Tiene muy buen sabor, con un toque picante delicioso, y puede acompañarse perfectamente con patatas (las hice fritas, pero al horno también quedarían espectaculares) o arroz hervido. Sobre todo algo que no lleve salsas o especias, ya que sino las brochetas perderían su protagonismo y la mezcla no sería de agradecer.
Ingredientes (4 personas)
- 4 pechugas de pollo
- 50 ml. de aceite de oliva
- 1/2 limón
- Cilantro fresco
- 4 guindillas
- 1 ajo picado
Preparación
Lo primero que haremos será machacar bien las guindillas en un mortero. Una vez bien machacado, añadimos el ajo y repetimos el proceso. Agregaremos posteriormente el aceite y el cilantro picado. Lo removeremos todo para que se mezcle bien y pondremos las pechugas cortadas al gusto de cada uno para mezclar bien. Lo dejaremos reposar media hora y entonces preparamos las brochetas en los típicos palillos de madera. Precalentaremos la plancha con una gota de aceite de oliva y será vuelta y vuelta. ¡Recordad salarlas cuando las tengáis hechas!
Notas:
- En la receta original, en lugar de ser una pechuga por persona, era media. Podéis intentarlo así si queréis probar qué tal os sale, pero considero que es una ración pequeña.
- En la receta original eran dos o tres guindillas por media pechuga de pollo. Sinceramente no sé qué guindillas habrá usado quien elaborase la receta, pero yo usé una por pechuga y le dio el sabor que debía tener. De seguir las indicaciones que tenía, no habría quien se hubiera podido comer el pollo.
- Podéis usar un par de ajos en lugar de uno si lo preferís. Sin embargo el punto fuerte de este plato es el sabor de la guindilla, por lo que no es algo que recomiende.
- Si no podéis conseguir cilantro (que es lo que me pasó a mí), podéis sustituirlo por perejil. Queda igual de bien.