Creo que en esos momentos es cuando pone el automático y asiente tranquilamente respondiendo "que sí, tía". Le falta decirme "que ya lo sé". Porque sé que lo que le continúa es "y voy a seguir haciendo lo que me dé la gana".
Tengo un corazón loco que no atiende, que sólo sigue sus propios impulsos y vive inocentemente tirando de mi sin ningún tipo de acuerdo. Y yo le sigo, y luego nos sentamos a llorar abrazados viendo como nos apalean una y otra vez. Porque nos va lo sado. Por si, como la lotería, nos toca algún día.