Ya estaba lista para salir, me había hecho las coletas tres veces hasta que quedaron perfectas para evitar que mi madre me las retocase justo antes de abrir la puerta de casa.Como cada viernes, mis padres me dieron 100 pesetas y me dijeron con una expresión muy seria ten mucho cuidado hija, a las diez te queremos en casa, expresión que cambiaban por una sonrisa al añadir Y pásalo bien.
Me guardé ese dineral, que para mí era un tesoro, en el bolsillo y me dirigí a la puerta, donde mi madre me cortó el paso (cómo no) para colocarme una vez más las dichosas coletas. Sabía que mis amigos me estarían esperando abajo, en el portal. Y sabía que se mosquearían por tardar en bajar.En cuanto subí al ascensor me quité esos coleteros tan apretados, era consciente de que mi madre me regañaría al volver a casa pero ya tenía suficiente con que se rieran de mí por llevar gafas como para ir así peinada.
La sala de recreativos estaba a dos manzanas de mi casa, pasaba la semana esperando al viernes para poder ir allí. Para mí aquello era el paraíso, un montónde mundos distintos de diversión concentrados en un mismo local. Miles de píxeles que te transportaban a aventuras espaciales y fantásticas. Me acerqué a mi máquina favorita y coloqué sobre ella una moneda para guardar turno mientras veía jugar a otras personas. En cuanto ‘Galaga’ quedó libre y me tocó jugar inserté la moneda y me puse a los mandos.
Dominaba ese juego, nadie podía superar mi record, allí donde todos ponían sus tres iniciales yo podía poner mi nombre entero (siempre pensé que debía haber alguna ventaja en tener un nombre tan corto). Pero en aquella ocasión ocurrió algo raro, algo que no debía suceder, en la pantalla negra estrellada donde debían estar las naves, en su lugar, aparecieron unas letras amarillas mayúsculas que decían DESPIERTA BOBA, NUNCA HAS VIVIDO EN LOS 80
Y es verdad, no he disfrutado de la época dorada de los videojuegos. Para ser sincera el primer juego que tuve oportunidad de saborear fue el ‘Duckhunt’ en la NES de mis primos. Y desgraciadamente lo único que me queda es una Sega megadrive con varios juegos que guardo como oro en paño y de la que disfruto cuando los botones de los viejos mandos deciden darme un respiro.
Muchos de los que me estáis leyendo ni siquiera sabréis de qué consolas hablo y, con suerte, es posible que haya conseguido despertar vuestra curiosidad, muchos otros, sin embargo, habréis sido invadidos por una sensación de nostalgia al leer estas palabras. Si es así seguid leyendo esta recomendación que os traigo hoy.
Readyplayerone es un libro escrito por ErnestCline y publicado en 2011 que nos cuenta cómo es la vida en el año 2044 donde hay una crisis mundial ya que todos los problemas que afectan hoy en día a nuestro planeta, como son la contaminación, la falta de combustibles fósiles o las guerras se han visto agravados. Por suerte para la humanidad existe OASIS, una realidad virtual a la que todos escapan para evadirse y que ofrece una vida en la que puedes ser quien quieras.
El creador de esa maravilla es James Halliday, quien, al morir sin dejar herederos, decide ofrecer toda su fortuna y el control de OASIS a un usuario que sea capaz de encontrar el huevo de pascua que ha escondido en algún lugar de esta realidad simulada. Y dado que era un gran aficionado a todo lo relacionado con los 80 las pruebas que se han de superar para llegar hasta él requerirán un gran conocimiento del cine, la música y los videojuegos de esa época.
Tras cinco años en los que la búsqueda ha estado parada, el protagonista de la historia Wade Watts logra dar con la clave de la primera pista que le llevará a resolver la primera prueba, lo que despertará el interés del resto de los usuarios, así como los de la corporación IOI que tratará de hacer todo lo posible por ganar esta competición.
Desde el principio el libro nos ofrece tal cantidad de detalles, antecedentes y ambientación tan bien definidos que consigue meternos de lleno en la trama y hacernos querer a nosotros mismos encontrar el huevo hasta el punto de intentar resolver las pistas a la vez que el protagonista. Lleno de referencias que nos transportarán a aquellos maravillosos años y su gran cultura, ofrece una sesión remember a los que tuvieron la oportunidad de vivir esos años y una cantidad de cultura increíble a los que, como yo, estén interesados en saber más y más.
Como no quiero hacer spoilers sólo diré que personalmente lo he disfrutado de principio a fin y la única y pequeña pega que puedo ponerle es que utiliza algún que otro tecnicismo informático que a los menos geeks nos puede dejar un poco descolocados. Además los capítulos son bastante cortos lo cual es un punto a favor para los que, como a mí, no os guste dejarlos a medias, claro que… también es un punto en contra porque se hace más difícil parar al pensar venga, uno más, si total son diez páginas.
Espero haberos convencido para adentraros en una nueva distopía futurista (retrofuturista?) y los que no os animéis, siempre podéis esperar a que estrenen la película cuyo rodaje ya ha empezado y nada menos que a manos del mismísimo Steven Spielberg!!
Por @Polichineva