Para precipicios, el que salta el río Nervión al poco de nacer: un pared de entre 220 y 300 metros -depende a quién preguntes-. En cualquier caso, una de las cascadas más altas de la Península y una de las más bellas. El problema es que solo puede contemplarse cuando llueve con ganas o deshiela. En verano su cauce aparece completamente seco aunque el paredón con el que se cierra el valle de Délica sigua siendo igual de impresionante.
La mejor forma de disfrutar de este espectáculo es hacerlo a través de los caminos que discurren por el interior del espacio natural de Monte Santiago, al norte de la provincia de Burgos justo en el límite con Álava. El acceso se realiza por la carretera que parte de Berberana hacia el puerto de Orduña. Si no hace mal día, una forma de aprovechar la visita a este espacio natural consiste en recorrer el llamado sendero de los Miradores de Monte Santiago. Tiene unos 6,6 kilómetros de recorrido y puede hacerse en unas dos horas. El paseo parte de la Casa del Monumento Natural y, tras recalar en el Mirador de Esquina Rubén, lleva hasta el Mirador del Salto, un balcón instalado al borde del precipicio que ofrece una vista de vértigo de este potente espectáculo natural. Lo mejor para asegurarse de que el salto va cargado de agua es ponerse en contacto con la Casa del Monumento Natural (tel. 947 35 16 22; móvil 661 11 09 21).
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