fuimos a un parque que se llama Parque Atalia, que es precioso. Recuerdo qu emi padre, cunado llegó de trabajar, fue a buscarnos(mi madre le había dejado una nota) y lo pasamos genial. Perdonad la oscuridad, a estas horas no hay casi luz. Y está muy viejo, sorry.
En clase, durante algunos cursos de EGB, los lunes teníamos que presentar una redacción sobre un tema propuesto el viernes anterior, y yo disfrutaba muchísmo con esa tarea. En eso salí a mi madre, que cuando era niña ganó algunos concusos de redacción, y ya de adulta, concursos literarios, a veces obteníamos premios las dos en el mismo certamen y era una sensacion genial poder compartir algo así.
He tenido una infancia feliz y todos mis escritos de esa etapa son felices, así que al leerlos me lleno de paz. Pero cuando tengo malas épocas, cuando la tristeza me inunda, la escritura también me sirve de liberación, aunque son textos que no releo. Son recientes, pues a digo que de niña no tenía grandes penas, quedan ahí. Pero auddan.
A día de hoy sigo llevando un diario, aunque no es tan detallado como los de la adolescencia donde ponía qué ropa llevaba, cual era el peinado y el número de veces que había visto a fulanito, lo que me había dicho y lo que me imaginaba que significaban sus palabras. También detallaba las conversaciones con mis amigas, los planes de la plandilla o las locuras que planeaba con mi hermana qie siempre salían mal. En los diarios actuales sintetizo mucho más.
Además de los diarios, escribir el blog también me ayuda. Ya sabéis que siempre escribo la verdad, si hay algo que no quiero decir pues no lo digo, pero no miento, y claro, aunque no suelo releer mis post, alguna vez, cuando facebook me recuerda el aniversario de alguna publicación, al leer los jueves en los que comparto, por ejemplo, un paseo, recuerdo el momento, a mi mente acude el instante, las conversaciones o lo que sentí. Y es guay, es como un diario también.
Cuando era adolescente escribía poesías. Hoy en día me parecen terribles, pero la verdad es que las escribía con mucha ilusión. Pues un día, mi mejor amiga, le dijo a la profe de lengua de 2º de BUP que yo escribía genial(amor de amiga) y la profe decidió que los jueves, después de clase, leeríamos alguna. Yo quería matarla y que me tragase la tierra, en ese orden. Pero lo hice y mis compañeros y yo nos lo pasábamos genial. Recuerdo una en la que contaba la historia de un marinero que moría ahogado, y su amada recordaba el color de sus ojos cada vez que miraba el mar. La poesía era muy cutre pero hasta el final no se sabía que él había muerto, y algunos compañeros lloraron. Qué mala es la adolescencia, jejeje.
Escribir es terapéutico: lo es para uno mismo y si posees talento como todos esos grandes autores que me encantan, lo es para los demás.
Estos días tan difíciles he releído las cartas que mi madre escribía al periódico local, y he sentido que la vida es bonita a pesar de los golpes. He vuelto a empaparme de optimismo a pesar de que mi munddo se ha derrumbado.
Sabéis que no soy de compartir cosas personales pero os dejo un trocito de una de las cartas que mi madre envió al periódico. Habla de lo precioso que es el campo en primavera, pero que la ciudad también es preciosa en esa época, y no solo por los comercios llenos de cosas bonitas, que en aquellos años, donde yo vivía, parece que no se veía más allá, y la gente "menospreciaba" la naturaleza. La carta es de 1991. Es el último párrafo, con la carta entera tendría más sentido, pero para haceros una idea de lo que es el optimismo sirve.
En esta parte nos dice que en aquellos años, a pesar de lo cerca que estábamos del campo, en vez de deleitarnos en la primavera y sus cosas preciosas nos volvíamos locos comprando y buscando solo cosas superficiales, que también importan, sin dedicar unos minutos a admirar semejante exposición de belleza.
Y realmente poco queda por decir. Bueno, quizás que escribir puede resultar gracioso y con redes sociales más. Mi hermana y yo, a pesar de estar en la misma casa pasando el confinamiento, hablamos por whatsapp para decir bobadas. Y nos anima, parece tonto pero nos entretiene(no mucho, solo a ratitos que no estamos tan locas). Os dejo un trozo de una absurda conversación de ayer por la tarde.
Supongo que solo tiene gracia para nosotras, pero bueno, unos minutos de risa
Lo último que dice mi hermana es porque nos están arreglando el tejado, y no podemos escapar del ruido infernal. Y no, no pudo, sus poderes son limitados. Y si, la conversación solo tiene gracia para nosotras, jejeje, porque últimamente hablamos a la vez, pensamos lo mismo...esto empieza a asustar.
Ahora sí que lo dejo por hoy. Mil gracias por leerme y nos vemos el sábado con el repaso semanal. Muy feliz día a todos.