"Un café, cambia vidas" – psicología consciente



Considero justo reconocer la labor de personas que a diario nos cambian la vida con grandes acciones desinteresadas ;como un abrazo, una sonrisa o un hola en el ascensor; o aquellas que con una linda mirada, te generan un milagro en tu vida. Hoy voy a compartirles de un ser humano que con un café, me cambió la vida.

A diario cada uno de nosotros tiene una lucha con sí mismo sobre aspectos que nos hemos impuesto cambiar o mejorar, por nosotros o por alguien más (error #1), buscando sentirnos aprobados o pertenecer o cumpliendo con un estándar que nosotros mismos nos impusimos siendo jóvenes, basados en ideales casi siempre irreales de lo que es un ser humano exitoso.

La lucha es de yo con yo :no baje ese kilo de mas, no supere la meta de ventas, no compre, no viaje, no no no ect.

En repetidas ocasiones olvidamos ver las pequeñas cosas que SI logramos y que abonan el camino para que en el tiempo adecuado, y si es la voluntad de Dios (porque aveces no lo es y la cosa se demora mucho o nunca se da;y créame, no es que El sea malo, castigador o vengativo, todo lo contrario; nos protege de nuestras burradas porque nos ama), entonces, conseguiremos las anheladas metas. Esos pequeños “YES!”, hay que celebrarlos.

Mi lucha comenzo el día que me levante, saque el pie de mi cama y al apoyarlo en el piso,tuve un dolor punzante que me generó un grito vacío, que permaneció con eco en mi mente por más de 3 años. Rápidamente mire al piso y comprobé que se me había zafado un tornillo.

Esa frase tan coloquial, hoy me resulta detestable, pues marcó una etapa de mi vida que agradezco, porque crecí inmensamente y me mostró el valor de muchos seres humanos a mi alrededor.

La enfermedades psiquiátricas son un tabú en muchas sociedades y en una como la nuestra, resultan ser foco de desprecio, símbolo de debilidad y en muchas ocasiones causa de abandono a ese familiar que sufre por un estado que no puede controlar.

Era yo la que perdió el tornillo, la que muchos comenzaron a despreciar, juzgar, a veces animar con frases devastadoras como “tu puedes, todo está en la mente” – ayy Señor!!!!!, no entiende que la loca de la casa es precisamente la mente!.

Sin embargo, cuando mi energía vital estaba a punto de evaporarse por completo, y la ilusión de vivir era inexistente, apoyada en constantes voces que me hablaban de cómo estaría mejor muerta ; y el diablo puerco usando palabras destructivas y llenando de autoconmiseracion mi vida, cuando daba todo por perdido, alguien le recomendo a mi entonces esposo, que me llevara con una persona experta en café que para otros había sido de gran ayuda.

Con mucho escepticismo y por supuesto con la vergüenza/tabú que acompaña a este tipo de enfermedades, fui a conocerla.

Me citaron en un apartamento del norte de Bogotá; lo que ya resultaba bastante extraño, aparte que no era psiquiatra sino “experta en café”. Llegamos cumplidos y abre la puerta una mujer con una sonrisa de oreja a oreja, y un “bienvenidos” en un tono de voz inolvidable.

Su outfit era bastante simpatico;muy chic con accesorios combinados, peinada y ligeramente maquillada, y con unos inconfundibles tenis verde menta. Todo en ella me relajo con solo verla. Tiene una empatia magnética!



Nuestra primera cita fue la “no cita”, nunca hablamos de lo que me pasaba en los 40 minutos que estuvimos allí los 3. Paso de mostrarnos su nueva máquina de café con pods, hasta la colección de pocillos ,pasando por todos los postres que hacen maridaje con cada tipo de café y comentando a que saben cada uno y las sensaciones que generan. Me olvide el porque de mi presencia allí y converse tranquilamente como no lo hacía en el último año y medio. En los últimos 5 minutos me dijo: “yo trabajo ayudando a cambiar conductas y me gusta reforzar las cosas positivas de las personas, sé que te diagnosticaron con depresión y ansiedad y estás medicada, pero podemos y debemos trabajar en recuperate a ti para que puedas volver a vivir, te espero en 2 días. ”

Así comencé una cata de café cada dos días por los siguientes 6 meses. Cada encuentro a tomar café me alejaba más de mi diagnóstico y me acercaba más a la Paula auténtica.

Como todo paciente en tratamiento intensivo, tenia semanas muy buenas y depronto recaía ; pero ella permanecía incondicional y perseverante en sus palabras de afirmación y retandome a encontrar a un nuevo ser humano en mi.

Un día, cuando creía que estaba llegando a la cima y saliendo del hoyo negro, 7 demonios se posaron frente a mí para comenzar a pisar mis nudillos y soltar uno a uno mis dedos, mientras disfrutaban verme caer. Diana se asomó en ese aviso y me dijo :”¿quieres un café?”

Esa frase me sacó de los pensamientos de muerte que me asechaban y ella se sentó frente a mí mientras disfrutaba de su café y yo vomitaba verborrea durante más de una hora; expulsando todo lo que había callado durante años. El dolor era intenso, inmenso, Insoportable…..

Depronto, mientras ponía suavemente la tasa sobre la mesa y apoyaba sus codos allí, me miró fijamente y me dijo: “yo hoy te puedo decir que ya no tienes nada, que siempre tendrás sentimientos, angustias y retos, pero ya no eres la mujer pequeña, apocada y desastrosa que conocí. Cambiaste, te encontraste y seguirás conociéndote y descubriendote . Nunca más permitas que las palabras de otras personas se conviertan en un eje, tu de por sí eres tú propio eje; y a muchas personas les molesta, verte fuerte y capaz, por eso se encargaron de hacerte sentir culpable. No más Paula, no hay culpa de tu parte en las desiciones conscientes de otras personas, cada uno escoge como quiere vivir y tu decidiste vivir, si los demás les molesta, no lo notan y quieren quedarse con los recuerdos de la mujer que pasó por un evento de stress post-traumatico que la condicionó a vivir la enfermedad psiquiatrica para justificar sus acciones, tendrán que verte crecer, triunfar y luego ellos callaran con la vergüenza de haberte descartado por una enfermedad de la que nadie está excento . Ahora limpiate la cara y tomate el café que se va a enfriar”.



Su tono de voz era suave, cadencioso, pero cada palabra fue plomo a mis pies.

Ese café, esas palabras, esa tarde, algo cambió en mi, algo se despertó en mi y se hizo consciente mi capacidad de renacer. Dios me susurró a través de Ella, que la resiliencia es mi super poder.

Hoy honro a mi psicóloga por ser una mujer dedicada, consciente de su labor,profesional, integra, ética, perseverante, luchadora, amorosa con cada uno de sus amigos de café, una mamá alcahueta, una esposa de fe, una valiente que me inspira a diario a ser consciente de mis capacidades y explotarlas al máximo.

Si hoy tu te sientes deprimido, angustiado con o sin diagnóstico te invito a consultar a tu medíco general, psicólogo o psiquiatra pensando que es igual que visitar un odontologo por tener dolor de muela.De hecho creo que todos deberíamos conversar regularmente con un psicólogo. Esa terapia nos da la libertad de decir nuestros verdaderos sentimientos frente a las personas o situaciones en nuestra vida y es la oportunidad para hacer cambios positivos y duraderos en nuestra forma de vivir y pensar.



@PSICOLOGADIANABECERRA en instagram

Fuente: este post proviene de Blog de Amoramano, donde puedes consultar el contenido original.
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