Reflexión: El encanto de los días nublados II

Jueves reflexivo: El encanto de los días nublados

Hola a todos y bienvenidos. ¡Ya es jueves! Qué ganitas de finde.

Hoy es el día del post improvisado así que de mano pido perdón por los posibles fallos.

Por aquí ya estamos en modo verano, pero de vez en cuando llegan esos días nublados que tanto le gustaban a mi madre y los disfruto mucho, pero mucho. Y hace un par de días me acordé de un post que publiqué hace nueve años. Era una reflexión improvisada, pero por entonces yo no tenía secciones ni calendario de publicaciones, escribía cuando podía y me apetecía y publicaba. Os dejo el post aquí por si os apetece leerlo y comparar ocn los post de ahora. Yo creo que no he cambiado mucho. En aquellas fechas tenía a mis padres y a mi tío, y a mis hijos adolescentes, pero en el fondo soy la misma. Y ahora, sin más rollo, empezamos.

Empiezo diciendo que me encanta el sol. Disfruto de los días de playa, de las excursiones, las tardes en el río, domingos en la finca...pero hay algo en los días nublados que me atrapa. Me gusta que tras unos cuantos días de sol en los que aprovecho todo lo posible llegue un día nublado que rompa esa especie de rutina de salir y salir. Mi madre adoraba esos días. Le gustaba ir a la Feria de Muestras (los gijoneses vamos año tras año, a la salida juramos que el próximo año no volveremos y al final siempre volvemos), y también le encantaba pasear por el muro porque olía mucho a mar. Y le encantaba arreglarse y pasear por el centro. A veces ella y yo nos íbamos a buscar a mi hermana al trabajo y hacíamos algo especial. ¡Cuánto añoro aquellos días!
playa-rodiles-asturias


Los veranos de mi infancia eran largos y felices, repletos de sol, playa, río, campo y muchas cosas. Pero también me gustaban los días nublados. Uno de ellos lo aprovechábamos para ir a comer a un lugar en el monte, entre eucaliptos y pinos, que era de cuento. Y otro era el día de la excursión a Fuensanta (sí, donde el agua mineral). Si amanecía nublado se cambiaba el plan de playa y a Fuensanta.

En mi casa hemos ido mucho a las Cuencas mineras, a las fiestas y también en días normales, y siempre íbamos en coche excepto una excursión al año que era en tren, porque nos encantaba. Iba con mis padres, mi tío, mi hermana y mis abuelos, y luego con mis padres, mi hermana, mi marido y mis hijos. Pues siempre deseábamos que el día estuviese un poco nublado, porque era realmente mágico.

fosiles-playa-arnao


La semana pasada, uno de los días que fui a la playa de perros estaba nublado, y yo fui feliz. Hacía calor, pero no hacía demasiado (mi perrita lleva mal el calor) y el aroma a mar era más intenso que nunca. El horizonte se veía gris, apenas podía distinguir el cielo del mar, y los barquitos se veían borrosos: tenía magia.

Algo que menciono en el otro post y que me parece bucólico y mágico es escuchar el faro en medio de la niebla. Es un sonido que todo el mundo debería oír auqnue sea una vez en la vida.

Cuando hago mi I´m currentlyl loving, no sé por qué razón, hago muchas más fotos en días nublados. A veces tenemos meses muy soleados y viendo mis fotos parece que hemos tenido un mes oscuro. No sé si es porque con el sol estoy más "perezosa", ya que si estoy en el campo me tumbo a leer, y en la playa igual. En cambio si hace más fresquito me muevo, me meto en el río, camino...

O es simplemente que prefiero los días nublados.

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Mis lectores habituales sabéis que no soy demasiado urbanita, prefiero el campo o la playa, pero cuando hay un día nublado en verano, de vez en cuando, me encanta salir por mi ciudad y buscar rincones de esos que nos traen buenos recuerdos.

Cuando era adolescente, los días nublados eran nuestros preferidos para ir al cine o a la sala de recreativos. Ahora lo pienso y suena un poco a Stranger things, pero era así. Y también era el día que iba con mis amigas a las rebajas, porque para nosotras era un sacrilegio encerrarnos un día de sol. Los días soleados eran de playa, puerto deportivo, parque...

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Cuando salgo a dar mi paseo nocturno me parece que todo huele mejor si el día ha estado nublado. Siento que huele a mar en cuanto abro la puerta del portal. Y podemos pasear sin estar muertos de calor.

Una cosa es cierta, en Asturias puede amanecer nublado pero siempre acaba despejando. En verano podemos pasar por mil y un estados, así que lo mejor es aprovecharlos todos.

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Yo nunca duermo la siesta, o casi nunca (antes veía Saber y ganar y me quedaba atontada en el sofá, lo que aquí llamamos echar un pigazín), pero para las personas que lo hacen si el día está nublado yo creo que apetece más. Al menos a mí, pues sería capaz de desperdiciar un día de sol durmiendo. También podemos alargar las sobremesas, no hay prisa para pillar el rayín de sol. Y ya ni os digo pasar la tarde en un merendero. Eso es un regalo de la vida. Nosotros a veces, desde siempre, si lo estamos pasando muy bien pedimos algo de picoteo y vamos a casa cenados.

cimadevilla


Bueno, me está quedando una entrada larga, así qu esi habéis llegado al final os doy mi eterna gratitud. Mil mil gracias por leerme y comentar, y nos vemos el lunes con algo nuevo.

Muy feliz jueve y feliz finde, que ya está al lado.

Fuente: este post proviene de Pequeños trucos para sobrevivir a la crisis , donde puedes consultar el contenido original.
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