Ayer tuve la suerte de que me invitaran, junto con el resto de mis compañeros de guión, al preestreno de su primera película, A cambio de nada. Fue en los Cines Van Dyck, que solo conoceréis si sois de Salamanca o de León (Cines Van Gogh), con la colaboración del periódico local La gaceta y Warner Bros. La sala estaba llenísima (ay, lo que nos gusta el cine gratis...) porque habían regalado las entradas con el diario, y a nosotros por ser del máster (Cosas buenas tenía que tener).
Yo no sabía mucho de la peli, no sabía lo que iba a ver, y me sorprendió mucho. La película es autobiográfica y realista, y trata sobre la vida de Darío (Que sería Daniel) cuando decide fugarse de casa porque no quiere ir al juicio del divorcio de sus padres. A raíz de eso se convierte en un ladrón con la ayuda de su mejor amigo, Luismi, conoce a una abuelita adorable y se juega la vida por ayudar a quien le ha ayudado. A mí la verdad que no me gustan las películas realistas porque no voy al cine a ver lo mismo que veo en la calle todos los días, pero reconozco que me gustó y me recordó a la de Barrio y Los 400 golpes.
Os voy a contar una cosa que no sé si sabéis... ¡En los preestrenos no se puede comer palomitas! Y supongo que ya os imagináis cómo lo descubrimos... Pues sí, después de habernos comprado el menú de palomitas y refresco. Se nos acercó el dueño de Cines Van Dyck y nos informó educadamente, dejándonos entrar con la comida porque ya la habíamos comprado y no lo sabíamos (jiji). Yo solo había ido a un preestreno antes, el de Perdiendo el norte.
Pero eso no fue lo mejor, ¡Daniel Guzmán estaba allí! Antes de la proyección dio un pequeñito discurso, explicando que había tardado 10 años en levantar el proyecto y que le había costado mucho. Ahora era el turno de pasársela al espectador. Fue la segunda vez que se proyectaba la cinta, y la primera vez fue en el Festival de Cine de Málaga, donde se llevó un premio. Después de verla, tuvimos un coloquio con él y el público pudo hacerle preguntas.
Yo no pregunté nada porque la única pregunta que tenía en mente ya se la habían hecho y era saber cuánto de autobiográfico tenía la historia. Me sorprendió muchísimo porque jamás pensé que él hubiera vivido todo aquello. Claro que muchas de las partes son cosa de ficción y de la magia del cine.
Nos contó una cosa muy graciosa. Él y su amigo Luismi tenían perros, y el perrito de Luismi siempre quería zumbarse a la perrita de Daniel, y él quería plasmar eso en la película. Es muy complicado trabajar con animales en el cine, así que les preguntó a los actores si tenían perros y, ¡sí! un perrito y una perrita, justo como sucedió, así que utilizaron sus propias mascotas para rodar y fue maravilloso. Si no hubiesen sido sus verdaderos dueños no habría conseguido ciertas reacciones que veréis en la película cuando se estrene.
Antes de irnos de la sala pudimos hacernos una foto con él (yo soy la de su derecha). Es muy agradable.
Así que, recordad, A cambio de nada, dirigida y escrita por Daniel Guzmán, el 8 de mayo en cines. ¡Merece la pena!