TERRITORIO VETÓN
Nos dirigimos hacia el oeste salmantino para explorar la propuesta turística conocida como “Territorio Vetón”. En concreto, nos acercamos hasta el castro celtíbero de Yecla la Vieja, junto a la localidad de Yecla de Yeltes y explicamos cómo realizar la visita y qué es lo que podemos ver. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa “Aquí en la Onda” de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: SIEMPREDEPASO.ES: http://www.siempredepaso.es/viaje-a-los-castros-prehistoricos-del-oeste-salmantino/
El yacimiento de Yecla de Yeltes destaca tanto por sus dimensiones como por la contundencia de sus murallas, su estructura o la abundancia de grabados que todavía se descubren en muchas de sus piedras.
Pero, desde luego, lo primero que llama la atención cuando uno se acerca a él es comprobar ya desde lejos su impresionante cinturón defensivo, la muralla, que abraza el espacio en el que los vetones decidieron ubicar, 500 años a.C., una de sus poblaciones. Unas murallas que llegaron a tener en algunos puntos 5 metros de altura y hasta 14 metros de anchura.
Entre los atractivos que presenta su visita están, por una parte, la colección de dibujos grabados que se ven a simple vista en algunas de las piedras que forman la muralla, más de un centenar dicen -aunque descubrirlos no es fácil y depende mucho de cómo les dé la luz natural-.
Petroglifos en las murallas del castro vetón de Yecla La Vieja. Salamanca. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Otra de las cosas que nos va a llamar la atención al acercarnos a la entrada del recinto defensivo es el campo de piedras hincadas que antecede el arranque de las murallas. Un campo de piedras hincadas es una franja de terreno sembrada de rocas afiladas apuntando al cielo y muy juntas unas de otras, de manera que es imposible pisar entre ellas y se impedía así que hombres y caballos pudieran maniobrar cerca de las murallas mientras desde ellas los defensores les repelían con mucha facilidad.
La visita podemos comenzarla dando un rodeo completo por el exterior de las murallas mientras, por ejemplo, intentamos descubrir alguno de los grabados de los que hemos hablado antes.
Entre las cosas que vamos a poder ir viendo está, por ejemplo, el lugar donde situaron la necrópolis, un cementerio tardorromano, que encontramos un poco alejado de las murallas y protegido por una pirámide de cristal, en cuyos paneles vamos a leer cosas acerca de los rituales funerarios vetones y romanos.
Si continuamos rodeando las murallas vamos a ir localizando dónde estaban las otras puertas que daban a acceso al recinto o, por ejemplo, restos del poblado que se levantó aquí en la Edad Media. Hay que recordar que este lugar estuvo habitado durante muchos siglos, desde tiempos prehistóricos hasta la Edad Media.
Un poco más adelante, a la altura de otra de las puertas del castro, arranca una senda que lleva en unos 100 metros hasta un conjunto de grabados en el que se mezclan motivos vetones con una inscripción medieval que alude a los Siete Infantes de Lara. En otro punto del recorrido nos vamos a encontrar otra senda, que se aleja también un poco de las murallas, para bajar hasta el arroyo Varlaña, que rodea el castro, y ver un viejo molino tradicional.
Una vez que completemos el rodeo a la muralla, nos podemos dedicar a explorar el interior que aparece presidido por la ermita de la Virgen del Castillo.
El castro está acondicionado con paneles interpretativos, se visita por libre pero, dado que la visita se realiza por las sendas que rodean el castro, lo que sí que es recomendable es acudir con buen calzado de montaña.
DÓNDE DORMIR
¿Te apetece un hotel o una casa rural en esta zona? Utiliza el buscador de ofertas. ¡SUERTE!
Booking.com