Psicoanálisis de los cuentos de hadas de Bruno Bettelheim
Es un libro bastante antiguo (1986) en el que el autor nos muestra la utilidad que tienen los cuentos clásicos, mal llamados cuentos de hadas, para la formación moral e intelectual de los niños.
Según el libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas el papel de la literatura infantil debe ser enriquecer, aportar algo a la vida del lector, algo más que entretenimiento o normas gramaticales.
Por esto aplica el modelo psicoanalista, que algunos consideran anticuado y obsoleto, a los cuentos de hadas para analizar su aportación al consciente, preconsciente e inconsciente de los lectores.
Segúb nos curnta, los cuentos de hadas gustan a los peques por tres motivos básicos:
Hablan un lenguaje que los niños pueden comprender de forma emocional, hablan a su inconsciente.
Aprovechan su visión animista: dan vida a seres inanimados como el viento, los animales, las plantas o los objetos que tienen voz e interaccionan con los protagonistas de los cuentos.
Permite a los niños identificarse con personajes de distinto sexo, edad e incluso especie (hada, gigante, gnomo)
Al hablar al inconsciente de los niños les enfrentan a conflictos existenciales.
Esto último hace que a muchos padres les asuste o repela un poco contar la historia tal cual es y busquemos (me incluyo) versiones más suaves arriesgándonos a perder el encanto de los cuentos.
Pero la realidad no es siempre agradable y esto es negarles a los niños una visión de la naturaleza agresiva de la vida y por tanto evadirlos de la realidad.
Yo lo admito. Cuando escribo cuentos clásicos para mis recursos siempre intento adaptarlos para que haya cuanto menos sufrimiento mejor.
Siempre he pensado que no hay necesidad de enfrentar a los niños con sensaciones quizá demasiado enormes para ellos como la muerte o el fracaso.
Por ejemplo en los recursos para trabajar el color rojo mediante el cuento de Caperucita Roja, varié el cuento para que la abuelita no fuera devorada, ni el lobo rajado de arriba a abajo.
Es curioso viniendo de alguien como yo, que ha aprendido a base de sufrir y cometer errores, querer evitar o negar a los niños estos sentimientos, quizá pensando en que son incapaces de gestionarlos y podría afectarles negativamente.
Aún así endulzo los cuentos cuando van dirigidos a niños que no son los míos básicamente porque no soy su madre y no quiero traumatizar a nadie.
En casa somos bastante menos edulcorados y los niños han visto películas de todos los géneros y leído cuentos que a otros niños les resultarían grotescos. Incluso tienen un concepto hermoso y natural de lo que es la muerte.
Disponemos de una colección muy chula de cuentos populares españoles editados por Jose Maria Guelbenzu y cuyo contenido tiene partes muy agresivas, como cuando en El hombre del saco, se apalea al perro y al gato que están en el saco y estos enfurecidos atacan al hombre en cuanto pueden mordiéndole hasta matarle.
En el libro de Bruno Bettelheim se parte de un aspecto muy importante y básico: las mentes de los niños no funcionan como las de los adultos.
Tras nuestra manera de ser y de pensar adulta hay un largo proceso de comprensión que hemos obtenido a través de la experiencia y el paso de los años.
Tras leerlo realmente me planteo estas preguntas pues le dan un potencial a la mente infantil qué no se hasta qué punto es real o hipotético. Y no es que dude del potencial infantil:
¿y si los niños no interpretan literalmente los cuentos clásicos, sino de forma inconsciente?
¿y si interiorizan esos actos de violencia que aparecen en los cuentos como conflictos que surgen en su interior?
Con estas versiones más light les estamos dando a los niños todo el trabajo hecho, les decimos exactamente qué aprendizaje deben obtener del cuento y se pierde toda la carga de aprendizaje moral que tienen estos tipos de cuentos.
Entiendo y apoyo que se versione por ejemplo la fábula original “Caperucita Roja” de Perrault, que viene a prevenir a las muchachas de que han de desconfiar del primero que las diga que se acueste con ellas. Porque si, en la versión original de Caperucita ella se desnuda y se acuesta con el lobo. Luego el lobo se la come, véase esto como una metáfora del sexo. Dí esta versión en bachillerato en la clase de francés y con 16 años, inocente de mí, me impactó.
Es un poco fuerte según se enfoque.
Según la interpretación del libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas sobre el mismo relato de los hermanos Grimm, Caperucita representa la lucha de todo niño entre el principio de realidad y el del placer.
La niña va centrada a cumplir con su objetivo sin apartarse del camino hasta que el lobo le tienta proponiéndole disfrutar del placer de las cosas que la rodean: flores, pájaros, viento… Entonces debe decidir entre hacer aquello que le han dicho que es correcto o lo que ella considera correcto.
Este tipo de cuentos presenta siempre un conflicto o una dificultad a la que se enfrentan los protagonistas. Puede que no las superen pero lo intentan siempre.
En cuanto a los personajes son buenos o son malos, no hay medias tintas y esto hace trabajar la mente de los niños para reconocer en cada personaje características suyas (feo, guapo, tonto, listo…) y así elegir qué tipo de persona quiere ser.
Al leer estos cuentos un niño obtendrá diferentes significados de la misma historia según sus necesidades e intereses en el momento de la lectura.
Las interpretaciones que hacen en el libro de cada cuento dan bastante miedo en la época en la que vivimos porque nos demuestra que algo que creemos inocente como un cuento puede tener tras de sí, como sucede con la Caperucita, connotaciones sexuales muy potentes .
Pero es ahí donde reside la magia de los cuentos de hadas, ya que la sexualidad es un conflicto al que nuestros hijos tarde o temprano deberán enfrentarse. Con este tipo de cuentos se pretende ayudar al manejo de las emociones más complejas.
No describir el mundo tal y como es ni enseñar el modo correcto de comportarse sino más bien que cada cuál encuentra en el cuento sus propias soluciones.
Se puede seguir viviendo tranquilamente sin pensar tan profundamente en qué aporta o deja de aportar un cuento de hadas a tu hijo.
Es más, si el contenido de este libro no te convence del todo siempre puedes quedarte con que los cuentos clásicos alimentan la imaginación y estimulan la fantasía, muy importante para el desarrollo de nuestros hijos e hijas.
Personalmente aunque no me ha convencido del todo, me ha ayudado a profundizar en este método de mi amigo Freud, con el que nunca he estado en consonancia desde que le estudié por primera vez.
Me ha gustado encontrar tantas curiosidades sobre este tipo de cuentos y aunque el psicoanálisis ya no tiene tanta fuerza como método sino más bien como base para métodos más elaborados, el contenido del libro y la visión que aporta me resulta fascinante.
Si con lo que te he contado te parece tan genial como a mí a pesar de no convencerme en muchos aspectos, te dejo aquí el enlace para que lo hagas tuyo y podamos comentarlo.
La entrada Psiocoanálisis de los cuentos de hadas aparece primero en El Balance Positivo.